El Yunque existe, no es una fantasía política ni una colección de leyendas negras del catolicismo decimonónico. Desde su origen, los miembros del Yunque guardan una vocación supremacista. Han ideologizado la fe para justificar una cruzada político-religiosa tendiente a conquistar el poder.
Desde los cincuenta, el Yunque se ha venido conformando como una organización acechante de la democracia, contraria a la diversidad y a los derechos humanos. Es una sociedad secreta, de raíces paramilitares y con rasgos conspirativos.
WikiLeaks, fundada por Julian Assange, filtró 17 mil piezas compuestas de documentos, correos electrónicos y testimonios de la organización ultraderechista española Hazte Oír, cuyo origen es precisamente el Yunque mexicano.
Conviene no tomarnos a la ligera a la ultraderecha ni mucho menos menospreciar al Yunque o al ruidoso Frena. El Yunque fue fundado en 1951 por Ramón Plata Moreno en la ciudad de Puebla. Éste buscó conformar un grupo similar a los Tecos de Guadalajara.
Sus orígenes se remontan al revanchismo post-cristero y nació en plena Guerra Fría, con todo lo que implica el estilo de la época, es decir: conspiraciones, hermetismos y clandestinidades.
El Yunque, desde que nació, ha tenido una política de infiltración bajo la consigna de posicionarse ante el poder.
En Puebla se nutrió de estudiantes de clase acomodada en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla. El rechazo a la Revolución Cubana fue un revulsivo que potencializó su expansión.
El Yunque se cohesionó más por el odio al comunismo que por el apego a los principios cristianos.
Guarda una serie de características ideológicas: es antisemita, anticomunista, antiliberal, antimasón y yo agregaría anticristiano. El Yunque forma su propia estructura eclesial paralela bajo una didáctica propia de las cruzadas medievales.
Reinventa el concepto de la Guerra Justa para fundamentar en nombre de Dios sus actos vandálicos y violentos. Sus prácticas paramilitares son justificadas por una torcida concepción teológica de la guerra lícita.
¿Por qué el nombre del Yunque? No les bastó citar a Mateo 16: “Eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia”. El nombre del Yunque viene de ese bloque de hierro durísimo sobre el que se trabajan los metales al rojo vivo, golpeándolos con un martillo. La roca es débil, mientras que el yunque es una herramienta de macizo metal que se usa como soporte para forjar otros metales.
¿Por qué el secretismo? El Yunque sustenta su estructura orgánica en células independientes similares a corporaciones de inteligencia en tiempos de guerra o a grupos terroristas.
Cada célula desconoce la existencia y composición de otras células. A sus integrantes les es negado evidenciar sus vínculos en público. Salvo excepciones, actúan como si no se conociesen.
La organización pretende hacerse del poder a través de la infiltración política para transformar el régimen existente. Imponer una sociedad bajo los principios de la religión católica.
Así, pretende instaurar el Reino de Dios en la Tierra. Ambiciona establecer un orden social cristiano desde una delirante y rígida militancia con el propósito de construir una sociedad regida por los tradicionales valores cristianos.
¿Teocracia rancia o un islamismo católico? El sociólogo francés Émile Poulat denominó las posturas tipo Yunque como catolicismo social, integral e intransigente; es decir, una apuesta histórica totalizante que no se negocia, cuyas raíces se remiten al tajante rechazo de los valores y sistemas sociales construidos por la modernidad.
¿Dicho modelo yunquista es verdaderamente cristiano? La estrategia de la infiltración comenzó entre las universidades del país y en la Iglesia católica. En los setenta penetraron estructuras empresariales, como la Concamin y la Coparmex.
Altamente redituable ha sido el asalto a los partidos políticos, en especial el PAN. El Yunque obtuvo poder político insospechado. En el PAN formaron un bloque político competitivo cuya gravitación ha sido notoria.
En la alternancia de Vicente Fox en el 2000, la sociedad secreta yunquista realizó una nueva invasión: abarrotó espacios de poder y de la burocracia estatal en varias entidades.
Hoy el Yunque, además de los sectores señalados, ha invadido o creado diversas organizaciones de la sociedad civil. Toda la constelación ProVida y Profamilia, además de diversas fachadas, para atajar demandas sociales.
Desde el gobierno de Felipe Calderón acecha su presencia en los medios de comunicación.
La vocación internacional del Yunque fue una impronta desde su nacimiento. En los sesenta tuvo vínculos con la temible Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, la Familia y la Propiedad (TFP), que pretendía revertir la decadencia espiritual de la civilización cristiana occidental.
Emprendió campañas contra el marxismo y la Teología de la Liberación en países latinoamericanos, como Chile, Argentina y Brasil, acusando al clero de haber sido sometido.
Simpatizó y aplaudió los golpes militares en Sudamérica. Estableció vínculos con la Tripe A (AAA) Argentina, una estructura paramilitar de exterminio subversivo.
Los grupos religiosos ultraconservadores han sido sus aliados naturales, como Sodalicio en Perú, ahora enjuiciado por abusos psicológicos y sexuales perpetrados a menores por sus dirigentes, en especial por su fundador, el siniestro Luis Fernando Figari.
WikiLeaks, asociada con cuatro medios, ofrece a la opinión pública valiosa información sobre los códigos de conspiración, alianzas, recaudación de fondos, capacitación de cuadros y diversas intrigas operadas por organizaciones de ultraderecha con asiento originario en el Yunque de México y España, con ramificaciones e incidencia política en 50 países.
Es claro que el objetivo de WikiLeaks es balconear el ascenso de la ultraderecha española aglutinada en el partido Vox.
Las revelaciones de WikiLeaks nos obligan a repensar con rigor a la ultraderecha, no sólo en su vertiente local, vinculada con un viejo catolicismo anticomunista, sino a los grandes movimientos políticos y culturales que se están dando en Occidente.
México no es una isla. La extrema derecha es una corriente política e ideológica que gana terreno y se ha extendido, particularmente en Occidente. El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos no fue un accidente.
En Europa, la ultraderecha tiene repercusiones en el ámbito electoral. El florecimiento ultraderechista es populista, nacionalista, antiminorías, xenófobo, patriarcal, particularmente antiislámico y con rasgos fascistas.
Y en América Latina está predominando el fundamentalismo evangélico.
¿Hay revelaciones novedosas sobre el Yunque? No muchas, pero sí es un llamado a tomarnos en serio el ascenso de la ultraderecha.