Las elecciones del 2 de junio marcaron un hito en la historia política del país. Con una participación del 60% y una jornada electoral que transcurrió en paz, excepto por incidentes en Puebla y Querétaro, los mexicanos demostramos nuestro compromiso con la democracia.
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El resultado fue claro: Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición Morena-PT-PV, se convirtió en la primera presidenta de México, obteniendo un 58% de los votos, según el conteo rápido y el programa de resultados electorales preliminares (PREP).
La victoria de Sheinbaum es histórica y simbólica en muchos aspectos. No solo es la primera mujer en alcanzar la presidencia de México, sino que su triunfo también representa la consolidación del proyecto de la Cuarta Transformación iniciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. El reconocimiento de la derrota por parte de Xóchitl Gálvez (28%) y Jorge Álvarez Máynez (10%) muestra una madurez política que es fundamental para el avance democrático del país.
Los resultados también revelaron una importante reconfiguración en el Congreso de la Unión. La coalición Morena-PT-Partido Verde alcanzó dos tercios en ambas cámaras, lo que les otorga una posición de poder significativa para impulsar su agenda legislativa. El PREP, indicó que Morena ganó las elecciones para senador en casi todo el país, con excepciones en Aguascalientes y Querétaro (ganadas por PAN-PRI-PRD), y en San Luis Potosí, donde en solitario, triunfó el Partido Verde. En los 300 distritos electorales federales de mayoría, con el PREP, Morena y sus aliados mostraron una sólida ventaja. En su conjunto, la oposición no ganó cincuenta distritos electorales federales.
Los resultados en las elecciones estatales y municipales también fueron notables. Clara Brugada ganó la jefatura de gobierno de la Ciudad de México con el 51% de los votos, manteniendo así la capital bajo el control de Morena. Además, Morena, PT y PV ganaron nueve de las 16 alcaldías y la mayoría en el Congreso capitalino.
En Chiapas, Eduardo Ramírez de Morena se impuso con un aplastante 77% de los votos. En Guanajuato, Libia García de la coalición PAN-PRI-PRD ganó con el 51%, mostrando que aún hay bastiones fuertes para la oposición. Pablo Lemus de Movimiento Ciudadano triunfó en Jalisco con el 42% de los sufragios, mientras que Margarita González de Morena, PT, PV, PANAL, PES y MAS ganó Morelos con el 48% de los votos.
En Puebla, Alejandro Armenta de Morena, PT, PV, PANAL y Fuerza por México, obtuvo el 56% de los votos, y Javier May, también de Morena, PT y PV, ganó en Tabasco con un impresionante 80%. En Yucatán, Joaquín Jesús Díaz Mena de Morena, PT y PV, ganó con el 50% de los votos, arrebatando este estado al PAN.
La jornada electoral fue notablemente pacífica, contrariamente a los malos presagios y las campañas negras de la oposición. Los hechos aislados que ocurrieron están siendo investigados, pero en general, la elección se desarrolló sin mayores contratiempos. Este resultado no solo refuerza la confianza en el proceso democrático, sino que también desacredita a empresas como México Elige y Massive Caller, cuya falta de precisión en sus predicciones ha llevado a una pérdida de credibilidad significativa. Es crucial que el Instituto Nacional Electoral (INE) evite cualquier contratación futura con estas empresas y recomiende a los partidos políticos que no las utilicen.
El liderazgo y la estrategia del presidente López Obrador de adelantar el proceso electoral, el desempeño de Claudia Sheinbaum como candidata, la unidad prevaleciente en la coalición Morena-PT-PV y la existencia del movimiento de regeneración nacional, fueron factores determinantes para este triunfo. La confianza de un sector muy importante de la sociedad en el proyecto de la Cuarta Transformación fue esencial para lograr estos resultados. La victoria de Sheinbaum y de Morena en múltiples frentes indica una continuidad del proyecto de cambio estructural y social que ha sido la bandera del actual gobierno.
En su discurso de victoria, Claudia Sheinbaum destacó la importancia de sumar y construir juntos un proyecto compartido, sin eliminar o disimular diferencias. Esta postura es fundamental para garantizar una transición pacífica y una gobernabilidad efectiva. Es igualmente notable el reconocimiento de Xóchitl Gálvez a la victoria de Sheinbaum, un gesto que refleja grandeza en la derrota y un compromiso con la democracia.
La humildad en la victoria y la grandeza en la derrota son valores que deben prevalecer en cualquier sistema democrático. En una democracia, nadie pierde todo ni gana todo, y el reconocimiento mutuo es esencial para el progreso colectivo.
Las elecciones del 2 de junio no solo marcaron un cambio de liderazgo, sino que también representaron una reafirmación de la voluntad popular y del compromiso con la democracia. Con Claudia Sheinbaum al frente, México entra en una nueva era que promete continuar con las reformas y transformaciones iniciadas por el presidente López Obrador. La unidad dentro de la coalición gobernante y el apoyo popular serán cruciales para enfrentar los desafíos futuros y construir un México más justo y equitativo.
La jornada electoral ha demostrado que, a pesar de las adversidades y los intentos de deslegitimación, la democracia mexicana sigue siendo robusta y vibrante. El camino hacia adelante está lleno de retos, pero también de oportunidades para consolidar un país que realmente refleje los valores y aspiraciones de su pueblo. Con un liderazgo fuerte y una visión clara, México puede avanzar hacia un futuro de prosperidad y justicia social. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
@onelortiz
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