El 27 de octubre se celebran las elecciones presidenciales y parlamentarias de la nación charrúa –con voto obligatorio para un universo electoral de dos millones 776 mil votantes–.
El triunfo será para aquel candidato presidencial que alcance el 50% más uno de los votos. Si esto no se logra se va a una segunda vuelta para el domingo 24 de noviembre, entre los dos candidatos más votados, que seguramente serán Yamandú Orsi del Frente Amplio (FA) y Álvaro Delgado de la coalición derechista Multicolor. El ballotage es posiblemente el camino por seguir tras el 27 de octubre, en vista de la diferencia, que, si bien es apreciable entre Orsi y Delgado, resulta difícil que Orsi alcance el 50% más 1 en la primera vuelta, vista la atomización de alternativas: 11 candidatos y sus respectivas vicepresidencias (1). En lo legislativo, la elección conjunta permitirá elegir 30 senadores y 99 diputados.
En ese marco, el sostenido crecimiento en los niveles de adhesión al candidato del FA, Yamandú Orsi, perteneciente al Movimiento de Participación Popular (MPP) del ex presidente José Mujica y que es uno de los partidos que conforma el FA -opositor al actual gobierno derechista uruguayo-, es un indicador muy potente de la exigencia de cambio y transformaciones en la vida cotidiana del pueblo uruguayo. La posibilidad mayormente vislumbrada, es que el FA vuelva al gobierno y puedan repetir un ciclo de gobierno que tuvo tres lustros de administraciones y que tendrá un camino transformador ineludible…
Concepto de cambio, que, aunque deslustrado permanentemente, se requiere con urgencia en Uruguay. Esto, porque bajo la administración del actual mandatario derechista, Luis Lacalle Pou, no se ha dado cumplimiento a las promesas de desarrollo prometidas por su administración. No es extraña esta realidad en nuestra Latinoamérica, donde aquello que es parte de los programas de gobierno suele quedar sumergido en los escritorios. Ya sea bajo la forma de proyectos de ley, tentativas de avance en reformas, pero, finalmente, terminan frustrando las aspiraciones de la ciudadanía. Con ello vuelven a resurgir las exigencias de nuevos vientos, como también otorgar nuevas oportunidades a aquellos sectores que habían sido desbancados del poder, como es el caso del Frente Amplio.
Insuficiencias políticas que, más allá del crónico uso del concepto de mutación -y no terminar haciendo aquello del cual se hacen votos de cumplimiento-, la población uruguaya exige una modificación del paisaje político, económico y social del país. El avanzar en materias de respeto a sus derechos a la educación, el financiamiento de la salud pública en niveles que den garantías de acceso y oportunidad en esta área, sentidas muy profundamente por aquellos que no poseen los medios suficientes para acceder a prestaciones privadas y que requieren la protección del Estado. Más y mejores empleos, como condición de mejoramiento de vida.
Las últimas encuestas sitúan a Yamandú Orsi por encima del candidato del Partido Nacional, el derechista Álvaro Delgado -más de cinco puntos en promedio-. En general, el análisis de las distintas cifras manejadas por las empresas consultoras, permiten situar los números de la siguiente manera de acuerdo a la mirada de este analista: Ante la interrogante a qué partido o candidato votarían –en fechas signadas en la última semana de septiembre– el 43% votaría por Orsi, el 21% por el Partido Nacional, el 15% por el Partido Colorado, 3% por Cabildo Abierto (conservador), un 1% por el Partido Independiente (socialdemócrata), misma cifra para Identidad Soberana (un partido de extrema derecha) y Unidad Popular (partido más a la izquierda del Frente Amplio). Además de un 5% de votos en blanco y un 10% de indecisos.
Como aporte a la información entregada en este artículo, tengamos presente que en estas elecciones tenemos –como parte de una tendencia mundial- la presencia de grupos ultraderechistas situados más al extremo de la derecha clásica, que en el caso de Uruguay están vinculados a militares retirados y civiles que fueron parte de la última dictadura militar uruguaya (1973-1985) y que se expresan, fundamentalmente, en el llamado partido Cabildo Abierto –hoy, sin ninguna posibilidad de triunfo, pero que representa la irrupción de este tipo de movimientos antidemocráticos que aprovechan el sistema-. El líder de Cabildo Abierto es el ex general y ex comandante en jefe del Ejército, Guido Manini, criticado por declaraciones de negacionismo respecto a los crímenes de lesa humanidad en la guerra sucia contra el pueblo uruguayo bajo la dictadura civil-militar y generar una línea destinada al olvido.
Cabildo Abierto está adscrita a la denominada Unión de Organizaciones Democráticas de América –UnoAmérica– (2) cuyo financiamiento proviene, principalmente, de entidades estadounidenses ligadas al mundo republicano y grupos sionistas. Paradoja evidente haber sido parte de dictaduras, pero denominarse democráticos. Una línea no ajena a lo que el propio gobierno de Lacalle Pou ha sido en materia de estrecha alianza con Washington en materia de posicionamiento regional y global. El “gran logro” del mandatario uruguayo ha sido la integración comercial con Estados Unidos. Claramente en camino contrario al Sur Global que avanza hacia ideas y prácticas de multilateralidad. Uruguay, a contrapelo, estrecha lazos con el poder hegemónico.
Se expresa en la opinión ciudadana un cansancio frente a la inacción y clara ineficiencia en resolver los problemas del país por parte de Lacalle Pou, y ello explica la esperanza puesta –en el ámbito de los indicadores de adhesión para las próximas elecciones– a favor de Yamandú Orsi y el crecimiento de su popularidad que acrecienta la esperanza de triunfo. El programa de este profesor nacido en el departamento de Canelones –uno de los 19 departamentos que conforman la República Oriental del Uruguay– contiene proposiciones constructivas y novedosas en materia de ir resolviendo problemas de nivel de vida de la sociedad del país de la banda oriental.
Los ejes primordiales que abarca el programa de Orsi son, fundamentalmente: planes en el ámbito económico, social y de seguridad, que requieren medidas potentes, para así resolver esas necesidades, unido al necesario financiamiento de la sanidad pública, educación e incrementos salariales que permitan nivelar la caída en el poder adquisitivo de la población uruguaya. Se habla de ampliar el personal técnico y profesional en escuelas, hospitales, como también los cuerpos policiales. Son 48 propuestas diversas y que pretenden paliar las manifiestas deficiencias que deja el gobierno de Lacalle Pou (3).
El lema principal del candidato del FA es “que gobierne la honestidad”, que lanza al centro del ruedo la necesidad de mejorar los niveles de transparencia, eliminar los vicios de la corrupción pública y privada y efectivamente mejorar la visión que tiene la sociedad uruguaya de la labor política. “No venimos a prometer nada que no se pueda cumplir. Por eso, para poder cambiarlo debemos generar un compromiso con la honestidad”, enfatizó Yamandú, dando cuenta de los escándalos y corruptelas al interior del gobierno de Lacalle Pou (a pie de página detallo en algunos aspectos). (4)
En el análisis más específico de sus propuestas (primer eje) destaca la idea del crecimiento económico, pero con inclusión social. Un país “próspero y abierto, con una apuesta decidida a la innovación, al desarrollo tecnológico y a la eficiencia de la gestión pública”, promete Orsi. Según el candidato del FA, el gobierno debe colocarse “al lado de quien produce, de integrar la ciencia y de quienes invierten”.
Para Yamandú, en el plano social (segundo eje), se debe trabajar por el cuidado y la protección de la ciudadanía. “Tenemos que reformar el sistema de protección social con un foco especial en la infancia, para garantizar que ningún niño, niña o adolescente y joven se quede afuera o que sienta que el Uruguay le dio la espalda y lo dejó sin oportunidades. Es honesto reconocer que hoy el Estado no está cuidando a su gente y hay un Uruguay en el que muy pocos festejan y muchos sufren”.
El tercer eje es el de la seguridad pública. Orsi consideró que es necesario retomar la convivencia, enfrentar al crimen organizado y apeló a la integración social. “Hay que poner a la seguridad por encima de las disputas. La seguridad es un derecho humano y por tanto hay que actuar con urgencia; recuperar el espacio que no se controla, recuperar la tranquilidad en los barrios” Y, en ese plano la defensa de los Derechos Humanos en materia carcelaria, por ejemplo, ha sido parte de la elaboración del programa del candidato frenteamplista a la luz de las muertes de decenas de presos en incendios al interior de los recintos penitenciarios.
Como en varios países latinoamericanos, el tema de la seguridad cruza las reivindicaciones de los uruguayos, que constatan que bajo el gobierno de Lacalle Pou el número de presos ha aumentado hasta situarse en 16 mil, y el porcentaje de homicidios ya a fines de septiembre de este 2024, superó el total del año 2023. Para el sociólogo uruguayo Rafael Paternain, “La violencia, la criminalidad y la inseguridad han modificado las características y las intensidades de las políticas de seguridad. La vigilancia, el control y la focalización se han expandido por los lugares más integrados, pero también se han reestructurado en los territorios con mayores niveles de vulnerabilidad socioeconómica”. (5)
En Uruguay, como también en gran parte del mundo, no es posible seguir aceptando que hablemos de cambio sin que efectivamente seamos capaces de profundizar en la solución de nuestras dificultades, en la consolidación de los derechos adquiridos, además de reivindicar y lograr aquellos que requerimos.
No es posible seguir pensando que el sólo votar en algún tipo de elección en nuestras denominadas democracias representativas, cada cuatro o cinco años, nos exime del derecho a exigir el logro efectivo de nuestros sueños y anhelos. El Frente Amplio, en Uruguay, puede tener otra oportunidad de hacer realidad lo largamente postergado y avanzar en los objetivos, que, en forma más amplia, se plantea en el marco de la lucha del Sur Global en materia de la multilateralidad, por un mundo que rompa con un poder hegemónico a la baja, pero aún peligroso.
Por Pablo Jofré Leal
Artículo para Hispantv
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NOTAS
- Partido Frente Amplio: Candidato a presidente: Yamandú Orsi. Candidata a vicepresidenta: Carolina Cosse. Partido Nacional: Candidato a presidente: Álvaro Luis Delgado Ceretta. Candidata a vicepresidenta: Shirley Valeria Ripoll Fraga. Partido Colorado: Candidato a presidente: Andrés Ojeda Spitz. Candidato a vicepresidente: Robert Silva García. Partido Cabildo Abierto: Candidato a presidente: Guido Manini Ríos. Candidata a vicepresidenta: Lorena Quintana. Partido Identidad Soberana: Candidato a presidente: Gustavo Alberto Salle Lorier. Candidata a vicepresidenta: María Elvira Canoniero Castagnola. Partido Independiente: Candidato a presidente: Pablo Andrés Mieres Gómez. Candidata a vicepresidenta: Mónica Gabriela Bottero Tovagliare. Partido Asamblea Popular: Candidato a presidente: Walter Gonzalo Martínez Maruca. Candidata a vicepresidenta: Andrea Revuelta Segredo. Partido Constitucional Ambientalista: Candidato a presidente: Eduardo Lust. Candidata a vicepresidenta: Luján Criado. Partido Ecologista Radical Intransigente: Candidato a presidente: Cesar Enrique Vega. Candidato a vicepresidente: Sergio Jorge Billiris García. Partido Por Los Cambios Necesarios: Candidato a presidente: Guillermo Franchi. Candidata a Vicepresidenta: Virginia Vaz. Partido Avanzar Republicano: Candidato a presidente: Martín Pérez Banchero. Candidato a vicepresidente: Daniel Isi Quepfert. ↩︎
- Al revisar a las fundaciones asociadas a UnoAmérica, surge la evidencia de que todas dependen de las “centrales” como la Agencia Internacional para el Desarrollo (Usaid, siglas en inglés) o la National Endowment Foundation (NED) -que aparece entre nosotros como destinada a “financiar” la democracia-, y otras similares con sede en Estados Unidos y en Europa. UnoAmérica, como Fundación Libertad, están asociadas a la Heritage Foundation, la misma cuyos integrantes redactaron los Documentos de Santa Fe uno, dos, tres y cuatro, entre otros, de tan nefastas consecuencias para América Latina. https://archivo.prensa-latina.cu/2023/05/15/de-la-operacion-condor-a-la-fundacion-unoamerica-macri-y-bullrich ↩︎
- https://www.m24.com.uy/conoce-las-48-propuestas-de-gobierno-que-presento-yamandu-orsi-y-que-abarcan-los-planos-economico-social-y-de-seguridad/ ↩︎
- Para comienzos de 2023, la situación experimentaría más cambios. Comenzaron a aparecer escándalos que involucraban al gobierno, incluso al círculo del presidente. El jefe de la custodia presidencial terminó preso por tráfico de influencias; dos de los principales ministros debieron renunciar porque estuvieron vinculados a la entrega de un pasaporte que le permitió a un jefe narco evadirse de un país extranjero; un senador clave del oficialismo fue juzgado por explotación y abuso sexual de menores luego de haber sido apoyado explícitamente por Lacalle Pou; el presidente del Partido Nacional debió renunciar luego de conocer que se jactaba de influir en ciertos fiscales, y, más recientemente, un alcalde y una diputada del partido de Lacalle Pou tuvieron que renunciar por irregularidades y abuso de funciones. Sus socios de gobierno tampoco estuvieron exentos de problemas. https://nuso.org/articulo/frente-amplio-uruguay-yamandu-orsi-elecciones/ ↩︎
- https://brecha.com.uy/el-horror-y-nosotros/ ↩︎
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