Desde la realización de las masivas movilizaciones de 2011 es cada día más patente la existencia de una crisis generalizada en la educación. Esta crisis es transversal a todos los niveles de enseñanza y afecta a todo nuestro país. El Estado, que debe asegurar el derecho a la educación y garantizar su acceso, y calidad, durante los últimos 35 años ha hecho caso omiso a su obligación, entregando su provisión principalmente a privados. Aquello ha provocado que los estudiantes, en muchas ocasiones, queden a la deriva en los casos en que el proveedor de la educación de carácter privado es cuestionado.
Este escenario, en la educación universitaria de provisión privada, ha cobrado vital importancia desde las medidas que el Mineduc tomó en contra de la Universidad del Mar. Es menester al respecto considerar que aunque se realizó un proceso de fiscalización, investigación y posterior sanción por los hechos ocurridos en esa casa de estudios, el proceso desarrollado para corregir la afectación de derechos que allí se vivió, no consideró en ningún contexto a los estudiantes que quedaron a la deriva por el cierre del plantel educacional.
En el caso de Arcis la situación es diametralmente opuesta a lo ocurrido en la Universidad del Mar. Aquello se verifica en el entendido de que los medios de comunicación han hecho eco a afirmaciones irresponsables que aseveran la existencia de lucro en la administración de la Universidad, cuando dichas afirmaciones, realizadas principalmente por políticos de derecha como Kast y otros, no se sustentan en ningún antecedente fundado en una investigación imparcial y objetiva, que se encuentre finalizada.
Sin lugar a dudas existe una intencionalidad negativa para con la Universidad, fundada en intereses partidistas pero también en el objetivo de destruir el proyecto académico distinto que Arcis ha instalado en su historia. Es sabido que la pluralidad, como valor en el proceso de aprendizaje y enseñanza, en nuestro sistema educacional se encuentre limitado por los contenidos que devienen de ciertos intereses económicos y políticos; y el proyecto que levanta Arcis va en contra de la hegemonía de los proyectos mercantilistas que se han instaurado en las universidades, lo que hace que los representantes de los poderosos estén demostrando este interés salvaje por hundir a la Universidad.
Lo cierto es que el informe que se dio a conocer por el Mineduc hace pocos días respecto a una investigación realizada sobre la situación administrativa y financiera de Arcis, no arrojó conclusiones que permitieran sustentar los ataques que la derecha ha levantado en su contra. No obstante, los seguidores de Jaime Guzmán y sus aliados han logrado provocar una crisis interna en la Universidad, que ha sido causada por desconfianzas y temores, que han contribuido a arruinar la convivencia y perjudicar el clima de compañerismo y solidaridad que debería primar ante una situación como la que se está viviendo. Lo anterior, sin perjuicio de problemas que se hayan presentado en la administración, en circunstancias de que el mismo informe señala que dichos problemas son subsanables.
Hoy resulta fundamental recomponer la convivencia y con ese objetivo es relevante comenzar por enarbolar principios que son esenciales para que las comunidades puedan lograr continuar en el tiempo y lograr sus fines. Uno de ellos es fortalecer la participación a través de profundizar los mecanismos democráticos para elección de representantes y decisión de los asuntos fundamentales, lo cual debe tener amplios estándares de transparencia y de amplitud. Esto se vincula a la necesidad de dotar a la institucionalidad académica y estudiantil de estructuras organizacionales que elijan a sus representantes con esos criterios, y que profundicen la proporcionalidad como criterio para su elección.
Aquello permitiría que la Mesa Cuatriestamental, que es la instancia que reúne a los cuatro estamentos de la Universidad, pudiese representar la voluntad de la comunidad universitaria en su conjunto; que la elección de estatutos que permitan la elección del Rector (a) y sus autoridades sea con la participación de todos los estamentos, de manera directa a través de elección secreta y universal; y en definitiva permitiría que la Arcis logre reubicarse en su misión de ser una Universidad que aporte con el pensamiento crítico a las perspectivas transformadoras del país.
En la “Coordinadora por la Defensa de Arcis” trabajamos para eso, y con mucha fuerza, convicción y compromiso, hemos iniciado un proceso para elegir nuestros representantes por votación secreta y universal, que se encuentra actualmente en desarrollo, y que tiene por objeto ser reconocidos como una estructura que tiene la suficiente legitimidad en nuestra comunidad para participar con igualdad de derechos en la Mesa Cuatriestamental.
No es, no ha sido y no será un fácil proceso, pero no tenemos duda de que lograremos defender a Arcis de quienes tienen en mente su destrucción, y que podremos reconstruir una comunidad universitaria que oriente su convivencia hacía la construcción de una nueva sociedad.
Por Sandra Beltrami Montero, egresada de Derecho y dirigente de la “Coordinadora por la Defensa de ARCIS”