En la mente del periodista

El movimiento estudiantil quedará registrado como otra expresión social en las efemérides públicas, pero cada día más lejos de la realidad

En la mente del periodista

Autor: Onel Ortiz

La periodista recibió en sus manos un grueso expediente. Alguien obtuvo y le filtró una copia completa y sin testar del informe del caso Ayotzinapa, coordinado por Alejandro Encinas, el cual constituye una pieza clave en el proceso de investigación y en las órdenes de aprehensión giradas en las semanas recientes, que incluyen mandos militares, ex servidores públicos federales y del Estado de Guerrero.

Información caliente, con horas de caducidad. Nota de alto valor periodístico. ¿Qué hacer? Desconozco si la periodista lo pensó o no; si reflexionó mucho o poco. Al final, publicó parte de la información, divulgó nombres y apellidos, mensajes y datos que revelan aspectos terribles de este crimen, que desde hace ocho años representa una mancha en nuestra consciencia colectiva. Su columna, publicada en un diario de circulación nacional crítico al gobierno tuvo un fuerte impacto. Al final este artículo agregó leña a la hoguera del recuerdo de esa negra noche y madrugada que quedó grabada en la infamia.

La periodista ejerció su libertad de expresión. Defenderé a toda costa ese derecho. Pero a cada acción corresponde una reacción. El ejercicio de la libre expresión tiene consecuencias. No para la periodista; sí para las víctimas. La más evidente en este caso es que el informe, en esta parte, quedó invalidado para utilizarse en el proceso, porque al divulgarse nombres y hechos se violó el debido proceso y la presunción de inocencia de los inculpados.

¿Será que en la mente del periodista siempre la nota estará sobre la justicia? ¿A esta periodista fue a la única a la cual le filtraron el expediente?

El punto interesante no es lo que pasó en la mente de la periodista, sino lo que pensó, o lo que deseaba que ocurriera, quien filtró el expediente. Desde la teoría de la conspiración, existen cuando menos tres explicaciones.

La primera explicación, la podríamos denominar Julian Assange. Aquí el filtrador tuvo el noble propósito de que la opinión pública conociera la verdad. No más comentarios. La segunda explicación podríamos decirle “Garganta Profunda”; en la cual el filtrador manipuló a la periodista para dos posibles objetivos. Llegar a los verdaderos culpables o bien reventar el caso. Quien vio la película Todos los hombres del presidente, sabrán de lo que hablo. La tercera respuesta es la del carbón; porque el filtrador, a sabiendas que no podrán fincar responsabilidades a los inculpados, y que al final de cuentas obtendrán su libertad, decidió compartir la información, para que la condena de los asesinos sea la estigmatización y el repudio social.

Mal llegamos a los ocho años de la noche de Iguala donde seis personas fueron asesinadas y 43 jóvenes desaparecieron en la obscuridad. Desconocemos la verdad, sólo hay manifestaciones violentas afuera de la Fiscalía General de la República y el Campo Militar Número 1, con decenas de policías y soldados lesionados; con filtraciones del expediente y con la absolución de varios de inculpados otorgada por un juez federal de Tamaulipas.

Así las cosas, seguiremos repitiendo: Nos faltan 43.

Por Onel Ortíz Fragoso

@onelortiz

Audio: https://youtu.be/U9lbkIC_YRg

Foto: Agencia Enfoque

Recuerda suscribirte a nuestro boletín

📲 bit.ly/2T7KNTl
📰 elciudadano.com


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano