Encuestas mediocracia y política

Mientras que la aristocracia política esperaba impaciente los resultados de las encuestas que les señalen quienes son los  favoritos que la supuesta “opinión pública” designa por orden y porcentaje de popularidad, la cesantía no cesa de aumentar y la recesión de afincarse


Autor: Director

Mientras que la aristocracia política esperaba impaciente los resultados de las encuestas que les señalen quienes son los  favoritos que la supuesta “opinión pública” designa por orden y porcentaje de popularidad, la cesantía no cesa de aumentar y la recesión de afincarse.  Para colmo, la ministra del Trabajo Claudia Serrano aconseja a millones de chilenos de no afanarse en buscar trabajo en período de crisis.

Vale la analogía.  Sin perder de vista los contextos histórico-sociales.  Cuando la rozagante María Antonieta (1789) al enterarse de que las muchedembres de París fueron a Versalles a  exigirle pan a Luis XVI, ‘toute naïve’ exclamó ¿y por qué no comen “brioches”?

La funcionaria concertacionista instó a los chilenos a que se quedaran tranquilos en sus casas, viviendo la incertidumbre, la precariedad, la impotencia y ocupando el tiempo en mirar con resignación a la “loca del hogar” — la televisión— para que constaten los progresos de la  Gripe AH1N1  y asistan desde lejos a los agasajos y recepciones en los que festeja la “nobleza” concertacionista su encuentro en París.  Pese a estar fraccionada ante la emergencia de jóvenes delfines y en plena disputa por la sucesión del trono.

Nicolas Sarkozy (*) debió estar en su salsa con la delegación de la presidenta Bachelet. Tanto la UMP sarkozysta como el concertacionismo comparten el mismo gusto por el mismo estilo de política. Es decir, por el doble discurso. Ambos conglomerados en el poder, la UMP y la Concertación, son diestros en salpicar sus ejercicios de retórica, cuyo núcleo duro es la defensa del liberalismo económico, con dos o tres referencias de izquierda para apaciguar y entretener a los incautos.

Sarkozy, el farandulero y “posmoderno”, se solaza con tanto émulo.  El presidente galo ha  logrado exportar,  con la ayuda de los medios, un modelo de hacer política que apunta a borrar las fronteras entre izquierdas y derechas. Aunque la verborragia política se desvanece en el aire cuando se la confronta con las políticas reales aplicadas para favorecer a los grandes grupos económicos en tiempos de crisis del capitalismo.

Por ejemplo, deducciones impositivas para sus amigos ricos y famosos, flexibilidad —ahora se dice “adaptabilidad”— para los trabajadores y mano dura  con espectáculo para mantener contentos a algunos sectores de las clases medias.

Los aprendices chilenos de Sarkozy  pueden justificar las propuestas de privatización invocando que las empresas públicas están secuestradas por clanes partidarios de la misma Concertación. Pero no se les ocurre ser innovadores cuando se trata de plantear el control ciudadano de la gestión de los medios productores de riqueza colectiva. En temas de economía poco importa la edad sino el proyecto. Cuando se es liberal se cree en las virtudes de la libre empresa (en manos privadas).

Así pues, las derechas y el centro político (los candidatos concertacionistas)   proponen temas para los votantes según los segmentos que conforman el mercado político.

Retomemos el hilo. En una democracia dinámica es siempre lejos de las instituciones del Estado y de los centros burgueses de poder que se forma la opinión pública. Es en debates públicos efectuados en espacios autónomos (los partidos, los frentes políticos, los sindicatos, las asambleas estudiantiles, las movilizaciones sociales y ecologistas).

El problema es que cuando estos espacios ciudadanos no existen ni funcionan habría que crearlos y dinamizarlos. ¿Quiénes? Los que están cansados y hartos de que los medios y los Thinks Tanks de la derecha empresarial (el CEP), en connivencia con los funcionarios de la esfera estatal construyan la pauta, la agenda mediática y la opinión pública; de que viejos cuadros concertacionistas reciclados en el lobbysmo impongan, por ejemplo, el tema  del “recambio generacional” para continuar haciendo políticamente más de lo mismo.

Precisamente la función de las encuestas es construir las “opiniones públicas” que los centros de poder dominantes dicen medir. Lo hacen a través del manejo del sistema mediático que construye la agenda político mediática, ya que de él nacen las opiniones e “informaciones” que se imponen como dominantes (o los nombres de los candidatos designados a dedo).

Lo triste y patético es que la izquierda chilena dividida fue incapaz de generar un debate amplio y unitario para imponer los temas de la juventud marginada o de la diplomada con bajos salarios y explotada. Por lo que el tema del “recambio generacional” a secas, donde por definición no hay ideas nuevas, fue el que se impuso. En vez de poner en la agenda, el término de la casta binominal, la Asamblea Constituyente, un nuevo código del trabajo que defienda efectivamente los derechos colectivos de los asalariados, la prohibición de despedir trabajadores, la generación de empleos en nuevas tecnologías, el aumento de impuestos a los ricos, la inversión pública en infraestructura sanitaria y en salud pública para todos, así como la moratoria definitiva de Pascua Lama.

Pero todavía es tiempo de enmendar rumbo y sabotearle la agenda al dispositivo mediático-político dominante.

(*) En su último libro publicado “Après la démocratie” ( 2008, Gallimard), Emmanuel Todd, uno de los más brillantes intelectuales franceses, comienza su primera página de Introducción con la siguiente pregunta: “¿Cómo Nicolas Sarkozy pudo llegar a ser Presidente de la República? Febril, narcisista, admirador de los ricos y de los Estados Unidos bushista, incompetente en economía y en diplomacia, este hombre que cuando fue Ministro del Interior  se reveló ser incapaz de ejercer la función de Jefe de Estado: sus provocaciones lograron en  aquel momento incendiar los suburbios del conjunto del país”.

M.A. Communication publique (Université Laval), Québec, Canadá

Por Leopoldo Lavín Mujica


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