Juan y Pedro, son dos jefes de hogar, vecinos. Viven en una comuna de clase media en Santiago. Ambos son trabajadores con estudios técnicos. Ambos ganan un sueldo similar, y mantienen una familia numerosa. Su sueldo no les alcanza, están medianamente endeudados, y con gastos crecientes. Ambos deciden seguir endeudándose al máximo para hacer frente a las necesidades que tienen. Juan gastará el préstamo en urgencias de salud, educación, ampliar la casa y comprar ropa nueva para toda la familia. Pedro toma una decisión, postergará alguno de estos gastos, que para él también son urgentes, y el préstamo lo invertirá en un emprendimiento que le entregue un dinero adicional, mensual.
Juan y Pedro, con este nuevo préstamo, pasarán a estar en el nivel máximo de endeudamiento. Caerán en su “clasificación de riesgo”. Pero Pedro sabe, que eso es transitorio, que el dinero lo invirtió en un emprendimiento, que quizás no le dará grandes ingresos en un principio, pero en un par de años, ese flujo será constante, podrá con eso pagar el préstamo, e incluso con el dinero que le sobrará, podrá empezar a gastar en las urgencias postergadas. Juan, en cambio, llegó al máximo del endeudamiento, apenas lo paga, y sólo le queda esperar que a su empresa y al país le vaya bien para que le suban el sueldo y pueda estar un poco menos apretado.
Esta breve fábula, es el dilema de nuestro país. Estamos en un nivel alto de endeudamiento, efectivamente, pero no con las líneas de crédito internacionales cerradas. Tenemos urgencias, pero necesitamos crecer para generar más ingresos y afrontar estas urgencias. Tenemos una economía que no crece. Dependemos fundamentalmente de la inversión minera, que llega porque sigue teniendo rentabilidades extraordinarias, pero son inversiones que no generan nuevas industrias. Estamos paralizados. El modelo extractivista que tanto éxito y rentabilidad generó en los noventa, se agotó. Necesitamos una nuevo impulso, público y privado. Y necesitamos recursos para ello. Para invertir en nuevas industrias. Generar valor agregado en la minería, en el sector metalmecánico, en la energía, en la inteligencia artificial, en el turismo, comercial y científico.
Recientemente, dos de las clasificadoras de riesgo internacional, señalaron que Chile mantenía una situación estable y en un nivel relativamente mediano a bajo de riesgo (A). Comparativamente, con los mejores indicadores de la región, y que de varios países en vías de desarrollo. La política fiscal restrictiva que ha llevado el gobierno, ha logrado a juicio de los analistas, mantener o incluso mejorar en los índices de riesgo. Pero la pregunta es, ¿pero entonces, cómo afrontamos nuestras urgencias sociales?. No podemos esperar gastar sin generar ingresos. Y ya sabemos que nuestra economía no va a crecer si no hay un impulso productivo. Como Pedro, estamos endeudados y con urgencias, pero necesitamos dar el salto y romper la trampa en la que estamos, y si podemos endeudarnos más debemos verlo como una herramienta para invertir en nuevos proyectos productivos y lograr crecer sostenidamente en el tiempo. Ese es el desafío que viene por delante.
Por Marco Enríquez Ominami