A re-crear la educación para la liberación individual y colectiva
Quisiera desde mi vereda aportar a la discusión y al debate social, en miras de fortalecer el movimiento estudiantil. Presentaré algunas críticas y demandas que considero fundamentales para la superación de las actuales lógicas/formas de dominación desplegadas a través del sistema educativo y que atentan contra nuestro buen vivir.
En primer lugar ¿Es el sistema educativo sólo mercantil? Debemos entender en este preciso momento que la respuesta es “¡no!”. El sistema educativo es más que mercantil, es un dispositivo de control social que coarta nuestras infinitas posibilidades como personas libres y creativas. Decir “No al SIMCE” debiera ser más que una crítica a la mercantilización de la educación, debiera ser una crítica al modo de vida que el SIMCE representa y perpetúa. Lo que el SIMCE nos dice, es que la prueba más importante para medir la “calidad de la educación” es un conjunto de preguntas cerradas cuya respuesta se encuentra estandarizada.
Es decir, se está reduciendo toda la complejidad del conocimiento y del proceso de vida-aprendizaje que tenemos a si puedes aplicar correctamente la lógica matemática (una que agrada al sistema neoliberal, siendo vaciada de todo contenido social) o si posees buena comprensión lectora y eres capaz de responder de memoria contenidos que rara vez son relacionados con temáticas importantes de nuestro diario vivir. A raíz de esta reducción del proceso de aprendizaje, se obtienen números que indican qué tanto los alumnos se adaptan o no a esos contenidos. Lo más importante entonces en todos estos años ha sido eso.
En este momento cosas muy interesantes y preocupantes están pasando en Chile y el mundo. Necesitamos conocimiento crítico que sea capaz de hacernos cuestionar qué tipo de sociedad queremos, ¡Y eso es lo que a toda costa intentarán evitar quienes controlan la educación! (ya sean privados o el Estado). Cada privado quiere adoctrinar a niñas y niños en su propio modelo de vida y sociedad. El Estado, por su parte, quiere mantener la racionalidad burocrática, tecnocrática y jerárquica que le da vida, además de mantener el sistema político que les asegura el poder a quienes hacen (o mandan a hacer) las políticas sobre educación. Por lo tanto, ninguno de esos dos actores (privados o el Estado) quiere que sean los estudiantes en conjunto con sus profesores y apoderados los que cuestionen y construyan su propio proyecto educativo, su propio proyecto de sociedad. Del Estado sólo necesitamos los recursos económicos, la plata (¡plata que nos pertenece!). Recordemos que el Estado perpetúa, financia y controla instituciones como las fuerzas armadas y de orden. El modelo militar es Estatal.
Las ciencias y la lógica matemática deben entender cómo están siendo utilizadas por los sistemas de dominación y eso debiese reflejarse en la educación científico-matemática (y este es un llamado de atención para los profesores de ciencias y matemáticas) ¡no reproduzcan la ciencia sin sociedad! ¡Esa ciencia que sólo sirve para producir patentes privatizables, con el exclusivo fin de obtener ganancias monetarias! Por otro lado las humanidades debiesen dejar su mundo onírico y fantasioso, y comenzar a ver cómo cada obra de arte, cada pieza literaria cada expresión cultural nos habla del mundo en que vivimos en relación con la tecnología y nuestras formas de vida. Las humanidades tienen la importante misión de discutir una cierta ÉTICA, el cómo las comunicaciones, los desarrollos tecnológicos o las leyes nos afectan como seres humanos y en función de qué objetivos sociales todos esos ámbitos debiesen construirse. Las ciencias deben despertar de su burbuja de fascinación en los tubos de ensayo y en simples números. Así es como atraen a los niños, primero porque parece “entretenido”, para finalmente sólo querer ganar plata con algo que les “entretiene”. Ciencia vacía. Cada experimento, cada producto de la ciencia es un producto que va a interactuar con nuestra sociedad, que será hecho para la vida en general, que potencialmente cambiará o afectará nuestras vidas. Debemos ser capaces de pensar otra ciencia, otras humanidades.
Entonces hoy es urgente preguntarse ¿Cómo aprendemos a conocer y a educarnos de una forma distinta que nos ayude a pensar el conocimiento en función de re-crear la sociedad que queremos?
Esto implicará re-crear ¡ya!:
La arquitectura de los establecimientos, todas las normas al interior de estos, cómo se estructuran las clases, cómo se da la relación profesor-alumno, cómo se fomenta el conocer y criticar, la relación entre ciencias y humanidades, cómo el conocimiento se involucra y se co-construye con el medio social, cómo se entiende lo que es “verdad” y un largo ETC.
Debemos por tanto saber que la principal contradicción en este momento no es la contradicción “educación como derecho v/s educación mercantil”. La principal y más profunda contradicción en el sistema educativo es “educación para la liberación v/s educación para la opresión”. Es necesario darnos cuenta que es incluso posible que el Estado elimine el lucro del sistema educativo, quizás también pueda hacerlo todo estatal y que la educación no segregue más entre ricos y pobres. Eso, puede suceder perfectamente, pues sucede en gran medida en muchos países que perpetúan el modelo de vida capitalista.
Debemos combatir la estandarización (más allá de las pruebas), donde sea que intente imponerse. Somos personas distintas, con distintos contextos, distintos gustos, subjetividades, curiosidades y potencialidades. Por lo mismo, debemos ser nosotros quienes re-creemos nuestros proyectos educativos, ningún sostenedor, ninguna religión ni el Estado deben imponernos su proyecto. ¡Queremos nuestro proyecto educativo, no el de otros! ¡Queremos cuestionar lo que se nos ha dicho que es Verdad!
¡No al SIMCE!
¡No a la estandarización!
¡Cuestionemos cómo vivimos!
¡Fin al régimen de fábrica-empresa en la educación!
¡Educación para otra vida, educación para la re-creación y liberación social!
Nicolás Muñoz-Saldaña
Sociólogo e integrante del Nodo Biopolítica Experimental