Esclavos: A hacer sonar sus cadenas

1

Esclavos: A hacer sonar sus cadenas

Autor: Sebastian Saá

1.- La Patagonia ha sido expoliada por siglos. Fue la tierra de nadie, la cárcel de todos, nuestro propio western con ladrones, pistoleros, bribones de toda calaña, misioneros, aventureros. Al incipiente gobierno santiaguino le importaba un carajo lo que sucedía por esos pagos. Una tierra inexpugnable, a la que sólo se podía acceder por barco, o por interminables diligencias a través de la pampa; expuestos al frío, a los salvajes, a los bandidos. Los alemanes la incendiaron desde Coihaique al sur… incendios que duraron años y que sólo apagó la lluvia, y que ahora parecen costras que atraviesan la carretera que construyeron los pelados a pala, picota y TNT. El resto de la historia es conocida, aunque en los libros de las escuelas queda como reseña, como una anécdota insignificante: el genocidio perpetrado por Popper; la opresión estanciera, el saqueo sistemático. Es en ese momento histórico cuando el Estado se hace cargo, cuando hubo que ordenar el robo, normar el dolo y delimitar las fronteras de los pequeños feudos que se fueron conformando a vista, paciencia y soborno del funcionario del buró, acomodado en su despacho de Agustinas. Entonces al Estado le quedó un problema no menor, hacerse cargo de la población que se fue conformando, de la mano de obra barata que hizo funcionar las esquilas, que lavó el oro, que mató a los indios, que construyó los puertos para los balleneros, que curtió la piel de los lobos de dos pelos; y que fue levantando el rancherío que se transformó en pueblo, en barrios, en ciudades. Obviamente el Estado lo hizo como el culo, haciendo la vista gorda, borrando con el codo, olvidándose, vendiendo indulgencias y otorgando prebendas. Ya para cuando llegó la nueva horda de saqueadores de cuello y corbata, estaba todo llano para jugar al metrópolis. Cuando el hijo de puta del diPUTA(do) Alinco dice por las noticias que el pueblo necesita trabajar, que estas megaconstrucciones darán empleo por 5 o 10 o mil años a una población abandonada, que se aguanta un invierno de mierda con nieve, y lluvias que no terminan; que para hacer un trámite tienes que mamarte dos horas en unas micros de mierda, por unos caminos de mierda; entonces la yenchi dice, sorbeteando el mate -chuchas!, no es malo, che. -Ahí lo perverso, lo maldito, la abyección de cómo opera la plutocracia, la neooligarquía, ahi está la maldad, el huecuve, Mr. Burns. Y luz gratis en las casas, y pelotas de fútbol para todos, y camisetas, y copete, Américo cantando en Villa O’higgins, y sedes para la junta de vecinos, LED’s, Ipock, netbluff, ringtone, fiestoca, y pega de obrero construyendo una muralla gigantesca para detener el Baker y el Pascua, para  llevarle la electricidad a Barrick, a la Anaconda Mining Company del siglo 21, al poder fáctico que ya está especulando en la bolsa de valores; por una línea de transmisión monstruosa que quedará como una hermosa cicatriz de 2.000 km. Luego el pánico mediático, el populismo terrorista del club de amigos de la calle Suecia y el peso de la noche. Sin Luz, Chile, oh! qué haremos señor, mientras se frotan las manos con el negociado, y el cuñado del presidente cuenta la de dólares que va a ir meter en las Bahamas. Claro, porque esa es la única salida que les dan los fariseos del estado, el sanedrín de funcionarios y mercaderes al populacho, a los ciudadanos, a la chusma. Fiesta por algunos años all inclusive, o a cagarse como han estado los últimos 100 años y seguir cagados por otros cien más, a punta de subsidios ordinarios, su fondo hediondo del Sercotec, su Fondart cagueta para el artista , intervenciones cuestionable del Conace, Fosis, Sernam, etc; y un show de Vasconcellos o Los Jaivas en el Gimnasio de Cochrane cada cuatro años.

2.- Entonces, pienso yo, toda esa gente que vive en medio de un ecosistema único, que te deja atónito, consternado, abrumado (cuando vi por primera vez el Lago General Carrera casi me puse a llorar), por qué chucha, sigo pensando, -todo ese potencial, los bosques, la pampa , los estuarios, campos de hielo, glaciares, fiordos, ríos gigantes como el Amazonas, bichitos varios y plantas aún no clasificadas, Torres del Paine, montañas esculpidas por los ventarrones, y un territorio voluptuoso y exuberante, no es considerado como eso, como un regalo, como un jardín maravilloso que pertenece a todos, y que las comunidades que en él habitan, pueden aprovechar sus frutos, y cultivar actividades socioeconómicas que les permitan vivir como todos queremos vivir, sin sobresaltos, con tranquilidad, con felicidad. Ese modelo es posible, existen una lista interminable de experiencias exitosas de turismo sustentable y que contribuyen de forma constante y sostenida al PIB, y lo mejor, cuya inversión es absolutamente abordable (existiendo las voluntades) y aplicable en el corto plazo (¿ingenuidad, candidez?). Claro, si el Estado invirtiera de verdad en un desarrollo turístico sustentable, que fomentara la asociatividad de las comunidades para la configuración de circuiticos turísticos para todo el año, abierto a todos los estratos; que esa fuera la veta inagotable a explotar económicamente, con ciertos parámetros, con cierta normativa, etc., etc., bla bla bla (financiado con el cobre que estaría absolutamente re re re nacionalizado); mierda, el panorama sería otro. Pero al Estado le importa un carajo. Lamentablemente, este jardín (del edén y la weá), también se está transformando en un negociado que está siendo explotado por el snobismo ambientalista mula, que le paga como el hoyo a la gente que trabaja para ellos, que ni siquiera aporta un peso en las comunidades en donde se desarrollan sus complejos turísticos, rapiña cuanto puede y que  explosivamente ha ido configurado un turismo de la elite para la elite, para el primer mundismo. Entonces la gente está entre la espada y la pared. O falta de imaginación. O cooptada por una educación de mierda inyectada sistemáticamente en todos los establecimientos educacionales;  por un lavado de cerebros constante desde la tele que hay en cada casa en la Patagonia, (hasta la más perdida rancha tiene una antena de Sky, y en dónde no!). Y a la gran mayoría le importa un carajo.

3.- El Estado es una parcela de la oligarquía, y los viejos oligarcas que escribieron la Constitución vetusta que le da ordenamiento jurídico y moral a la república es una trampa histórica que nos ha condenado a la mayoría a mirar como espectadores estupidizados como un puñado de familias de hijos, nietos y tataranietos de hijos de puta especula con un territorio generoso en recursos, en una bacanal de usura, robo, saqueo, usurpación, además de todos los putos pecados capitales conocidos y otros que jamás conoceremos, regado con sangre, bendecido con agua santa del Vaticano, después secularizado  a través de un voto que no es más que un papel cagado dentro de un féretro en donde se entierra la democracia cada 4, 6, 20 o cien mil años. Y ese es el tema, compañero, colegas, amigos, hermanos, vecinos todos:

-Nos están cagando todos los días, cada segundo.

Los únicos que podemos cambiar esta mierda que tenemos por estado, esta mierda que tenemos por gobierno, esta mierda que tenemos por país, somos nosotros. Los hueones no nos pueden matar a todos (aunque ganas no les faltan). Podemos salir a pelar el cable a la calle, a echarle la bronca a los perros cancerberos del gobierno de turno, a respirar lacrimógenas, a marchar con cartelitos, a apagar la luz por una hora, a quemarse a lo bonzo, suicidios masivos, empelotamientos masivos, cadenas de oración; de mails, encadenamientos colectivos, flashmobs, etc.,  pero además de la catarsis, no se logrará nada, el negociado ya está hecho, y hay otros en cartera. Tenemos que detener la máquina que hace funcionar este país. Nosotros somos el engranaje, hacemos andar las usinas, manejamos las micros, compramos en los supermercados, pedimos préstamos, los protegemos, les hacemos el pan, las camas, les sacamos las cuentas, educamos a sus hijos, les construimos sus edificios, las casas, imprimimos sus diarios, grabamos sus programas de tv, les cortamos el pasto, el pelo, las garras de las patas; en fin, somos la base del estado, de la economía, de todo.

Entonces, mis amigos queridos, debemos sabotearlos en donde les duele, en el consumo, en la producción (de mierda que nosotros mismos después compramos en 46 mil cuotas mensuales, queterriblelahueá.). No pagarles la luz, las cuentas del agua, la calilla de Falabella, el seguro, el auto, el préstamo usurero del Líder. Si dejamos de pagar un mes (los encalillados de Chile uníos) esta hueá colapsa, la burbuja se revienta, y entonces ahí se producirá la brecha, ahí es donde se propiciará la oportunidad de apoderarse del estado, y sacar a toda esa manga de sanguijuelas. Luego la asamblea constituyente, la nacionalización de todos los recursos naturales, la expropiación a los usureros, suprimir la superacumulación, la reconstrucción de la historia. Redistribuir la riqueza que nos pertenece a todos de manera racional, sin hipotecarles el futuro a nuestros hijos, y nietos.

Y prepararse para los balazos, porque de gratis no será.

Por Manuel López M.

Lago Ranco, 10 de mayo del 2011


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano