España volverá a las urnas mientras los Socialistas y Podemos tiran su mayoría a la basura

Por Luis Rivas La izquierda española fracasa en sus negociaciones para unir sus esfuerzos y apoyar un gobierno dirigido por el socialista Pedro Sánchez

España volverá a las urnas mientras los Socialistas y Podemos tiran su mayoría a la basura

Autor: Sofia Belandria

Por Luis Rivas

La izquierda española fracasa en sus negociaciones para unir sus esfuerzos y apoyar un gobierno dirigido por el socialista Pedro Sánchez. Es la tercera vez en cuatro años que Podemos rechaza la posibilidad de que los socialistas dirijan los destinos del país.

Los españoles de izquierda, por encima de militancia partidaria, recibieron en la noche del 17 de septiembre la peor noticia que podían imaginar. Pedro Sánchez, el socialista que encabeza el gabinete en funciones, apareció en televisión para confirmar que no habrá gobierno de izquierda. Se ponía así fin a cinco meses de negociaciones llevadas a cabo más a través de los medios de comunicación que en reuniones entre partidos.

PSOE y Unidas Podemos no se han puesto de acuerdo en cinco meses, con verano y vacaciones de por medio, que la mayoría de los comentaristas políticos y la ciudadanía en general ha interpretado como una partida de ajedrez político sin el ánimo final de llegar a acuerdos concretos.

En ese juego, Sánchez fue el primero en mover en mover ficha, como le correspondía, acercándose a Unidas Podemos, para admitir enseguida que el problema para un eventual acuerdo con su principal rival a la izquierda era la figura de su jefe, Pablo Iglesias. Este se retiró del juego para dejar en evidencia a Sánchez, que contraatacó ofreciendo una vicepresidencia y tres ministerios a UP. Unidas Podemos consideró después que esos puestos en el gabinete no eran relevantes, lo que hizo respirar a los socialistas que, en el fondo, no hubieran soportado tener en la misma mesa del consejo de ministros a cuatro «enemigos» con ideas en muchos terrenos muy alejadas de los socialistas. «Un contragobierno» dijeron después los socialistas, que pedían luego un apoyo extragubernamental «a la portuguesa».

Sánchez: todos culpables, menos yo

Del «gobierno de colaboración» ofrecido por los socialistas, se pasó al gobierno de coalición que, a última hora y después de haberlo rechazado una vez, UP aceptó en una pirueta que ponía en evidencia el absurdo juego entre los dos partidos de la izquierda española.

Pedro Sánchez no tardó ni un segundo en acusar a Unidas Podemos de frustrar un gobierno «progresista», acusándoles de irresponsabilidad. UP fue la primera fuerza acusada por Sánchez, pero no olvidó a los partidos de centroderecha, Ciudadanos y Partido Popular, a los que también culpó de su propio fracaso achacándoles su «falta de patriotismo» por no permitirle la investidura.

Ni un gramo de autocrítica en el PSOE, que en cinco meses solo han obtenido al apoyo de un diputado de la formación regionalista de Cantabria. «Todos culpables», según Sánchez, a quienes toda la oposición acusa de haber ocultado desde su victoria en las urnas, hace 140 días, su intención de negociar apoyos.

Se acusa ahora abiertamente a Sánchez de estar interesado desde el principio en una repetición de las elecciones. Los 123 escaños le parecían poco para gobernar; no quería estar obligado a pactar cada medida y estaba convencido de que el 10 de noviembre su partido obtendrá un mejor resultado que el 28 de abril. Las encuestas, antes del fracaso de las negociaciones, parecían darle la razón, pero los nuevos sondeos de opinión deberán reflejar ahora el enfado de los votantes de izquierdas – tanto con el PSOE como con UP – y ese «cabreo», palabra muy utilizada estas últimas horas, puede llevar a una abstención que frustre los sueños de Pedro Sánchez.

Peligro en las urnas para Podemos

Los socialistas están pues ya en campaña electoral. Atacar a Pablo Iglesias y a su formación será uno de sus objetivos prioritarios. De la colaboración para «llevar adelante medidas progresistas» van a pasar a intentar robarles apoyos en las urnas para consolidar su posición de primer partido de la izquierda y dejar a UP como un eventual y simple ‘junior partner’. Les acusarán de haber malogrado un gobierno de izquierda por un puñado de sillones en el gabinete. Los sociólogos a sueldo del PSOE estiman que Unidas Podemos seguirá perdiendo fuelle en las urnas.

Unidas Podemos se va a llevar mucha de la ira de los votantes de izquierdas por no haber facilitado la investidura de Sánchez. Durante las últimas semanas ha recibido la presión no solo de parte de la ciudadanía, sino de las fuerzas nacionalistas e independentistas vascas y catalanas —de derecha y de izquierda— que estaban interesadas en un gobierno Sánchez débil para seguir ejerciendo su presión interesada desde el parlamento estatal.

Una vez dado por muerto un acuerdo con Unidas Podemos, Sánchez pidió a Ciudadanos y al Partido Popular una «abstención técnica» que le facilitase la investidura, consciente de que la respuesta sería negativa. La pirueta de Ciudadanos ofreciendo no obstaculizar los deseos de Sánchez a cambio de condiciones inasumibles para los socialistas animó las últimas horas para ayudar a UP a desempolvar un mensaje que siempre ha utilizado en los momentos de mayor distanciamiento con el PSOE: los socialistas, lo que de verdad desean, es pactar un acuerdo con los centristas de Ciudadanos.

La opción de centroizquierda

Aireado por la izquierda como el pacto favorito del mundo financiero y empresarial, un acuerdo postelectoral entre PSOE y Ciudadanos hubiera sido posible, en cuanto a números se refiere, con los resultados de las últimas elecciones. Pero Albert Rivera, presidente de C»s prefirió intentar erigirse en el líder de la derecha antes que apoyar un gobierno de centroizquierda. Fracasó en su empeño y, además, ha provocado la estampida de muchas de las figuras históricas de su propio partido, que no entendieron su postura. Todo volverá a ser posible dependiendo de los resultados de noviembre.

Que la campaña electoral comience con el cruce de acusaciones sobre la responsabilidad del fracaso en las negociaciones para formar gobierno, es otra vergüenza para los votantes españoles, que esperan desde hace años decisiones concretas, a corto, medio y largo plazo, sin tener que soportar competiciones de táctica política en las que los gurús y los ‘spin doctors’ se erigen en los responsables de su futuro.

Cuatro años han bastado también para que los españoles hayan perdido la ilusión en la proliferación de opciones políticas. Muchos añoran ya el bipartidismo que, al menos, daba nacimiento a gobiernos durables.

Luis Rivas es Periodista. Excorresponsal de TVE en Moscú y Budapest. Dirigió los servicios informativos del canal de TV europeo EuroNews y es columnista de Sputnik

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