Por Katu Arkonada
Reproducido con los derechos del autor
En 2015 escribí un ensayo que se titulaba “Estados Unidos, la hegemonía no termina de morir, la fase de dominación ya ha comenzado[1]”. La tesis principal era que la etapa de hegemonía unipolar que había comenzado con la caída del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética, estaba llegando a su fin, y se entraba en una fase peligrosa donde Estados Unidos trataría por todos los medios, incluida la extorsión y la violencia, de mantener el liderazgo político, económico y militar.
Ya en 2015 abordaba el conflicto en Ucrania: Ucrania es probablemente el escenario que metafóricamente simboliza el fin de una época. En Ucrania los Estados Unidos sufrieron una derrota parcial a manos de Rusia, pues a pesar de conseguir impulsar un golpe de Estado y poner un gobierno amigo que permita la expansión de la OTAN hacia el este, no pudieron evitar la anexión de Crimea a Rusia.
Hoy en día, la guerra entre Rusia y Estados Unidos y la OTAN en Ucrania, hace más visible el nuevo mundo multipolar, y lo peligroso que es un Estados Unidos gobernado por su complejo industrial-militar, o una Unión Europea en crisis donde la ultraderecha pone en jaque a la democracia francesa ante la crisis de valores de las derechas e izquierdas tradicionales.
Pero en 2015 faltaba un elemento que hoy es imprescindible para el análisis, la cuestión migratoria, especialmente en lo que concierne a las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. Si en 2015 nos encontrábamos en pleno segundo periodo de Obama y en medio de una cierta distensión en las relaciones con Cuba, pues el enemigo interno, “peligro para la seguridad nacional de los EEUU”, había pasado a ser Venezuela, en 2022 la Revolución Cubana vuelve a estar en el punto de mira del imperialismo, y una de sus aristas es la cuestión migratoria, que se utiliza, al igual que la pandemia de Covid-19, como herramienta e instrumento de presión a fin de provocar un cambio de régimen.
Y así como Ucrania es el teatro de operaciones entre Rusia y EEUU/OTAN, México es el teatro de operaciones en cuestiones migratorias de una política cada vez más hostil de Estados Unidos hacia Cuba.
Nuestro vecino del norte lleva incumpliendo cinco años el acuerdo bilateral (1984) para otorgar al menos 20 mil visas anuales para emigración. Ya no otorga visas en su Consulado en La Habana, sino en terceros países y no para múltiples entradas, sino para una sola. Las pocas visas que otorga, alrededor de 4 mil, son procesadas en Guyana y no en su consulado en México, al tiempo que alienta el flujo irregular, y por lo tanto desordenado e inseguro de personas, mediante la combinación de la Ley de Ajuste Cubano y otras medidas de presión migratoria.
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca no ha modificado la política de máxima presión aplicada en su momento por Donald Trump (2017-2021) contra el pueblo de Cuba. Como vemos en tantas otras áreas, Estados Unidos viola la ley internacional haciendo lo que jamás permitiría hacer contra su gobierno y su pueblo.
Y mientras en el triángulo norte centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador) los Estados Unidos aumentan el presupuesto para en teoría contener las causas de la migración, en Cuba realizan exactamente la acción contraria, aprietan económicamente mediante el bloqueo, y después cierran la vía legal para emigrar, convirtiéndose en el principal responsable de la situación migratoria tan compleja por la que atraviesan miles de cubanos, e incumpliendo todos los acuerdos migratorios bilaterales.
Son dos los responsables de las crisis migratorias que atraviesan el mundo en general y la región latinoamericana en particular. Por un lado, el modo de producción capitalista que diluye las fronteras para el capital y sus mercancías, pero levanta muros contra las personas, muchas de ellas expulsadas de sus propios países por guerras imperialistas que solo buscan apoderarse de los recursos naturales de su nación.
Pero en lo concreto, el otro gran responsable es un país llamado Estados Unidos, responsable del tráfico ilegal de personas y de la actual crisis migratoria en la región debido a su política oportunista y selectiva, que deja entrar migrantes ilegales como mano de obra barata pero les niega sus derechos. Además, con la hipocresía que caracteriza a un imperio en decadencia, presionan a otros países para que enfrenten su problema, como sucede con México, con quien comparten más de 3 mil kilómetros de frontera, a quien presionan y chantajean para que se convierta en su border patrol y en su frontera sur.
La política migratoria estadounidense es fruto también de la desigualdad económica fruto del sistema capitalista, que junto a la desigualdad racial y de género, conforman la desigualdad sistémica de los Estados Unidos de América.
[1] https://www.telesurtv.net/bloggers/Estados-Unidos-la-hegemonia-no-termina-de-morir-la-fase-de-dominacion-ya-ha-comenzado-20150506-0002.html
Cuba