Estamos recién entrando a un túnel negro

Es imprescindible partir por señalar lo que dijo el científico climático de la Universidad de Michigan,  Jonathan Overpeck, para que tenga sentido lo que viene más atrás

Estamos recién entrando a un túnel negro

Autor: Wari

Es imprescindible partir por señalar lo que dijo el científico climático de la Universidad de Michigan,  Jonathan Overpeck, para que tenga sentido lo que viene más atrás. “Lo que estamos viendo hoy, este año, es solo un pequeño presagio de lo que es probable que obtengamos”. Las cosas van por buen camino para volverse «el doble de mal» que ahora, «si no peor».

La forma de vida, incluida la pandemia actual, está afectando física y psicológicamente a las personas. En el ámbito de las cosas concretas, las pérdidas de los espacios laborales alcanzan dimensiones brutales, con millones de personas desempleadas, como en EE.UU., sobrepasando los 32 millones, sin ingresos y regresando a niveles de pobreza que se creían lejanos, y porque seguirá creciendo en el tiempo. La tragedia humana del coronavirus tomará años en resolverse y la tragedia económica neo liberal está en pleno apogeo.

En el plano anímico y psicológico las cuarentenas de meses impuestas  por las autoridades en la mayoría de los países, con pocas excepciones, han sido casi ineficaces debido a la liviandad con que asumieron el diseño y el control de la pandemia desde el primer momento. Se privilegió la actividad económica por sobre la salud, siendo su principal consecuencia los extensos periodos parciales y totales de aislamiento, al punto que han agotado psicológicamente a la población, tanto que a pesar del rebrote del virus, en varios países hay protestas porque la gente no quiere más cuarentenas. Cuando se pierde el hacer cotidiano, las personas lentamente van olvidando de sus mentes las costumbres y rutinas que les daban cierta base de estabilidad, y que al no poder realizarlas hoy, agregan incertidumbre a su futuro, porque no está surgiendo nada nuevo que las reemplace.  

La gravedad en la pérdida del trabajo y de las actividades personales, han interrumpido las conexiones interpersonales sin que se formen nuevas oportunidades. Se paralizaron las relaciones sociales, vecinales, deportivas, recreativas, incluso políticas, en especial, respecto de amistades y contactos con personas o grupos con las cuales el ser humano se realiza a través de la acción, para iniciar o imaginar nuevas formas de vida y de orientación personal.  

Como consecuencia de lo anterior, el distanciamiento de los políticos y la política con la población aumentó otro gran trecho y hoy existe una dificultad mayor que impide imaginar las necesidades futuras de la gente. No se ha creado un nuevo enfoque, serio y realista, que incorpore no solo los cambios tecnológicos, sino también cómo serán afectadas las personas por dichos cambios para protegerlas. Tanto las bombas como la Inteligencia Artificial, pueden destruir. Las primeras matan directamente, la segunda mal utilizada manipula la información y puede controlar el comportamiento de las personas para atentar contra el libre albedrío, en definitiva, la libertad del hombre.  

La actividad política sigue disputándose el poder en los niveles que acostumbra, dentro del campo de batalla cuya matriz es un modelo neo liberal en crisis. Ha sido un objetivo adoptado como dogma, al que critican sin renunciar los políticos que disputan el poder, porque no han podido derrotar prefiriendo seguir el refrán, “si no puedes con tu enemigo, únete a él”.  Los políticos del futuro deberían estar pensando cómo reencontrarse y encauzar a la población para asumir un nuevo desafío, una economía quizás básica, menos sofisticada pero más equitativa para que llegue a todos. Volver a realizar lo que se hacía antes, para recuperar la “normalidad”, está encontrando fuertes resistencias que provienen de la economía, la pandemia y la ecología.

La economía y las finanzas vienen arrastrando graves desequilibrios por sobre endeudamiento de los países. La formación de burbujas de todo tipo como los activos financieros, bursátiles, la banca, etc. Los déficits fiscales y las desviaciones para invertir y gastar el dinero que sale de la nada, ha creado monstruosas entidades a tal nivel, que nueve entidades tecnológicas tienen una capitalización que sobrepasa los US$ 6,4 billones. Apple, Amazon, Microsoft y Google valen más que el PIB mundial, exceptuando a China y EE.UU. Cuando alguien pregunta, que puede ser un desequilibrio financiero, señalo el siguiente ejemplo, Jeff Bezos, el dueño de Amazon, puede ganar US$ 100 millones diarios, mientras otros seres humanos apenas reciben US$ 1, o cero al día.

Respecto de la pandemia, los nuevos estudios de importantes centros de investigación virológica informan que las mutaciones del coronavirus pueden agregar características similares a los virus del resfrío, efecto que permanecerá  por muchos años, dejando a las vacunas con efectividad para un determinado tiempo. No quiero ser alarmista con esto, pero la información más nueva señala que existen rebrotes del virus en Europa, EEUU y otros países donde los contagios como las muertes están aumentando. La política en salud de Donald Trump para la protección de los estadounidenses ha sido un crimen de lesa humanidad. El profesor Timothy Snyder de la Universidad de Yale, afirmó por las muertes de Covid-19 que es una limpieza étnica de un «hombre vago” (en relación a D. Trump).

Esta nota fue iniciada con una mención a los efectos que está sufriendo el planeta, porque es muy preocupante. John Branch y Brad Plumer en una investigación para el New York Times, señalan, “Estados Unidos está ahora bajo el asedio del cambio climático de las formas que los científicos han advertido durante años. Pero hay una segunda parte de su advertencia: décadas de crisis creciente ya están atrapadas en el ecosistema global y no pueden revertirse.” “Los tipos de desastres en cascada que ocurren hoy, la sequía en el oeste alimentando incendios forestales históricos, que envían humo hasta la costa este, o los desfiles de tormentas tropicales que se alinean a través del Atlántico para marchar destructivamente hacia América del Norte, ya no son características de algún futuro distópico. Son el aquí y el ahora”.

Podemos agregar que los cambios están afectando la vida humana, pero mayormente a los “seres no humanos”. Y a pesar de que los cambios están presentes, aún no se ha entendido que un modelo económico que expresa como su principal objetivo, el crecimiento y la mantención de la actual estructura de distribución de la riqueza, privilegiando al mercado como asignador de los recursos, ya no tiene destino.

Lo señalado se refuerza con las palabras de Alice Hill, investigadora principal del Consejo de Relaciones Exteriores que supervisó la planificación de la resiliencia en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Obama, “Los seres humanos tienen dificultades para imaginar cosas que aún no hemos experimentado”.  La coyuntura política de Chile, que partió con la explosión social del 18 de Octubre, enfrenta a la mayoría dispuestos a cambiar la constitución y con la derecha oponiéndose tenazmente. Sin embargo, a pesar del proyecto de cambio, es posible que los cambios requeridos para afrontar una economía apropiada a los nuevos tiempos, no puedan ser incorporados en la nueva constitución, porque aún no sentimos la urgencia de hacerlos, vivimos detrás de los hechos.

Por eso suenan fuerte las palabras de Katharine Mach, profesora asociada en la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami. «A menudo ha existido la arrogante suposición de que la riqueza brinda protección». Este modelo de economía finalmente arrastrará a todos, ricos y pobres, porque no habrá garantías para nadie, más aún con Trump que avisó hace una semana que no se comprometería con una transferencia pacífica de poder, lo que aumenta las turbulencias para los inversionistas, y rebaja de paso a los Estados Unidos, a una república bananera. El temor es que los resultados de la votación del 3 de noviembre no sean lo suficientemente respetados como para que surja un ganador sin una batalla legal prolongada y plantea interrogantes sobre la calidad de la gobernabilidad en ese país.

Finalmente, algunas consideraciones desde las cifras. Cinco grandes tecnológicas suponen ya el 30 % del PIB de EEUU y representan la quinta parte del S&P500, las cuales se están tragando al mundo. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), informó un déficit federal de US$ 3,3 billones de este año, tres veces mayor que el del año pasado y el más grande déficit federal de la historia. El Banco Central de Irlanda, anunció que comenzará a cobrar un interés negativo, del 0,65%, sobre el efectivo en cuentas de empresas fiduciarias de inversión y pensiones. En Alemania, las pólizas de seguro de vida de tipo anualidad, de la jubilación están con tipos de interés negativos por el BCE. En el Reino Unido, donde el interés de referencia es del 0,10% pero podría entrar en territorio negativo pronto. En España los jubilados reciben € 1,74 por cada euro que aportan al sistema de seguridad social, el sistema no es ni remotamente sostenible, a pesar de que los pagos mensuales ya fueron reducidos en 2018. Las tasas de interés de cero a negativas no han funcionado, no van a funcionar y como dijo  Howard Marks, “El capitalismo sin tasa de obstáculos, es como el catolicismo sin infierno”.

Alan Greenspan en la FED se enfrentó a la crisis financiera de octubre de 1987, con mercados en el suelo de un 28,5% y la economía estadounidense ya estaba sufriendo una caída comenzada 16 años antes cuando el dólar fue retirado del tipo de cambio fijo y fue «flotando» en un mundo de especulación. Esta desviación del modelo de crecimiento industrial (1938-1971) marcó el comienzo de un nuevo paradigma, «post-industrialismo” hasta que reventó la burbuja Sub Prime en 2008». No crea ni por un segundo que la FED no sabe a quiénes van a beneficiar si gastan tres o cinco billones adicionales de dólares para frenar las nuevas burbujas por la crisis, porque el mundo, nosotros se los permitimos acumulando reservas en dólares a través de los bancos centrales, lo que para ellos apenas significa echarle más tinta a las impresoras de dólares.

Por Mario Briones R.


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