Estatuas y monumentos

Andrés Manuel López Obrador dijo que habría convencido a las autoridades de no colocar su estatua en Atlacomulco, Estado de México

Estatuas y monumentos

Autor: El Ciudadano México

Por Onel Ortíz Fragoso / @onelortiz

Unos días antes de terminar su mandato, el presidente municipal de Atlacomulco, Estado de México, instaló e inauguró una estatua de Andrés Manuel López Obrador. Este fin de semana, desconocidos la derribaron y despedazaron. Se llevaron la cabeza y una pierna. La colocación de dicha estatua y su casi inmediata destrucción fue pasto que se quemó rápido en las redes sociales y algunos medios de comunicación.

En su conferencia mañanera, al ser cuestionado sobre el tema, el presidente López Obrador dijo que si a él le hubieran preguntado habría convencido a las autoridades municipales de no colocarla, porque no le gustan esas cosas.

Quienes mandaron construirla y colocarla evidenciaron una total falta de sensibilidad; sobre todo de desconocimiento de la historia y del ánimo social instalado en nuestro país respecto de la utilización de los espacios públicos.

¿Acaso no han visto cómo la protesta social, particularmente, la de colectivos feministas va dirigida en contra de estatuas y monumentos? ¿Desconocen acaso la polémica desatada por el retiro del Paseo de la Reforma del monumento a Cristóbal Colón y la disputa por la estatua que ocupará su lugar?

Quienes derribaron y destruyeron el monumento a AMLO, no sólo cometieron un acto de vandalismo, sino la destrucción de un bien público. Las nuevas autoridades municipales han dicho que investigarán el asunto. Más que buscar a los responsables se debe actuar con responsabilidad y sensibilidad.

El Presidente tiene razón. El culto a la personalidad es una de las características más perjudiciales en la política mexicana y diría, de la cultura Latinoamericana. La propensión de ver en los modestos atributos de los políticos gestas épicas, dignas de héroes homéricos, condena a nuestros pueblos. Atar el destino de las naciones a la vida, personalidad, aciertos y errores de unos cuantos personajes es una de las causas de nuestros problemas y un obstáculo para nuestro desarrollo. Cuánto sufrimiento se evitaría, cuánta sangre se ahorraría, si el culto a la personalidad se eliminara o por lo menos, se ponderará en sus justas dimensiones.

En la historia de México hay grandes hombres y mujeres con visión, principios e inteligencia, que dieron hasta su vida por la libertad, el futuro del país y los valores más altos del hombre. Sin embargo, hablo de personas de carne y hueso. Poseedores de valores y realizadores de grandes acciones y también de personas propensas a errores, que vivieron sus pasiones y defendieron sus intereses.

Como lo escribiera en alguna ocasión, Daniel Cossío Villegas. La historia es el seguimiento riguroso de las acciones de los hombres y los pueblos con base en la razón e iluminados por las luces del entendimiento. Lo demás es simple mitología.

Aspiro a un país donde haya menos monumentos a los hombres y más obra en beneficio de los pueblos y la sociedad. Aspiro a una historia que pueda plasmar la vida tal y como es: mujeres y hombres con aciertos y errores. Creo que es el momento de quitarle el bronce a las estatuas. 

La política es de bronce.

Foto: Agencia Enfoque

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