Desde hace un tiempo hemos venido escuchando con naturalidad la expresión de «Clase Política».- Como tantos otros conceptos que se van incorporando al lenguaje, no solemos detenemos en qué significa y si en su utilización se está incorporando algo novedoso.
La naturalización de un concepto (o de una realidad cualquiera) significa que esta nueva realidad nos parece natural (valga la redundancia) como si siempre hubiese sido así, o a lo menos hace mucho tiempo, como que es obvio que así sea y se presenta como aparentemente inmutable.
El concepto de «Clase Política» se empezó a usar como una forma de indicar a «los políticos en general», se quiso indicar con esta expresión a aquellas personas que hacen de la política su oficio. Una forma de decir, los políticos de profesión.
Prontamente su significado se extendió a otras personas que, aunque no ejerzan actualmente el oficio político de manera formal (no son candidatos ni ejercen cargos políticos), pertenecían a este grupo. Por ejemplo (y solo porque es un buen ejemplo), nadie duda que Gutemberg Martínez pertenece a la clase política, aunque actualmente ejerce los oficios de abogado, empresario y rector de una universidad privada. En sentido contrario, no se incluyen dentro de esta denominación a los militantes de base de un partido.
A poco andar, sin embargo, esta expresión cuyo sentido era simplemente agrupar a un conjunto de personas particularmente vinculada a la actividad política comenzó a revelar una realidad mucho más compleja, de la cual no habíamos «entrado en cuenta», cual es la existencia una clase social (la clase política) a la cual pertenecen algunas personas.-
El tema (o nuestra hipótesis), es que esta Clase Política es una realidad emergente, nueva y que no siempre existió, y cuya aparición en la escena social tiene efectos particulares negativos.
Resulta necesario iniciar con una aclaración. A fines del siglo XIX el politólogo, sociólogo y jurista italiano Gaetano Mosca imprimió el concepto de «Clase Política», pero en un sentido diverso al que estamos analizando. En su libro «La Clase Política» (MOSCA, Gaetano, “La Clase Política”, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 2004.) Mosca critica la concepción de sistemas de gobierno de Aristóteles entre Monarquía, Aristocracia y Democracia (el gobierno de «uno», de «algunos» o de «todos») señalando que todas las sociedades se dividen entre gobernantes y gobernados, usando la expresión Clase Política para referirse a la primera. Hoy definiríamos a la Clase Política de Mosca como la «Clase Dominante», que se constituye en torno a un elemento de poder central (militar, religioso, económico según los tiempos), se legitima en torno a lo que él denomina «fórmula política» (que es la base jurídica y moral sobre la que se apoya el poder de la clase dominante) y dirige el devenir de la sociedad en torno a sus intereses.
En este texto no nos referimos a Clase Política en el sentido dado por Mosca a esta expresión, sino en el sentido otorgado, principalmente, por los medios de comunicación, es decir, a la existencia de una clase social particular compuesta por quienes se vinculan de forma preferente a la lucha por el control del Estado y al ejercicio de dicho control. Es decir, utilizamos el concepto de político en su sentido estricto como la actividad de quienes procuran obtener el poder de Estado.
Desde siempre se identifican líderes políticos en la sociedad, es decir, personas que hacen de la política su oficio principal, sino exclusivo, y que se ven a sí mismos y son vistos por la sociedad como personas dedicadas a la actividad política. Eso no es novedad. La novedad radicaría en la conformación, por parte de estos políticos, de una clase social. Es decir, que no solo podemos identificar un conjunto de personas dedicadas a la actividad política, sino que ha surgido una realidad social nueva, la clase política, y que como tal, el comportamiento de sus miembro, su relaciones con la sociedad en su conjunto, y su comportamiento en cuanto clase social, daría cuenta de las lógicas e intereses propios de una clase social, que busca establecerse, consolidarse y mejorar su posición de clase en relación a las demás dentro del contexto social general.
Tradicionalmente, los líderes políticos, han sido personas pertenecientes a partidos o grupos, que han pertenecido a otras clases sociales y cuyo rol primordial ha sido representar los intereses de las clases sociales. No es que los políticos pertenezcan necesariamente a la clase social (o grupo o sector social) que buscan representar o liderar. Por el contrario, existen múltiples ejemplos donde personas y organizaciones políticas compuestas mayoritariamente por personas pertenecientes a una clase social buscan representar y liderar clases sociales diferentes. Un buen ejemplo de ello es el Partido Comunista, habitualmente liderado por intelectuales de clase media y media acomodada, y que busca representar y conducir los destinos de la clase obrera. Pero igualmente existen múltiples ejemplos de líderes políticos que pertenecen a la misma clase que buscan representar y liderar. Innumerables ejemplos encontraremos en los Montt, Errázuriz, Edwards, y otros connotados miembros de la élite económica Chilena que han representado sus intereses en las mayores instancias políticas nacionales.
Sin embargo, a mi entender, estos políticos no se habían constituido en una clase social propiamente tal, como una «clase» política. En este sentido, lo que aparece como novedoso es que se constituyen como una «Clase Social” nueva, independiente y diferenciada de las otras clases sociales a los que pretenden liderar o representar.-
Este hecho (de ser cierto), no solo tiene una gran relevancia para las ciencias de la sociología y la historia, sino que tiene grandes e importantes consecuencias prácticas, y en si mismo explicaría muchos de los hechos que han sorprendido últimamente (y quizás no tan últimamente) a la opinión pública, en términos de corrupción y desprestigio de la política.
En términos sencillos, podemos definir clase social como a un grupo de individuos que tienen rasgos en común desde un punto de vista económico, de comportamiento y de representación ideológica (cosmovisión) del mundo que lo rodea.
Podemos decir que la configuración de una clase social, y la pertenencia a ella, se desprende de dos elementos centrales: a) por compartir una misma categoría de sus formas de relacionarse con los medios materiales de producción (particularmente la forma de obtención de sus rentas) y b) tener una conciencia de clase, entendida como la creencia en una comunidad de intereses de clase en cuanto sus las relaciones sociales y económicas.
Cualquier sociólogo bien nacido (y probablemente de muchas otras sapiencias y ciencias sociales) me dirá que las definiciones propuestas son imprecisas, o que son muy marxistas o muy weberianas, y sobre todo muy simplistas. Probablemente esas críticas son reales y no es mi intención polemizar en ello. Solo me mueve el interés de probar una hipótesis que puede ser validada o falseada conforme la definición y elementos centrales del concepto que cada cual integre a su definición de clase social.
¿Existe una forma genérica común (categoría) en que los políticos se relacionan con los medios de producción (y obtienen principalmente sus rentas)? Podemos identificar a lo menos tres formas generales como la clase política se relaciona con los medios de producción y de donde obtiene su renta. La primera, evidentemente, es desde el Estado, en cuanto remuneración por el servicio en cargos públicos de carácter político. La segunda, mediante la prestación de servicios, diremos políticos, a empresas privadas. Estos servicios van desde informes de coyuntura política, asesorías, relaciones con «lo político» en trámites ante el estado, la actividad de lobby en diferentes niveles, etc. La tercera, mediante la obtención de recursos, de forma directa o indirecta, de determinados sectores y grupos sociales para representar sus intereses en los espacios de decisión de políticas públicas. Más allá de la cualificación moral o jurídica que podamos hacer respecto de estas relaciones entre la clase política y los medios de producción y forma de obtención de sus recursos, la información disponible nos obliga a reconocer su existencia e importancia. Así mismo, la información pública disponible nos muestra que estas son utilizadas por toda (o casi toda) la población que identificamos como clase política.
¿Podemos identificar una cosmovisión común y compartida dentro de la clase política? Resulta evidente que los políticos de diferentes sectores tienen una diversa ideología (socialistas, social cristianos, liberales, conservadores, etc.). La pregunta es si todos (o casi todos) ellos comparten una visión de mundo en cuanto clase social, es decir, respecto de la estructura de la sociedad y su lugar en cuanto clase dentro de ella. No es fácil abordar este tema, pero a lo menos podemos señalar algunos elementos. Todos ellos declaran creer que la democracia representativa es la forma como se organiza (y debe organizarse) la sociedad. En esta forma de democracia, el rol de la clase política es intermediar la voluntad popular con el poder, de forma de ejercer la actividad política en representación de la población. Todos ellos (o la mayoría) señala creer que pese a su rol eminentemente representativo de otros (el pueblo o la ciudadanía) puede y debe actuar conforme su propia conciencia y los valores superiores del Estado, el País, Dios o el Bien Común, incluso contra de la voluntad popular conocida. Todos ellos, o la mayoría, tiene un grupo más o menos extenso de personas que conforman el partido o movimiento que da legitimidad a su acción y participación política, y desde donde nace parte importante de su legitimidad política.
Avanzado esto, nos vemos en la obligación de enfrentar un nuevo Asunto. Más allá de las definiciones formales, una clase social es más que un grupo de personas que comparte intereses económico, sociales y que comparte una cosmovisión general. Una clase social es un fenómeno social complejo, intensamente relacionado en sí mismo a través de relaciones sociales, familiares, de amistad, de «vínculos» de diferente clase y tipo. Así, para poder dar por acreditada nuestra hipótesis aún nos queda pendiente observar si las relaciones entre los miembros de la clase política cumplen este requisito de complejidad. Sin haber hecho un análisis exhaustivo de estas relaciones, la información disponible parece mostrar que a lo menos dentro cierto grupo más tradicional en la política existen intensas relaciones de carácter familiar, donde políticos de diferentes sectores se has «vinculado» por relaciones de parentesco, matrimonios, relaciones de negocios, etc. Así, no solo las personas «más reconocidas» participan de la actividad política, sino que sus hijos e hijas, sus sobrinos, etc. existen igualmente relaciones de padrinazgo, donde personas no necesariamente familiares en el sentido biológico participan o se insertan en los «círculos íntimos» políticos. Por otra parte, los matrimonios, como antaño, han servido para dar intensidad y fortaleza a los vínculos dentro de la clase política, pudiendo detectar casos donde a través de matrimonios se han vinculado familias de diverso color y tendencia política dentro de la Clase Política.
Ahora bien, como señala Mosca, las clases sociales no son homogéneas, pudiendo ver dentro de ellas, a su vez, gobernantes y gobernados-
Dentro de la simplicidad propia de un ensayo como este, podemos dar por acreditada como verdadera nuestra primera hipótesis, cual es que se ha constituido en Chile una emergente Clase Política, la cual es propiamente una clase social diferente y diferenciada de las demás clases sociales que constituyen el crisol social nacional.
Habrá que ver cuáles son las consecuencias de ello….
Por Manuel Razeto Barry [1] [2]
[1] Manuel Razeto Barry, Abogado, Director Académico Univérsitas Nueva Civilización.
[2] Publicado en http://manrazeto.blogspot.cl/