El libro como concreción, como aposento y síntesis de lo pensado, como decía Héctor Azar, requiere de atención prioritaria en la jerarquización de los valores humanos y esto lo ha cumplido sobradamente la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla que presenta una Feria Nacional del Libro en el Edificio Carolino, que ha estado, en los últimos meses, semi abandonado. Con la participación de vendedores de libros en la ciudad y en el resto del estado, así como con la producción universitaria del Colegio de Filosofía y Letras; del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades; de la Dirección Editorial y de otros organismos universitarios. La Feria da la oportunidad al público de adquirir, a bajo precio, libros de investigadores poblanos y de otras entidades nacionales que han ofrecido sus trabajos para su exposición en la feria.
En la inauguración de la primera Feria del Libro, en la Casa de la Cultura de la Ciudad de Puebla, Héctor Azar expresó que el libro es también arquitectura literaria, andamiaje letresco en el que se encuentran contenidos los diferentes modos del verbo ser y estar en la vida de manera inteligente, ser y estar con nosotros, desde los otros y, seguramente, en los otros.
Binomio inevitable de aproximación coincidente, decía el destacado autor teatral, el del autor frente al lector de su libro, el autor en carne y hueso literarios en las manos del lector, y de esta relación física irrumpe la sobrada sensualidad que contiene el solo hecho de leer un libro, de acariciarlo en la piel de sus pastas, en la tersura de sus páginas, de disfrutar con fruición el instante, de afirmar como el poeta: encontrarte y decir: tú eres yo mismo, y comprobar con ello que el índice librario es el mismo que el dedo indicador que entre sus sedas ásperas subraya presencias y ausencias, cercanías y rechazos, vivencias multiformes como las del lenguaje del amor, tan físico como metafísico.
Héctor Azar hizo una amplia referencia al libro y a las exposiciones librescas en la inauguración de la Primera Feria del Libro que organizó el Gobierno de Mariano Piña Olaya en la Casa de la Cultura, en junio de 1992. En amplísima referencia a la producción literaria de ese gobierno, primera en la historia de la entidad, se publicaron 15 colecciones con 320 títulos, después les siguieron gobiernos como el de Melquiades Morales Flores, que publicó más de 200 títulos de la Benemérita Universidad: 40 del Archivo Histórico Universitario del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades y de diversas entidades del interior del Estado. A esta producción le siguió la de Manuel Bartlett Díaz, que no superó los 100 títulos, pero fueron tirajes de 50 mil ejemplares sobre episodios nacionales y noticias de Puebla dirigidas por Gastón García Cantú. Los gobiernos poblanos de Mariano Piña Olaya, Melquiades Morales y Manuel Bartlett impulsaron el interés de los poblanos por textos sobre su historia y otros nacionales y extranjeros, sin embargo, esta actitud loable, digna de aplauso, no continuó con los gobiernos de Mario Marín y posteriores.
Ahora, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla publica los trabajos de investigadores de diferentes áreas y además impulsa la publicación de otros, por ejemplo, en fechas próximas aparecerá un libro de interés universitario cuyo autor Arturo Garmendia nos recuerda lo acontecido hace 50 años, pues trata acerca de las divergencias entre el gobierno del estado de Gonzalo Bautista o Farril y la Universidad. Oportuno el trabajo de Garmendia porque nos lleva a la fricción que existía entre 2 entidades que en lugar de conciliar y llegar a acuerdos se enfrascaron en un diferendo que, hasta hace poco tiempo, se resolvió.
Por: Alfonso Yañez
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