Por: Alfonso Yáñez Delgado
No, no se trata de los gritos de los antorchistas que se oponen a la verificación vehicular, ni de las demandas de decenas de ciudadanos en contra del abusivo gobernador del estado, Rafael Moreno Valle, eran las voces de cientos de jóvenes universitarios que en la primera quincena de mayo de 1973 pronunciaban indignados, en las principales calles de la capital poblana, y que repetían en todo el estado de Puebla contra el gobernador Gonzalo Bautista O’Farril.
El repudio no era para menos, habían matado a tres de sus principales dirigentes: en julio de 1972 a Joel Arriaga Navarro, en diciembre del mismo año, a Enrique Cabrera Barroso; en enero de 1973 a Josafat Tenorio Pacheco; asesinados por la derecha gubernamental y privada; crímenes que serían el preámbulo de otros más el primero de mayo de 1973.
Alfonso Calderón Moreno, Enrique González Romano, Víctor Manuel Medina Cuevas, Norberto Suárez Lara, el primero profesor y el resto estudiantes, también fueron asesinados los trabajadores Víctor Rodríguez y Carlos Vélez Huerta.
En mayo del presente año se cumplirán cinco décadas de aquellos turbulentos acontecimientos. Según el secretario general del gobierno de Bautista, licenciado Eduardo Langle Martínez, los hechos ocurrieron así:
“… Antes de que la policía fuera atacada con armas de fuego en el perímetro del Carolino, hubo grupos de agitadores y escandalosos que trataron de sabotear el desfile del primero de mayo, celebrado ayer.
“Intentaron incrustarse en las filas de los trabajadores, pero estos los rechazaron. Pretendían pasar inadvertidos, y, confundiéndose con los trabajadores, vociferar y llevar a cabo maniobras que habían premeditado.
“Al no lograr sus propósitos de sabotear el desfile se dirigieron al Carolino donde se apoderaron de un vehículo de la policía quemando este y secuestrando a sus tripulantes… al acudir los bomberos para sofocar el fuego fueron recibidos con disparos de armas de fuego y la policía intervino y entabló prolongada lucha de casi cuatro horas con los agitadores que desde los altos del Carolino disparaban a discreción sobre las fuerzas preventivas.”
Langle Martínez omitió información sobre el número de muertos del lado Carolino y ninguno de la policía. Algunos diarios locales y nacionales, el dos de mayo, publicaron fotos de personas armadas que disparaban contra el inmueble universitario, eran expertos tiradores, entre ellos se encontraban Andrés Chi-Sing Cuamatzi, fallecido en 2010 en la penitenciaria del Estado.
Y en medio de la turbulencia cívica, el 8 de mayo de 1973 se inaugura la Universidad Popular Autónoma de Puebla, que fue una de las primeras acciones para pacificar el conflicto entre el gobierno del estado, sirviente de los intereses privados de aquel entonces y la Universidad Pública; pero esta acción no evitó la renuncia de Gonzalo Bautista, pues en toda la nación y en todo el estado se exigía la renuncia del gobernador.
Mientras se inauguraba la nueva Universidad, por otra parte, se organizaba el paro de 117 instituciones educativas nacionales que exigían: ¡Fuera el gobernador de Puebla, fuera!
El citado 8 de mayo de 1973, el gobernador interino de Puebla, doctor Gonzalo Bautista O’Farril, renunció señalando que su dimisión “obedecía a sus deseos de colaborar a restablecer la paz alterada en la entidad a raíz de los sucesos del primero de mayo en el que murieron cuatro estudiantes y resultaron heridos otros más y varios policías”.
Desde luego, la renuncia de su gobernador provocó a la elite económica y política más odio contra el presidente Luis Echeverría Álvarez; fue acusado de miles de cosas, sin embargo, las cosas cambiaron, llegaron dos gobernantes mesurados: Guillermo Morales Blumenkron y Alfredo Toxqui Fernández de Lara.
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Foto:Archivo Histórico Universitario /BUAP
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