Gánele al sistema

Giremos la mirada, cambie el paradigma, es absolutamente posible, dele un giro de tuercas a todas sus concepciones de las cosas, igual que Descartes, dude, pero cuidado con Dios o con el genio maligno, que no le hagan una zancadilla o un truco

Gánele al sistema

Autor: Pia
Pia

Giremos la mirada, cambie el paradigma, es absolutamente posible, dele un giro de tuercas a todas sus concepciones de las cosas, igual que Descartes, dude, pero cuidado con Dios o con el genio maligno, que no le hagan una zancadilla o un truco. Noooo… ya sé, haga como Diógenes el Perro ¿Lo ubica? Búsquelo, debe estar haciendo una fogata en el río Mapocho– aunque ya está seco, solamente corre un hilo de baba, es lo que va quedando no más- para calentar las noches frías con Dostoyevsky, con Gómez Morel, el compañero Viscarra, que bajó del altiplano, borracho, pero conste que acordándose de todo, eso sí, y en una de esas, quién sabe, se sumaron Gómez Rojas, la Violeta, Peralta y el macho anciano de Rokha echando chuchás contra el capitalismo, mientras llevaba unos vinos con los que se rajó Bukowski con la plata que ganó en las carreras del hipódromo o que compraron con la moneda falsa que le pasó para la micro el papá a Diógenes antes de que éste se fuera tras la minita de la filosofía. En fin, búsquelo, por ahí anda, para que le cuente una de sus tantas anécdotas cínicas, y enfrente a este sistema con un poco más de insolencia e ironía. Sabía que Diógenes le echó la foca a Alejandro Magno y andaba meando a la gente cuando se le daba la gana ¿Por qué no? En serio, además, su actitud es transversal a las épocas, es directa, a quemarropa. A ver, ¿De dónde es Usted? ¿De la físis o el nomos? Quién de los dos le pone la fianza ¿La naturaleza o la ley? ¿Lo sensible o el alma? ¿Quién gana? ¿Cuál es mejor? Ese binomio tan problemático para Platón, el conocimiento versus la opinión, el cuerpo como un problema ingobernable para la política. Mejor, ¿quiere que le proponga algo? Cuando salga de su casa, no se suba al auto, cambie de velocidad y camine, así como los filósofos peripatéticos, deambule, observando el entorno, salga de los letargos de la costumbre y desacostúmbrese, ande como un extranjero en su propia tierra, sienta el extrañamiento de no estar en casa. Tome distancia de los cuentos que le han contado, escarbe, interprete, desencaje, y… ¡Gánele al sistema! Haga lo que no hay que hacer, desvíese de su rutina dada, total ya la conoce, como le dije antes, camine, en silencio, escuchando los sonidos de la ciudad, su música maquinal, ese enorme engranaje todopoderoso que parece perfecto, pero ¿Le digo algo? Es pura apariencia, está lleno de erratas, igual que Usted y yo, pero lo disimula para que todos creamos que funciona bien, que es mejor que nosotros ¡Qué detalle de su parte! Cómo nos cuidan o… ¿Cómo nos dominan? ¡Yaaa poh! No se entren todavía. No se vayan. Esperen un poco ¿Quién es más fuerte? ¿Quién es más fuerte? ¿El sistema o Usted? ¿Él, Usted o yo? Entonces, como le dije antes, después de escuchar la arquitectura sonora de la ciudad, liberando a su ser del olvido en que lo tenía, preso en los barrotes de tantas certezas que una educación le entregó, una religión, una política, una familia, en otras palabras, todo “lo dado”, y si no tuvo eso, entonces lo que le entregó el abandono social, Usted igual está en el mundo. Llame a un amigo o amiga y transiten juntos de un lugar a otro, perdiéndose en los laberintos urbanos –aquí viene lo bueno- practicando el diálogo, sí, sencillo ¡converse! no todo está perdido, depende de Usted, aunque la verdad, los “políticos” ya están pedío hace rato, no pueden salir de sus mentes y de sus pasos limítrofes de la burocracia, siguiendo las órdenes de su jefe, que es un papel con cifras y sello de agua que cada cierto tiempo le hacen un retoque, en definitiva, están sumergidos en una caverna, así como en los cuentos de Platón, el cabro de la espalda ancha que anda con sandalias paseándose en la plaza, sin embargo, es raro, porque a pesar de que están ahí, en la ceguera, encadenados a sus puestos, en suma, presos de su condición, están a cargo de la administración de un país ¿Por qué será así? Pregúntese. Si se supone que nadie los quiere ¿Por la metafísica de la adecuación? Piénselo. Por eso es importante que Usted, yo, nosotros, tomemos otro camino o nos multipliquemos en cientos de rizomas –a lo mejor resulta- para que dejemos de ser cómplices, no ve que el ser es pura posibilidad debido a que es un concepto disponible, por lo tanto el ser es una constante pregunta que lo invita a caminar por otros lares, es una experiencia, una tarea por hacer, como la poesía, que es un lugar de libertad, que no acepta determinaciones previas de la República, se autodetermina, pero ¿sabía que ella estaba condenada desde chica? Aunque igual le ha ido ganando al sistema, porque siempre ella se está fugando, es una proscrita, nunca coincide con el particular elevado a universal, ni con las categorías, claro que tiene un costo, no es así no más la cosa, ha pasado mucho hambre, hambre, hambre, y varias pellejerías y unas cuantas humillaciones. Por eso le digo, haga como la poesía cuando pueda, sálgase de lo monótono, esto se lo digo a Usted, a los demás, también a mí, constrúyase a sí mismo, es posible, hágase cargo de su individualidad para que en conjunto sea un aporte, y… ¡Ganémosle al sistema! Que cada día que pasa se resquebraja más, y no se sostiene solo ¿Sabía? necesita de nosotros, por eso, no seamos más cómplices de él. Por supuesto que el recorrido del que les hablé recién, no se le puede pedir a los “políticos”, agreguemos a los “empresarios” también, porque se sienten muy cómodos ahí donde están, no ve que para ellos la cultura, el arte y el pensamiento tienen que ser entretenidos, o si no, se aburren, se evaden del peso de la gravedad del ser, porque son mediocres, están bien ahí sentados en el sofá de cuero con su jefe de papel que tiene distintas caras. Por lo tanto, se cumple uno de los pensamientos de Platón, tienen “poder” político, aunque, sin nada de “saber”, esto es, “poder” vacío, en otras palabras, violencia, un poder edípico, excesivo, que les está pasando la cuenta, los está anulando. La República es violencia, el pacto social es violencia, pregúnteles a todos los pueblos originarios de América, en especial, a los Mapuche, qué pasa cuando no quieren firmar el pacto y una República quiere que sean suyos. Si miramos bien cómo los políticos se muestran y los empresarios también, ya no tienen nada que ocultar, no tienen ningún secreto, se muestran en su completa desnudez, ya se sabe hasta dónde pueden llegar ¿Se ha dado cuenta? Dude, como dije al principio, no obstante, haga su propio camino, su propio método, y establezca una certeza, no se preocupe, después la cambia, porque la realidad está en movimiento, la materia se mueve, el pensamiento también y… ¡Gánele al sistema! Ve, los políticos-empresarios no son mentira, son pura verdad, a la manera de la aletheia, esto es, entender la “verdad” como lo no-oculto, ya están desencubiertos, de esta manera la concepción de la verdad tiene un vuelco, abre la cerradura clausurada desde el siglo V a. c, ya no indicaría obligadamente lo bello, lo bueno, puede ir más allá de aquella moral, incluso puede ser algo molesto, desagradable, por eso, desde este punto de vista, los políticos ya sabemos cómo son, de qué calaña, no la ocultan, en otra palabras, son lo no-oculto, vale decir: la verdad. Por lo demás, déjeme que le diga, bastante ingenuos e ignorantes que son estos políticos en cuestiones de la “política”, habiendo un listado de pensadores que escribieron y escriben sobre estos temas, bueno se nota que no saben leer, no obstante, muchos fueron a “buenos” colegios, aunque, prefirieron quedarse dentro de la caverna, cautivos, perplejos, mirando las sombras de la muchedumbre, proyectada por la TV de la que son dueños o reflejadas en las paredes de La Moneda cuando en las noches la multitud pone velas, para que no sigan rompiendo más cosas del país, ahí quedaron, de espaldas a nosotros, anonadados con trucos y magias, con dios, la virgen y el dinero, ahí quedaron, no quisieron hacer el camino, no estuvieron a la altura. ¡Ganémosle al sistema!

Por Javier Peralta Rojas


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