El lunes de esta semana se hizo efectiva una noticia que comenzó a circular desde el viernes en redes sociales, acerca del fin de la parrilla programática de la Radio Uno. Digo efectiva y lunes, porque la inexistencia de comunicados oficiales hacía solo suponer la información que rápidamente se viralizó por medios virtuales. La jefa de Relaciones Públicas de Iberoamericana, señaló escuetamente que todo ocurría en procesos de cambio de la línea editorial y que a partir de esta semana la radio mantendría música chilena de manera envasada 24/7, y que por el momento, un “comité” se encargaría de tomar las decisiones musicales. Sin embargo, tras el fin de una radio que durante un poco más de 7 años transformó y recuperó en buena ley los procesos de difusión, promoción y conocimiento de la música nacional hay mucho más de fondo.
Tras la medida de carácter financiero y como consecuencia de la aprobación de la ley que obliga a las emisoras radiales a difundir un 20% de música nacional, se devela la existencia de una perspectiva empresarial. La ley afectó a la particularidad del proyecto, su diferencia comparativa, la emisora perdió su negocio. En ese sentido, si la razón no es financiera o tiene que ver con el porcentaje de música nacional en radios, cabría preguntarse de qué formas o maneras va a existir una reconsideración del proyecto. Tras el cierre de las programaciones y la parrilla de la emisora hay una restructuración a un proyecto que no dio “las cifras” que de él se esperaban. La radio, dependiente de Iberoamericana y a su vez, este del conglomerado español Prisa, tuvo que hacer frente a las exigencias capitalistas de una forma desigual y poco leal, el que al parecer le prestó lámparas y linternas de día pero se las quitó de noche. En ese sentido, lo que se desvela tras el término de los programas de la emisora, también nos habla acerca del difícil y complicado momento que vive la industria musical y los escasos mecanismos de protección, apoyo y difusión que existen.
Una arista poco investigada, sería indagar acerca de qué manera legal la emisora y sus responsables legales harán frente a los fondos de cultura con los que año a año hacían frente a sus actividades. Que la Radio mantenga como focos y ejes de su programación la mantención de música chilena las 24 horas del día y los 7 días de la semana, es casi un consuelo de tontos y a juicio de este columnista, es lo mínimo que se podría esperar de ellos.
Hubo un tiempo en nuestro país que radios daban espacios a que sus músicos tocaran en vivo. Hubo un tiempo donde los artistas podían hacer difusión de sus actividades, realizar nuevas versiones y con nuevos arreglos de sus temas y discos más conocidos al aire. En ese sentido, la real pérdida no es el fin de la emisora, sino la calidad de los espacios radiales que al alero de ella se generaron y que a fin de cuentas, lograron distinguirla como un real aporte. Más allá del gusto o no por la música nacional, la radio interpretó el quehacer y sentir de una gran parte de los músicos chilenos y una nueva generación de cantantes que bajo su auspicio, pudieron e hicieron difusión de sus nuevos discos, canciones, giras y conciertos.
La radio hizo parte importante de su gestión, al alero de una nueva generación de jóvenes que logró captar o fidelizar, así como también volvió a encantar a un público mayor que aprendió de rock, de la nueva cumbia chilena y de cueca brava. Tras sus galas o recitales de aniversario, sesiones de estudio, fondas de fiestas patrias, portadas en diarios e importantes minutos en noticiarios de televisión, la Radio Uno se hizo cargo de una generación cruzada en términos musicales. Una generación que creció oyendo a la nueva ola, pero que en agradecimiento, se entregó a Chico Trujillo, Banda Conmoción, Gepe, Chinoy, Manuel García, Américo, entre muchos otros, demostrando la buena factura y momento que vive la música nacional. Una generación marcada por las consignas y las protestas, una generación con banderas de lucha que día a día comprueba que para cambiar el mundo, primero debemos cambiar las personas y sus acciones. Hasta siempre Radio Uno, Música Chilena.
Hugo Ramos Tapia
Licenciado en Historia
Estudiante Magíster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural