¿Giro a la derecha? la izquierda chilena frente al gobierno piñerista

Frente al triunfo de Sebastián Piñera, nuevamente electo presidente de Chile, los reputados periódicos internacionales, como el New York Times y la British Broadcasting Corporation (BBC), comenzaron a hablar de la consolidación del giro a la derecha latinoamericano

¿Giro a la derecha? la izquierda chilena frente al gobierno piñerista

Autor: paulwalder

Frente al triunfo de Sebastián Piñera, nuevamente electo presidente de Chile, los reputados periódicos internacionales, como el New York Times y la British Broadcasting Corporation (BBC), comenzaron a hablar de la consolidación del giro a la derecha latinoamericano. Y en parte tienen razón: países con gobiernos identificados con la izquierda han sido reemplazados por gobiernos identificados con la derecha.

 

Pero ¿por qué tienen razón sólo en parte? Porque el binomio izquierda-derecha, en tanto metáfora topográfica, permite hablar de izquierdas y derechas en plural, por lo que cualquier giro de dirección ideológica habilitará matices importantes que no deben menospreciarse. Hablando con rigor analítico, no se es simplemente de izquierda o derecha, sino que se está a la izquierda de o a la derecha de. Entender esto resulta fundamental, sobre todo en países como Chile, donde hoy, debido a un amplio consenso político partidario desde la vuelta a la democracia conocido como el pacto de transición, para muchos ciudadanos la distinción entre izquierda y derecha resulta trivial.

 

Aclaremos: Bachelet efectivamente formó parte de lo que en algún momento se llamó giro a la izquierda latinoamericano. A su vez resulta difícil no hablar de Piñera como un político de derechas; por mucho que este trate de identificarse con el centro (el cual para el autor de esta nota no existe) su pasado, su discurso y sus propuestas en materias de políticas públicas (y ahora su gabinete, el más reaccionario en términos valóricos, el más neoliberal en materia económica y uno de los más peligroso en cuanto a fuerzas de seguridad y de orden público desde la vuelta a la democracia) representan una postura derechista clara.

 

¿Y entonces por qué pedir tanto rigor analítico si al parecer es fácil identificar a Bachelet con la izquierda y a Piñera con la derecha? Porque por mucho que Bachelet esté a la izquierda de Piñera, es decir que Chile gire a la derecha, no es baladí la continuidad que en muchos aspectos ha existido (y creemos existirá) entre ambos gobiernos. Que quede claro: Piñera y Bachelet no son lo mismo. El gobierno saliente no tuvo en su gabinete a cómplices de la dictadura ni a personeros que abiertamente hayan defendido su legado; tampoco Bachelet dijo que la educación es un bien de mercado ni culpó a los inmigrantes de los problemas del país, ni se opuso a legislar sobre el aborto en tres causales o sobre la identidad de género (con chistes machistas mediante). Pero a pesar de estas importantes diferencias quedan muchos temas de vital importancia en los cuales no se vislumbra giro ideológico alguno sino más bien una profundización de la orientación actual: represión al pueblo mapuche, mantención y fortalecimiento del sistema de pensiones, responsabilidad fiscal y clima favorable a las inversiones como caballos de batalla contra políticas de redistribución de riquezas y ampliación de derechos, el impulso al TPP e intervencionismo para frenar los centenares de casos de corrupción político empresarial.

 

Con esta nueva asunción de Piñera a la presidencia de la República la importancia de juzgar los matices antes de hablar de giros en el espectro ideológico resulta fundamental para la construcción/consolidación de una impostergable alternativa de izquierdas que busque romper con el consenso estructural entre La Concertación/Nueva Mayoría (“La Izquierda) y La Alianza/Chile Vamos (“La Derecha”).

Lo primero, entonces, es una precaución metodológica: hay que romper con la usual asimilación que existe en Chile entre derecha, dictadura y neoliberalismo. Esta cadena de equivalencias es analíticamente insuficiente, pero sobre todo peligrosa a nivel práctico, ya que no permite identificar la variedad discursiva, los cambios estratégicos y los diferentes diseños de políticas públicas presentes en la derecha chilena actual. Es cierto que la dictadura chilena fue un autoritarismo de derecha. También es cierto que el neoliberalismo es una ideología de derecha. Pero autoritarismo, neoliberalismo y derecha no son sinónimos a pesar de que en muchas oportunidades hayan operado (y operen aún) juntos.

 

Han sido varios años en los que el debate público y la competencia electoral se han estructurado principalmente a partir de la división autoritarismo-democracia, y si bien este debe seguir siendo unos de los ejes principales de la oposición izquierdista, este no puede ser el único. Sabemos que no es fácil en Chile pensar a la derecha sin pensar el Golpe de Estado de 1973. Pero una crítica al neoliberalismo no se puede fundar exclusivamente en sus raíces dictatoriales. Es esto justamente lo que, paradójicamente, ha permitido a la izquierda concertacionista profundizar el neoliberalismo y a la vez aparecer como LA alternativa de izquierda debido a su defensa de los derechos humanos y de la democracia.

 

Por suerte hay una izquierda que al parecer ha entendido esto. Esperemos que no se caiga en los mismos errores que han caracterizado históricamente a la izquierda, que el frente continúe ampliándose y que el espacio público sea un espacio de integración plural y no de parcelación vanguardista.

 

 

Carlos Montecinos.

Rut 15.845.417-3

Politólogo

Investigador de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires.

Miembro del GICP UBA “Las Derechas en América Latina”

Miembro del GICP UBA “Foucault, economía y gobierno de la verdad. Fabricando categorías heurísticas para estudios de casos”

 


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