Así dijo Jean-Claude Juncker cuando le propusieron tratar en el G20 las cuestiones monetarias que comienzan a salirse de madre: “En el marco del G20 hay demasiada chusma y demasiados intereses como para llegar a un acuerdo sobre las monedas”, respondió. Juncker, -primer ministro de Luxemburgo-, preside el Grupo de ministros de Finanzas de la zona Euro. Para él el marco ideal sería el G7 más China. La comunidad de los ricos y la potencia que les tiene cogidos de las pelotas. ¡Fuera los miserables! Bien pensado, Juncker no deja de tener razón. El G7 más China reúne en torno al 70% del PIB planetario y una proporción aun mayor de los activos financieros. Para no hablar de la (im)potencia militar. ¿Para qué invitar a los flaites?
Pero, si Ud. me permite, sin ánimo de molestar: ¿Qué coños es lo que hay que resolver en el ámbito monetario? Las tasas de cambio, boludo, las tasas de cambio: cuantos yenes por un pijotero dólar, cuantos dólares por un euro, un euro cuantos yuanes, y así. ¡Ah!, ¿por qué las tasas de cambio no las fija el mercado? No boludo, nunca. Las potencias se arreglan para obtener tasas de cambio que favorezcan sus intereses, y cuando esos intereses son contradictorios, entran en conflicto. ¿Te queda claro? De modo que como la crisis financiera desarmó el naipe, los que cuentan, los poderosos, se quejan del valor de tal o cual moneda que les impide -porque está muy alto, o muy bajo, o muy estable-, seguir forrándose como de costumbre. La “volatilidad de los mercados cambiarios” que le llaman, ¿Capici? O los “desequilibrios monetarios”. No, no es nada personal: solo negocios.
Los más tramposos, los EEUU, juegan al yo-yo con el dólar. Los chinos -que no nacieron ayer-, establecieron en el año 1994 una paridad fija del yuan con el dólar. Últimamente, el Banco Central chino fija una paridad diaria en torno a la cual el yuan no puede oscilar más allá de un 0,5%. Clever. De modo que el dólar puede subir y bajar como le salga de la punta del nabo, para los chinos es como si se las machacan. Visto que las políticas monetarias de los EEUU apuntan a generar una ventaja competitiva devaluando el dólar (con tasas de interés bajitas, bajitas) -lo que a su vez baja la paridad del yuan-, se escuchó como un quejido: Japón y Europa pretenden que les están viendo el patrimonio genético. La prensa seria lo pone así: “Los grandes de las finanzas del G20 reunidos en Washington, reafirmaron que los principales exportadores del planeta, como China, debiesen favorecer el crecimiento de su consumo interno para que los países industrializados endeudados (como los EEUU), puedan sanear sus finanzas sin poner en peligro el crecimiento mundial”.
En nombre del FMI, Dominique Strauss-Kahn declara: “Tomo muy en serio la amenaza de una guerra de monedas. Hay que evitarla. El FMI hará proposiciones en ese sentido”. Y en defensor de los intereses de occidente señala la responsabilidad de Beijing: “La subvaluación del yuan es el origen de las tensiones en la economía mundial, tensiones que se transforman en amenazas. Si queremos evitar las condiciones de una nueva crisis, China tiene que acelerar el proceso de reevaluación de su moneda”. Si uno le escucha a DSK, él dice todo esto en beneficio de China, por supuesto. El FMI, un organismo inútil, pernicioso, culpable del origen y/o la agravación de muchas crisis económicas, incapaz de prever nada, dándole consejos a… China que crece a tasas del 10%. Cuando termines de cagarte de la risa, sigue leyendo.
Lo chinos -como era de prever-, lanzaron el famoso “¿quelel tandeal?” que les sirve para enviar de regreso al íntimo lugar de sus orígenes a quienes les tocan las pelotas. Y ya la tenemos liada. Porque China, otras cosas no pero plata tiene. La que quieras. Sus reservas en dólares sobrepasaron hace rato los dos billones de dólares, suficiente como para sacar pecho, roncar y ponerle condiciones al más pintado. Por eso Jean-Claude Juncker dice que este entuerto hay que arreglarlo en familia: el G7, la comunidad de los ricos, y China, la potencia que les tiene cogidos de las pelotas. ¿Ves cómo es de simple?
Los países rascas como el nuestro -que pretende a través de sus expertos que el dólar baja o sube por culpa del Cobre-, no están invitados.
Demasiada chusma y demasiados intereses…
Por Luis Casado