Guía práctica para fracasar como oposición

El discurso de la oposición no confluye con la realidad mexicana. Viven en un México alterno, lejano del acontecer diario de las mayorías del país

Guía práctica para fracasar como oposición

Autor: Jorge Hernández Aguilera

Es inminente el festín que el Movimiento de Regeneración Nacional celebrará en el año 2024. Será un festejo electoral en el que el pueblo de México ratificará la confianza en las urnas hacia la figura del liderazgo carismático que representa el presidente Andrés Manuel López Obrador. La victoria en las casillas será en menor medida atribuible a quien encabece la candidatura por Morena a la Presidencia de la República. El gran responsable de la eventual refrenda de morena en el poder será López Obrador.

En igual dimensión, la autollamada oposición ha permitido que la silueta de AMLO se agrande sin límite. El gran enemigo de la oposición ha sido la oposición misma. En cinco años no han logrado construir una narrativa que refleje alternancia en cuanto a proyecto de gobierno; que describa la idea de país y como construir esa idea.

La oposición se ha limitado a negarse a toda acción desplegada desde Palacio Nacional. Sin darse cuenta de que la motivación de las políticas públicas es el bienestar social; y que, al oponerse de facto a ello, se sitúan en contra de la mayoría ciudadana. El auto sabotaje es consumado ante la negativa infinita a las propuestas impulsadas por el presidente. Ahí se mantiene la crítica, en decir que no, pero no decir como sí. ¿Qué tipo de país quisiera la oposición? El que sea; siempre y cuando no sea uno gobernado por Morena.

No hay ruta crítica, no existen cuadros competitivos. No tienen perfiles legitimados por una trayectoria de convicción social. Simplemente, es la añeja clase política, tomando un discurso de victimización, de lamento por la pérdida de privilegios. Sus manifestaciones se ven simplificadas en defender al INE, no por una cuestión de auténtica efervescencia democrática, sino, por la conservación del estatus quo en materia electoral. Aquel estado de cosas que les permite vigencia y oxígeno monetario a través de las prerrogativas costeadas por el sudor de la ciudadanía.

Circulan hipócritamente que un gobierno debe servir a todos los sectores, no únicamente a la clase baja. Dictan falazmente que la oposición debe centrarse ahora en gobernar para la clase media. Tramposamente no definen la categoría de clase media. ¿Quién es clase media en este país?

Acorde a lo expuesto en el estudio realizado por el Laboratorio de Desigualdades Mundiales; World Inequality Report 2022, el 10 por ciento de las personas más ricas en México tienen 30 veces más ingresos que el 50 por ciento más pobre. El 50 por ciento más pobre concentra el 10 por ciento del ingreso nacional. Ese mismo 50 por ciento tiene más deudas que bienes. El 10 % más rico concentra el 80 % de las riquezas.

Datos proyectados por el informe global de riqueza, elaborado por el banco suizo Credit Suisse, arrojan que el 1% de la plutocracia en México posee el 31% de la riqueza ¿Dónde está situada la clase media? ¿Quiénes pertenecen a ella?

El discurso de la oposición no confluye con la realidad mexicana. Viven en un México alterno, lejano del acontecer diario de las mayorías del país. Siguen sin entender por qué la revolución pacífica electoral revolcó sus afanes mercantilistas. Mientras no lo entiendan y no construyan una plataforma alterna, que supere el absurdo de limitarse a decir “no” a todo lo que rime con AMLO, estarán lejos de volver al poder.

Lo ha comentado el presidente de México: “Al pueblo se le puede engañar una; dos veces. Pero no se le puede engañar siempre”.

El pueblo ha despertado.

Y no tiene ganas de irse a dormir.

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Por: Jorge Hernández Aguilera

Foto: Archivo El Ciudadano

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