Durante el día de ayer, la ciudad de Huasco cierra las calles en protesta de la aprobación, insólita, de la planta termoeléctrica de Punta Alcalde pese al rechazo de la Corema y de la población completa del Valle de Huasco. Los ministros y subsecretarios del Consejo de Ministros deciden -a puerta cerrada como es su costumbre- que es suficiente que Endesa se comprometa a solucionar las emisiones de una de las chimeneas de CAP, para paliar los efectos adversos del funcionamiento de la planta energética. Arreglo que entre gallos y medianoche, aparece como la solución definitiva del proyecto.
Pareciera que la razón de dicha aprobación es darle una señal al sector productivo de que la energía, a pesar -e incluso en contra- de la institucionalidad vigente, estará disponible para que los proyectos mineros e industriales de la zona norte continúen creciendo.
El caso Castilla, con la ejemplar Sentencia de la Corte Suprema, fue olvidado rápidamente por los Ministros de Estado, quienes apuestan a que la ciudad de Huasco guarde respetuoso silencio frente a sus decisiones, por el bien energético de Chile. Sin embargo, dicho silencio no es tal. Conocida la aprobación del Consejo de Ministros al proyecto de Punta Alcalde, el pueblo en masa se vuelca a las calles con el fin de mostrar su rechazo. Y el Alcalde recién re electo de la ciudad, don Rodrigo Loyola, declara públicamente que la ciudad no quiere esta termoeléctrica que, si bien, produce energía, desmedra las condiciones de vida del Valle de Huasco, cuyo aire está al límite de la saturación de partículas dañinas para el ser humano gracias a la termoeléctrica ubicada en la misma zona y que va en su quinta etapa de construcción; la termoeléctrica Guacolda.
El Alcalde, con razón, expresa su enorme sorpresa ante la decisión de los Ministros que ignoran las consideraciones técnicas del rechazo que hiciera la Corema, forzando la institucionalidad hasta el máximo y obligando al Municipio a judicializar el tema para obtener, ojalá, una nueva sentencia tipo Castilla y, de paso, mermando la ya baja aprobación del gobierno de Piñera y reduciendo a niveles insalvables la confianza de la población en las leyes vigentes en el tema medioambiental.
Podrá el gobierno olvidar que Huasco produce los mejores Piscos, gracias a su uva, que es una zona turística de renombre, que tiene pesca artesanal y que su gente acostumbraba a respirar un aire prístino, de esos que pocas veces sentimos en Santiago, pero su gente, el pueblo de Huasco y sus autoridades locales, encabezadas por su Alcalde, no lo olvidan, y pelean hoy mismo contra esta decisión, con el único objeto de no perder lo poco que les queda del bello Valle de Huasco.
Cuando pienso en el actuar medioambiental de este Gobierno y del recién pasado, enumero: aprobación de Hidroaysén, con su evidente daño al medioambiente y la destrucción de uno de los más bellos y salvajes paisajes de Chile; votación favorable de la ley sobre pesca, que deja a los pescadores artesanales en la indefensión; reapertura de la planta de cerdos de Agrosúper de Freirina, con toda la suciedad y hedor que significa abrir la planta de procesamiento y crianza de cerdos más grande de Sudamérica; ayer, aprobación de la termoeléctrica de Huasco, me pregunto –con pavor- que es lo que seguirá.
Por Eleonor Concha Venegas