IIPPE 2024: Imperialismo, China y BRICS+

El tema de la conferencia se centró en si los países del Sur Global podrían escapar de las garras del imperialismo y comenzar a “ponerse al día”. ¿Se logrará apoyándose en la emergente y dispar coalición de gobiernos BRICS+ o dependerá más de romper con el capitalismo en cada país y desarrollar un modelo transitorio de acumulación no basado en la ley del valor?

IIPPE 2024: Imperialismo, China y BRICS+

Autor: Michael Roberts

La Iniciativa Internacional para la Promoción de la Economía Política (IIPPE) celebra una conferencia cada año. Reúne a economistas radicales y marxistas para discutir las últimas teorías y desarrollos del capitalismo en sesiones en las que se presentan muchas ponencias. He informado sobre conferencias anteriores en este blog. La conferencia de este año tuvo lugar en Estambul, Turquía y el tema fue: La economía mundial cambiante y el imperialismo actual. Participé en línea por zoom en algunas sesiones y también obtuve ponencias de los participantes en la conferencia.

Hubo dos sesiones plenarias sobre el tema principal de la conferencia, dirigidas por Trevor Ngwane, de la Universidad de Johannesburgo, Sudáfrica, y Utsa Patnaik, de la Universidad Jawaharial Nehru, India. Solo pude obtener fragmentos de segunda mano de estas sesiones plenarias, pero hasta donde puedo decir, el profesor Ngwane estaba ansioso por decirle a su audiencia que los socialistas no deberían confiar en los BRICS (o BRICS+ incluidos los nuevos participantes, Irán, Arabia Saudita y pronto Turquía) y sus instituciones en expansión para resistir la hegemonía del bloque imperialista liderado por los EE.UU.

Los países del BRICS+ eran tan capitalistas e imperialistas como el bloque imperialista del Norte Global, argumentó Ngawani. Ellos y sus gobiernos explotarían a los pobres de la misma manera. De hecho, la economía más importante de los BRIC+, China, era capitalista e imperialista en sus relaciones con la periferia. Los países BRIC podrían ser caracterizados como «subimperialistas» (explotados por el bloque imperialista, pero explotando a otros más abajo en la escalera). La única fuerza para el cambio vendría «desde abajo», de la clase obrera de estos países, no de gente como Xi en China, Modi en India, Ramaphosa en Sudáfrica, Lula en Brasil, MbS en Arabia Saudita o los mulás en Irán.

En mi opinión, hay mucho de verdad en la conclusión de Ngwane: no podemos esperar que estos gobiernos de los BRICS transformen el mundo a pesar de su relativa resistencia al bloque imperialista estadounidense. Por otro lado, la caracterización de Ngwane de China como imperialista, por no hablar de capitalista, y de todos los BRICS como «subimperialistas», no me convence. Volveré sobre estas cuestiones más adelante en este artículo.

Utsa Patnaik es una famosa economista marxista india (junto con su marido Prabhat Patnaik). Desarrollaron la “teoría del drenaje” de la explotación: los ingresos de la India en el siglo XIX se drenaron para generar ganancias para el ascenso hegemónico mundial de Gran Bretaña.

De hecho, recientemente, Kabeer Bora, de la Universidad de Utah, hizo un intento novedoso de medir la transferencia de valor apropiada por Gran Bretaña de su colonia de la «joya de la corona», la India, durante el siglo XIX. Bora consideró que esta transferencia de plusvalía fue inestimable para el éxito de la economía británica. En su análisis, se basó en la ley de Marx de la tasa decreciente de ganancia, es decir, que a medida que la tasa de ganancia caía internamente, el capital británico contrarrestaba eso con un aumento de las ganancias drenadas de la India. Bora midió la fuga de valor de la India a Gran Bretaña utilizando la relación entre las exportaciones nominales de la India y las importaciones nominales hacia y desde el Reino Unido. Descubrió que un aumento en este «drenaje» colonial del 1% aumenta la tasa de ganancia de Gran Bretaña en alrededor de nueve puntos porcentuales. De modo que no sólo el colonialismo ayudó a Gran Bretaña, sino que fue en particular la fuga de recursos de la India lo que lo hizo.

En su presentación, Patnaik se concentró en el fracaso para acabar con la pobreza en el Sur Global. Este fracaso se debió a la explotación de los países pobres por parte del Norte Global. Concentró sus comentarios en los terribles niveles de pobreza basados en medidas de ingesta calórica. Pero también le preocupaba argumentar en contra de la afirmación de que China había sacado a 800 millones de chinos de la pobreza. Esto se debe a que el nivel de ingesta nutricional de China también era muy bajo. Según ese criterio, China estaba realmente tan llena de gente en la pobreza como la India. Y eso es porque China era igual de capitalista.

Este argumento fue refutado desde el pleno, ya que los criterios de China para el nivel de pobreza se basan en los ingresos y otras categorías de «bienestar» (alimentación, ropa, educación, apoyo médico y vivienda segura). En esas mediciones, China tenía mucha menos gente pobre que India. De hecho, las definiciones de pobreza de China coinciden con creces con las del Banco Mundial e incluso el Banco Mundial reconoció la reducción de China en el número de personas por debajo del nivel de pobreza del «umbral superior» del Banco Mundial.

Más decepcionantes fueron las soluciones políticas propuestas por Patnaik para la pobreza en la India y el Sur global. Siguiendo a Keynes (no a Marx), ella consideró que los gobiernos necesitaban gastar más dinero y generar déficits para invertir en aliviar la pobreza. Patnaik parecía rechazar el «modelo chino» y, sin embargo, era poco probable que su propia política redujera la pobreza en la India, dada la naturaleza del gobierno de Modi.

Esto me lleva de nuevo a la cuestión de si China es capitalista y/o imperialista. He discutido esto extensamente en muchas publicaciones en mi blog y en artículos y libros. Así que no volveré a repasar el tema aquí. Baste ahora presentar algunas pruebas contra la idea de que China es imperialista, o incluso «subimperialista», es decir, que es explotada por el bloque imperialista, pero al mismo tiempo explota a países más pobres que ella (¿África?). Mino Carchedi y yo hemos presentado evidencia sobre transferencias de valor que muestran que China ha hecho grandes transferencias de valor a través del comercio y la inversión al bloque imperialista.

También Andrea Ricci, de la Universidad de Urbino, Italia, ha mostrado en el pasado un resultado similar. Véase esta tabla de transferencias de valor a través del intercambio desigual en el comercio.

Robert Veneziani et al, de la London School of EconomicsLSE-, Londres, también desarrollaron un «índice de explotación» para los países, que mostraba que «todos los países de la OCDE están en el núcleo, con un índice de intensidad de explotación muy por debajo de 1 (es decir, menos explotados que explotadores); mientras que casi todos los países africanos son explotados, incluidos los veinte más explotados». El estudio colocó a China en la cúspide entre explotados y explotadores.

Por lo tanto, en todas estas medidas de «explotación imperialista», China no cumple con los requisitos, al menos económicamente.

La gran esperanza de la década de 1990, promovida por la corriente principal de la economía del desarrollo, era que Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) pronto se unirían a la liga de los ricos en el siglo XXI. Eso ha resultado ser un espejismo. Estos países siguen siendo unos países subordinados y explotados por el núcleo imperialista. No hay economías intermedias, a medio camino, que puedan considerarse como «subimperialistas». Y eso incluye a China.

Hablando de China, hubo varias sesiones sobre China organizadas por el grupo de trabajo de IIPPE China. Las sesiones fueron grabadas y están disponibles para ver en el canal de You Tube de IIPPE China. Las sesiones trataron sobre el modelo de desarrollo de China, su alta inversión en vehículos eléctricos y energía solar, y sobre la probabilidad de que China «alcance» con Estados Unidos. En una sesión de taller, yo y otros presentamos breves ponencias. La mía pretendía mostrar, contrariamente a la opinión generalizada de Occidente, que el crecimiento económico chino antes de las reformas de Deng en 1978 era muy fuerte, basado en la propiedad pública del sector financiero y de las grandes empresas, en la reforma agraria para el campesinado y, sobre todo, en la planificación nacional. Sólo hubo dos períodos de decadencia (el desastroso Gran Salto Adelante de 1958-61 y la llamada «revolución cultural» de finales de la década de 1960).

En su contribución, el profesor Dic Lo, de la Escuela de Estudios Orientales y AfricanosSOAS– de Londres, hizo algunas observaciones reveladoras sobre el modelo de desarrollo chino. Y en una sesión separada, Dic Lo (China, Estados Unidos y el Sur Global) se refirió al reciente informe del Banco Mundial que describe las condiciones necesarias para que las economías del Sur Global salgan de lo que se ha llamado la «trampa de los ingresos medios» y, en cambio, alcancen los niveles de vida del Norte Global. El Banco Mundial llama a estas condiciones las «tres I»: inversión, infusión (adquisición de nuevas tecnologías de otros países) e innovación (desarrollo de nuevas tecnologías por sí mismos). Dic Lo estimó que si había un país que podía aplicar estas condiciones con éxito, era China. Sólo China estaba «cerrando la brecha» con el Norte imperialista, aunque todavía muy por detrás.

De hecho, eso es lo que asusta a Estados Unidos: que eventualmente podría perder su estatus hegemónico en el mundo.

En una publicación reciente, discutí el informe del Banco Mundial en detalle. El informe ignora por completo el modelo de desarrollo chino, prefiriendo poner sus esperanzas de «ponerse al día» en las relativamente pequeñas economías de mercado capitalistas de Corea, Polonia y Chile, apenas una proporción minúscula de la población y la producción mundial en comparación con China. Incluso en estas economías, existe un obstáculo fundamental para alcanzar el estatus de ingresos altos, como explica un nuevo e importante libro de Aldalmir Marquetti y sus colegas.

¿Cuál es ese obstáculo fundamental? Así es como lo expresó Adalmir Marquetti: «la caída de la tasa de ganancia es el principal determinante de la disminución de la acumulación de capital y la inversión. El problema es que la tasa de ganancia se aproxima al nivel de los Estados Unidos mucho más rápido que la productividad laboral. Esencialmente, la trampa de los ingresos medios es una «trampa de la tasa de ganancia».

El problema para las economías del Sur Global es que, mientras el capitalismo y la ley del valor sigan siendo dominantes en sus economías, habrá una contradicción entre el aumento de la productividad y el mantenimiento de la rentabilidad: tratar de aumentar la primera conduce a una caída de la segunda y, por lo tanto, finalmente limita el crecimiento.

En otra sesión sobre China en el IIPPE, esta contradicción fue bien expresada por Sam Kee-Cheng de la Universidad de Macao en su ponencia (La acumulación socialista primitiva como desarrollo contendiente). Sam Kee-Cheng argumentó que China es una «economía de transición» donde la contradicción radica entre una economía impulsada en parte por la acumulación capitalista para obtener ganancias y en parte por lo que el economista soviético Yevgeni Preobrazhensky llamó «acumulación socialista primitiva», que tiene como objetivo, a través de la inversión planificada, cumplir objetivos sociales sin el mercado.

¿Qué triunfará: la acumulación socialista o la acumulación capitalista en China? Si es esto último, entonces Sam-Kee argumentó que China no progresará a un estatus de ingresos altos y terminará como el modelo de desarrollo de Japón, que se estancó una vez que Japón puso fin a su estrategia industrial independiente y se inclinó ante el dominio de Estados Unidos.

Sergio Camara, de la Universidad de México (UAM), planteó un argumento similar en su artículo (¿Está China rompiendo con las dinámicas neoliberales?). Camara argumentó que la economía dirigida por el Estado de China era capaz de cumplir sus objetivos de «ponerse al día», pero que mucho, pensaba, dependía de la construcción de la cooperación con otras economías del Sur Global como los BRICS+. De lo contrario, la economía mundial se deslizaría hacia «un mundo bipolar con un vacío hegemónico que genera peligros reales para el futuro».

Hubo varios otros documentos que mostraron los avances que China estaba logrando con su modelo de desarrollo en vehículos eléctricos, automóviles en general (Fanqi Lin, Un estudio de caso de la industria de vehículos eléctricos de nueva energía de China). Tan exitoso ha sido China en estos importantes sectores que, como señaló un documento (Tomas Costa, FDI in China 2013-23), a pesar de los esfuerzos de los Estados Unidos y otros gobiernos occidentales para persuadir u obligar a la inversión occidental a abandonar China, la IED entrante sigue siendo alta.

Pero hubo otros trabajos que mostraban el riesgo de fracaso debido a las crisis en las que podía entrar el sector capitalista en China. El más evidente fue el colapso del sector inmobiliario y de los promotores privados, dejando una enorme carga de deuda sobre las empresas y los gobiernos locales (Alicia Girón). La adopción del modelo occidental de urbanización y vivienda en la década de 1990 para construir casas en venta a los propietarios ocupantes, financiadas por hipotecas y deuda de bonos, resultó peor, al igual como sucedió en Occidente en la crisis inmobiliaria de 2007-2008. Girón argumentó que, si bien China evitaría «un momento Minsky», es decir, un colapso financiero que Occidente sufrió en 2008, mostraba los peligros de la «financiarización» en la economía china.

En este contexto, Zhenzhen Zhang produjo un interesante trabajo empírico que mostró una alta correlación entre la inversión en sectores productivos y el crecimiento. El aumento de la inversión en los sectores financieros e inmobiliarios no productivos en detrimento de los sectores productivos había reducido el potencial de crecimiento de China después de 2008. Y esa es la razón por la que los líderes del PCCh ahora están enfatizando la inversión productiva de «calidad» de aquí en adelante.

Dado el tema del IIPPE de este año (es decir, el imperialismo y la economía mundial), significó que otros temas importantes para la economía política marxista no tuvieron mucha difusión. Hubo sesiones sobre la teoría del valor y sobre la circulación del capital monetario (Takashi Satoh). Y se presentaron varios trabajos sobre el calentamiento global y la ruptura entre la expansión capitalista y la naturaleza (Maria Pempetzoglou y Paraskevi Tsinaslanidou). También había un documento de João Alcobia sobre la Unión Monetaria Europea que mostraba que la moneda única había ayudado principalmente al núcleo de Europa (Francia, Alemania) a expensas de los Estados miembros más débiles del sur. Esto es algo que había señalado hace algunos años en un artículo.

Pero en general, el tema de la conferencia, al menos para mí, se centró en si los países del Sur Global podrían escapar de las garras del imperialismo y comenzar a «ponerse al día». ¿Se logrará apoyándose en la emergente y dispar coalición de gobiernos BRICS+ o dependerá más de romper con el capitalismo en cada país y desarrollar un modelo transitorio de acumulación no basado en la ley del valor?

En la conferencia, claramente muchos esperaban y apoyaban la dirección anterior basada en los BRIC+. De hecho, Andrea Ricci hizo una presentación sobre las implicaciones políticas del intercambio desigual (es decir, la explotación imperialista) y la necesidad de encontrar una agenda común entre los países del Sur Global. Mi opinión es que la cooperación del Sur Global solo funcionará para romper el control del imperialismo cuando haya un cambio social y económico dentro de los principales países del Sur Global (y también en el núcleo imperialista del Norte Global).

Por Michael Roberts

Análisis publicado originalmente el 9 de septiembre de 2024 en el blog del autor.


Las expresiones emitidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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