El martes 19 de Noviembre fue detenida por la Policía de Investigaciones una joven de 20 años. Ella es estudiante universitaria y vive con sus padres en una casa de la comuna de Conchalí en la Región Metropolitana de Santiago.
La investigación tiene como fin esclarecer los hechos que condujeron a la muerte de un hijo suyo recién nacido. El nacimiento del bebé se habría llevado a cabo el viernes 15 de noviembre en la habitación de la joven quien, ayudada por sus manos y su carencia de entrenamiento, atravesó la labor de parto y el alumbramiento.
Antes de ello tuvo un proceso de gestación de 40 semanas que se cree ocultó de sus padres y, muy probablemente, también de si misma. Así queda cada vez más clara la posibilidad de que su cuerpo, sin complicidad de su mente y su voluntad, haya desarrollado un embarazo no deseado. Aquel embarazo llegó al momento culminante del alumbramiento con la ayuda fantasma del comportamiento instintivo, momento en el cual el embarazo se hizo evidente e ineludible. Es entonces cuando debió ser enfrentado nuevamente por la joven.
Dos días después del nacimiento, el cuerpo sin vida del recién nacido fue encontrado con un corte de 18 centímetros en el cuello. Fueron los padres de la joven quienes lo hallaron. Estaba dentro de una caja colocada bajo la cama de la parturienta. El contenido de la caja es el último elemento de una verdad fáctica que no podía estar muy lejos y que se mantenía latente como un corazón delator. De ese modo, los padres revelaron sin quererlo el intento final de sostener una verdad alternativa.
Un embarazo no deseado puede ser abrumante pero con la ayuda de un cuerpo joven y los efectos del miedo y la negación, puede desaparecer. En ese desvanecimiento progresivo de los hechos no se cuenta jamás con la aparición en escena de un recién nacido. Con el, los miedos y riesgos abstractos de la negación original se materializan. Se hacen reales y comienzan a crecer rápida y agresivamente. Intensificados con ayuda del peso de lo que (NO) sucedió durante nueve meses. Una suma de verdades fácticas y hechos que, al momento de reconocer que en efecto se dieron, pueden inflarse como globos y adquirir su verdadera magnitud. Y con ella un peso insostenible.
Hoy la joven está en prisión preventiva de 120 días mientras la Brigada de Homicidios de la PDI realiza las investigaciones. Enfrenta la posibilidad de una condena de entre 5 y 15 años de prisión. Este devastador trance tendrá un único beneficio y es que la joven podrá liberarse de una “verdad” no fáctica que construyó sin cómplices.
Ella es víctima de su propia negación y, peor aún, de la negación de un Estado que pretende invisibilizar los embarazos no deseados y los peligrosos mecanismos alternativos con que son interrumpidos diariamente. Convirtiendo una opción en crimen, negando la posibilidad de decidir sobre el propio cuerpo e inflando los globos del miedo.
Por Eduardo Osterling