Kamala Harris, un amor progresista, o Donald Trump, el regreso

Este 5 de noviembre se estrenan dos películas en simultáneo. ¿Qué podría malir sal? No solo en cines, también en las urnas.

Kamala Harris, un amor progresista, o Donald Trump, el regreso

Autor: amandaduran

Por Amanda Durán

Estamos en medio del drama político del año: la elección presidencial estadounidense. Al más puro estilo hollywoodense tenemos dos protagonistas, y el público somos todos nosotros.

Por un lado, Kamala Harris, el personaje romántico, que no escatima en balas, y por otro a Donald Trump, el regreso del conocido héroe americano con tintes de comedia absurda. Dos historias paralelas que por sí solas podrían llevarnos hacia el mismo destino.

1. Kamala Harris: La nueva promesa romántica y de acción.

    Kamala emerge como la heroína de una película que se presenta como la encarnación de la esperanza liberal. Su compañero de reparto, Tim Walz, actúa como el coprotagonista ideal: amable, confiable y con un trasfondo que mezcla lo tradicional con un toque de modernidad, similar al papel de Ken en «Barbie«.

    Harris promete una «política progresista» adornada por su conexión con Minnesota, ofreciendo una narrativa que mezcla discursos inspiradores con gestos tangibles como comidas escolares gratuitas, licencias laborales pagadas y la legalización de la marihuana, todo esto para capturar al público. Sin embargo, detrás de los efectos especiales, se ocultan decisiones que mantienen la esencia de la trama: misiles, genocidio con alto financiamiento, aumento del gasto militar, apoyo incondicional a Israel, y sangre por toda la pantalla, similar a como una película puede ofrecer un hipnotizante espectáculo visual, sin perder un milímetro de acción y mucho menos de peligro planetario. Un verdadero éxito de taquilla.

    2. Donald Trump parte 2, el regreso.

    Donald Trump es la secuela que todos anticiparon con aprensión, prometiendo más caos y aún más drama, donde la trama se complica sin mejorar la historia original. Su promesa: «Make America Great Again… Again«, un eslogan que intenta a fuerza revivir el éxito del primer filme.

    Su enfoque hacia Ucrania y la OTAN son las de un protagonista que decide cambiar radicalmente la dirección, desestabilizando alianzas y fomentando conflictos. Continuando el guion, sin entender por qué el original fue tan provocador.

    La política exterior de Trump, caracterizada por negociaciones abruptas y un enfoque unilateral, escenas de alto riesgo que podrían desencadenar un abismo global, con explosiones visuales descontroladas. Su tráiler, que adelanta la oferta de reducir el apoyo a Ucrania y fomentar acuerdos secretos con líderes europeos, añade un nivel de imprevisibilidad que podría llevar al mundo a un estado de caos, en un mundo en el que el caos ya es lo único asegurado.

    Dos historias, un mismo destino: La tercera guerra mundial

    Aunque hablemos de géneros diferentes, los dos candidatos parecen dirigirse hacia el mismo final: un abismo de conflictos y tensiones globales. Kamala Harris perpetúa, financia e intensifica hasta el peligro los conflictos ya existentes. Mientras tanto, Trump 2, con su estilo impredecible y unilateral, podría desencadenar también la debacle global, aunque con gestos de negociación insospechados.

    ¿Quién detendrá un posible conflicto planetario?

    El mundo se enfrenta a decisiones reales, y la pregunta de estas entregas ya no es con cuántos espectadores cuentan, sino cuál de ellos podría evitar el desastre.

    En este gran estreno político, Estados Unidos se encuentra frente a un dilema cinematográfico: elegir entre una película que promete ser el próximo éxito de taquilla, pero que podría seguir la línea de aumentar el conflicto bélico, o una secuela impredecible que, siempre arriesgada, podría sorprender al público con un final inesperado.

    ¿Podrá una de estas dos películas evitar el derrumbe o nos llevará cualquiera de ellas a él, aunque con inigualable estilo hollywoodense?

    En el teatro de la política global actual, cada elección es una escena crucial donde los protagonistas deben actuar no solo para ganar, sino para salvar el mundo, y ya no hablamos de películas, donde EEUU siempre es el héroe, sino del impacto de estas decisiones ante una ya demasiado posible tercera guerra mundial.

    ¿Qué podría malir sal?

    No solo en cines, también en las urnas.

    Por Amanda Durán


    Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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