Yo tuve la alegría de aportar una llave, de las muchas llaves necesarias para levantar este Monumento a la Mujer Originaria en Argentina, en tierras de América donde tantos monumentos sobran y ese monumento falta, todavía. Y es el más justo de todos porque es el que rinde homenaje a los primeros, a los más antiguos.
Es una manera de recoger las voces de los más americanos de todos. Voces que suenan del pasado más remoto pero que se dirigen a los tiempos futuros porque anuncian otro mundo posible.
Y ese otro mundo posible ya no estará organizado en función de la codicia, de la idea de que hay que exterminar, explotar humillar al prójimo, sino sobre bases de solidaridad que se han mantenido vivas, milagrosamente vivas a pesar de los siglos de la persecución y del desprecio.
Y esas voces antiguas que vienen del ayer pero que se dirigen al mañana, nos dicen también que ha llegado la hora de dejar de creer que la naturaleza es un obstáculo al progreso. La naturaleza es nada más y nada menos que el gran espacio al que nosotros los humanitos pertenecemos. Porque somos hermanos, parientes de todo lo que en el mundo navega, vuela, tiene alas, raíces, piernas y patas.
Hoy es más que nunca necesario recuperar esta certeza que en tiempos de la conquista envió al fuego y a la horca a muchos indios acusados de idolatría, pero en los días de hoy nos está iluminando el camino hacia un mundo que quiere vivir y sobrevivir dignamente.
Por Eduardo Galeano
Campaña Monumento a la Mujer Originaria
Publicado en mujeroriginaria.tumblr.com