Aunque desde 1990 vivo en la comuna de Santiago, siempre he votado en mi pueblo natal de Illapel. Hasta ahora, puesto que hace unos meses decidí cambiar mi inscripción electoral a Providencia, en razón que en esta comuna es donde se libraría la batalla alcaldicia más emblemática de todo Chile. Por un lado un alcalde, el coronel Labbé, que ha ganado ampliamente las cuatro últimas elecciones, pero que representa lo más retrogrado de la derecha, y por otro lado, una candidata, Josefa Errázuriz, que despierta muy amplias simpatías porque no nació de un acuerdo cupular de partidos políticos, sino que gano su opción democráticamente gracias a su trabajo e inserción en los movimientos sociales de la comuna.
Josefa Errázuriz tiene reales posibilidades de derrotar a Labbé, por las particularidades que hicieron posible su candidatura: Primero, es una activa y antigua dirigente social en la comuna de Providencia, segundo, no fue designada a dedo por algún partido o conglomerado político, por el contrario, sin contar con dicho apoyo se atrevió a participar en una primaria de la Concertación para elegir el candidato a alcalde, y ganó holgadamente el derecho a ser la candidata única de la Oposición, sobrepasando largamente el ya estrecho marco de la Concertación. Tercero, es quizás la única candidata de los movimientos sociales y civiles que se impone en una primaria al interior de una alianza política, lo que la libera del desprestigio en que han caído los partidos políticos y, cuarto, muestra un camino y es una gran lección para que los movimientos sociales se involucren con mayor ahínco en participar en elecciones políticas.
Todas esas particularidades le han abierto a la candidatura de Josefa Errázuriz las simpatías de innumerables personas, que más allá del apoyo solidario se han involucrado directamente en el apoyo directo a su candidatura. Es así que cuando he conversado del cambio de mi inscripción electoral a Providencia, me he encontrado con muchas otras personas que hicieron lo mismo, a pesar de no habían votado anteriormente por la Concertación. Este apoyo transversal y amplio a la candidatura de Josefa Errázuriz, moviliza también a los escépticos que no creían que pudiera existir una real posibilidad de derrotar al coronel Labbé, quien genera antipatías no solo por su pasado pinochetista, sino también por sus actuaciones y dichos como sus ataques a los estudiantes. A pesar de esas antipatías muchas personas se hubieran abstenido de votar si no fuera por el hecho que con Josefa Errázuriz se abre una real posibilidad de derrotar a Labbé.
En Providencia, no pueden caber los llamados de “no prestar tu voto”, porque no existe una sola razón para no movilizarse a votar por Josefa Errázuriz. Toda persona progresista y que desea mayor participación y cambios en la vida política, no le puede hacer caso en Providencia a los equivocados llamados a no prestar tu voto. Hay que ganar la batalla de Providencia, votando.
En general en estas elecciones municipales que son proporcionales y por tanto no corre el sistema binominal, el llamado a no prestar tu voto es equivocado y completamente ilógico con su propio fundamento. Podría justificarse el llamado a no prestar tu voto, si la elección fuera bajo el sistema binominal y se quisiera castigar a los dos conglomerados políticos que se han beneficiado con este sistema, la Alianza y la Concertación. Pero es evidente que este llamado no se justifica en estas elecciones municipales donde se puede votar por una multiplicidad de actuales o ex dirigentes sociales que se presentan como candidatos independientes, sin el apoyo de algún partido político. Estos candidatos independientes están fuera o al margen del sistema político, entonces: ¿Cuál sería la razón o la lógica para no prestarles el voto? Una gran parte de estos candidatos independientes son de izquierda, otros son de centro o de derecha. Es decir existe un amplio espectro de candidatos independientes que nada tienen que ver con el sistema político que se quiere castigar.
Pero además, en la mayor parte de las comunas de Chile existen candidatos de pequeños partidos que han estado al margen del poder político, como los candidatos del Partido Humanista, del Partido Igualdad, del Partido Ecologista, Izquierda Cristiana, a los que habría que agregar los candidatos del PRO, del PRI, de Chile Primero, del MAS y del Partido Comunista, porque si bien el PC ahora participa en un pacto con algunos partidos de la Concertación, pero nadie puede negar su lucha contra la dictadura y contra el actual excluyente sistema binominal.
Llamar a “no prestar tu voto” en estas elecciones municipales en razón que el sistema político es excluyente, cuando existe una multiplicidad de candidatos independientes y pequeños partidos que también luchan contra el sistema, es un argumento que se pisa la cola. Por cierto es absolutamente legítimo no querer votar, pero de ahí a querer darle un sentido político y social a esa actitud, está muy lejos de ser de la realidad, porque solo consigue dejarle el campo libre a los que siempre han dirigido o se han repartirlo el poder político. Podría quizás justificarse un llamado a no votar por la Alianza y la Concertación, pero el llamado a no votar este domingo 28, en los hechos prácticos es un llamado a mantener o reforzar el poder de estos conglomerados que en apariencias se desea castigar.
El llamado a no votar en estas elecciones municipales, en los hechos es un llamado en favor de los apernados de siempre. Da para reflexionar e incluso sospechar.
Julián Alcayaga O.
Economista