Hay quienes suelen reclamar para sí títulos y diplomas, calidades y atributos, que emanan las más de las veces no de las propias aptitudes y talentos sino de la frecuentación de algún distribuidor de pergaminos finanzas mediante. Es lo que le permite a Jean-Luc Dion afirmar que “Cuando proliferan los ignorantes con diploma, la imbecilidad florece alegremente”. Servidor, en lo que le concierne, no reclama para sí sino el haber sido el primero, sino el único analista aborigen que afirmó que la crisis del 2007 iba a durar lo suyo y que la íbamos a pagar los atorrantes. Por “lo suyo” entiéndase diez, quince o más años, lo cual estaba y está muy lejos de los discursos tranquilizadores de los “expertos” que veían “brotes verdes” por doquier y anunciaban que la crisis había quedado definitivamente atrás.
La guerra de las monedas, el desastre en curso en la Europa comunitaria, la segunda década perdida de Japón, la reactivación que flaquea en los EEUU, el desempleo planetario, el aumento de la precariedad, de la pobreza y de la miseria, el abuso del Quantitative easing que no es sino la defecación de moneda sin respaldo, la disminución de las pensiones, la eliminación de cientos de miles de puestos de trabajo en los sectores público y privado, el aumento de la edad del retiro, el aumento del IVA, los recortes salariales, el encarecimiento de las matrículas universitarias, la reducción de los presupuestos de la salud, el envilecimiento de los servicios públicos, la privatización de lo que queda, la nueva ola de concentración financiera e industrial, son las consecuencias de la crisis que vino para quedarse. Y para empeorar implacablemente el destino de los desposeídos, de los vulnerables, de los débiles, de los explotados.
La especulación financiera ataca sucesivamente a Grecia, a Irlanda y Portugal, antes de amenazar a España. Los tres primeros países, los “pequeños” de Europa, perdieron toda soberanía frente a los dictados de los mercados que les imponen una política económica recesiva, el pago de tasas de interés usureras, y se permiten eliminar los gobiernos renuentes o consolidar a los que se muestran más dóciles. ¿Democracia? España tiembla. Y con ella toda Europa. Rodríguez Zapatero ya cedió todo, pero no basta. Ahora la oligarquía financiera exige su cabeza. Al gobierno español no le queda nada que ofrecerle sino más “transparencia” a los mercados más opacos de la Historia. Pero la transparencia no es un “activo” que le interese a un sistema financiero acostumbrado al ocultamiento, al fraude, a la estafa, a la disimulación, al engaño, a la mentira. ¿De qué sirvieron los resultados de los “crash tests” de hace unos meses? Como tuve la ocasión de escribirlo antes de que los efectuaran, de nada. Un apocado Rodríguez Zapatero le pide a los bancos peninsulares entregar más información acerca de sus activos inmobiliarios podridos. Esa crisis, esta crisis, comenzó hace ya tres años… y todavía nadie sabe lo que ocultan los bancos que especulan contra España.
Instituciones inservibles como no sea para imponer un modelo económico fracasado, el FMI, el Banco Mundial, el G20 y otros, se arrogan el derecho (¿con qué derecho?) a establecer las condiciones de la recuperación de una crisis que causaron ellos mismos. Las mismas instituciones, los mismos actores, las mismas personalidades, los mismos mercenarios con título de economista distinguido, debiesen, según ellos mismos, salvar un planeta que sumieron en una espiral demencial de desequilibrios, de recesión, de desempleo, de deuda soberana, de dominación sin contrapeso de las finanzas por sobre la economía que llaman real para separarla de esa economía virtual que regentan ellos.
Mientras tanto, los Don Corleone de la comunidad financiera, aquellos que había que obligar a algo de decencia, aquellos que convenía “moralizar” para salvar al capitalismo, hacen pasar sus remuneraciones de 135 mil millones de dólares en el 2009, más de 144 mil millones de dólares en el 2010. ¿En remuneración de qué servicios? La estafa, la corrupción, la especulación, el abuso.
Al tiempo que los impotentes líderes del G20, del FMI, del Banco Mundial, de los EEUU, de Japón y de Europa, hacen gárgaras con la próxima reunión internacional que, esa sí, prometido, va a hacer algo.
Por Luis Casado
27/11/2010