Cuando se nombró una nueva secretaria ejecutiva del Conace, Comisión Nacional del Control de Estupefacientes, y asumió Francisca Florenzano, fue una oportunidad para un cambio. Es un hecho por ejemplo que después de cinco años de haberse estado solicitando sin éxito una entrevista a la anterior jefa de Conace a la Revista Cáñamo ésta es aceptada, y se concreta en los números 41 y 42 del año 2010.
Las declaraciones de Francisca Florenzano en esa entrevista parecían confirmar esta ilusión de que estábamos frente a algún cambio.
Expresó con claridad que una persona puede consumir drogas por necesidad, entretención, escape, etc. y que si lo hace en privado está protegido por la ley en Chile; que las sustancias son distintas en sus efectos entre sí de manera que las conversaciones “responsables sobre ellas deben ir haciendo distinciones entre cada una, en vez de hablar en términos genéricos”. Y, sobre la relación “causal droga/delito dijo que “sólo tenemos aproximaciones, nada que sea completamente decidor. Los que reclaman por la criminalización del consumo de drogas (que atribuye al consumo de drogas relación causal con la comisión de delitos) y los que apoyan la criminalización del consumo, no tienen pruebas definitivas sino ‘impresiones’. Florenzano agregó que “nosotros no queremos más gente en las cárceles o detenidas porque consumen”. También criticó la discrecionalidad en la justicia.
Con respecto a las medidas de prevención ella cree que deberían ser más claras, científicas y medibles. Las medidas de prevención que se han realizado carecen de “medición de impacto”, y todo lo que se espera de una política de prevención “no se ha logrado”.
Respecto de la posibilidad de acceso controlado a la marihuana, incluso el autocultivo, se declara, contraria al autocultivo. El acceso controlado a las drogas es difícil, y da como ejemplo lo problemático que ha sido el acceso controlado al alcohol y el tabaco.
También reconoce que el alcohol es una droga, y que la distinción entre droga lícita e ilícita como hace en sus informes, “es ficticio”. Cree que el alcohol es más dañino, tiene mayor incidencia en los delitos y en violencia intrafamiliar que la marihuana pero, no debiera prohibirse. También reconoce que la ley permite consumir marihuana en forma privada pero niega su acceso, lo que es una contradicción. Más todavía, dice que la marihuana como droga de inicio, como puerta de entrada a otras drogas, “es un mito”. Lo que jamás se escuchó antes en una voz que viniera del Conace, menos de su secretaria ejecutiva.
Cae en contradicciones. Sabiendo y creyendo, que la distinción entre droga lícita y droga lícita es ficticia, y que el alcohol para Conace es una droga lícita, y así aparece en sus documentos “droga lícita”, al momento de preguntarle a Francisca Florenzano si el presidente de la república, cuando toma chicha en cacho para la Parada Militar, y cuando ella reconoce tomar café y también que sería una droga, al preguntarse que si ella y el presidente en esas circunstancias serían “usuarios de drogas”, dice que no.
Respuesta absurda, cómica, pero no sorprendente porque es lo que se ha estado señalando del discurso de la política de drogas desde hace bastante tiempo. Al respecto ella dice resbalosa “no podría hacer esa afirmación”. Aquí podemos ver la expresión de una serie de definiciones que no son del todo coherentes. Pero sería aspectos amortiguados correctamente si viene un ajuste en la visión.
Posterior a esta entrevista, quizás hace un mes aproximadamente, el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, Conace, cambia de nombre a Senda, Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación de Drogas y Alcohol. Inesperada iniciativa, y contundente desilusión a tan corto tiempo de las declaraciones en la entrevista a que me referí previamente. No solo no se cumplen las expectativas de cambio, sino se fortalecen aspectos duros, de la dimensión “represiva y prohibicionista”, que es parte de los rasgo de la política del antiguo Conace que continua en el actual Senda.
Partamos porque en SENDA se vuelve a incluir, en su nombre, que es la primera expresión de una entidad, una división entre droga y alcohol, división ficticia como declaró su secretaria ejecutiva en la entrevista, que la mayoría comparte; por lo demás, es conocido que hacer esta división entre drogas lícitas e ilícitas o entre legales e ilegales, es el corazón del confusionismo en las políticas de drogas. En cuanto, a que da la impresión de que hay drogas buenas y drogas malas, e impide que la gente comprenda que la relación del ser humano con las drogas es única, una sola dinámica. Este cambio de nombre es contrario a lo que se ha estado tratando de hacer durante décadas para cambiar esta mala nomenclatura, Se hace un cambio de nombre en que se insiste en lo mismo después de haber declarado que era falso.
Sin embargo la situación empeora de forma patética con la aparición, ahora en noviembre de una nueva campaña de prevención del flamante SENDA ex CONACE, en la que aparecen tres spot en los que se muestran situaciones que ilustran la afirmación central del mensaje que es: “El uso de drogas no solamente afecta a la persona que lo hace sino que nos afecta a todos”. Un spot es de una mujer en un paradero, otro de un almacenero, y el tercero de un bar. En el primero hay una mujer pensando mientras viene rodando sobre sus bordes un auto a cuyo volante se encuentra una mujer que ha perdido el control, y el móvil la va aplastar sin salvación a la inocente del paradero, que no lo ha visto, mientras esta escuchándose en off su voz diciendo que ella no consume drogas pero va a ser muerta por esta conductora que lo hace.
En el segundo, el del bar, Aparece un joven en primer plano, también como si estuviera pensando en voz alta a pesar que no esta viendo lo que pasa detrás de él, y diciendo que va a ser golpeado, por otro joven que consume cocaína, mientras que la imagen muestra a otro joven en una actitud feroz y desfigurado por la ira, que con un arma contundente está a punto de golpearle la cabeza por atrás, La afirmación final es la misma: la víctima no consume drogas pero sí consume cocaína el que lo va a golpear.
En el tercer spot aparece un almacenero, que también parece estar pensando en voz alta que el tampoco consume drogas mientras, que si lo hacen, un grupo de jóvenes que entraron en su negocio y vienen destrozándolo todo y están a punto de dispararle y asaltarlo probablemente, y serían consumidores de pasta base.
Me produce desasosiego, tristeza y rabia, al observar como el nuevo SENDA, dicho en un juego de palabras, vuelve a perder la senda, o continúa en la mala senda si se quiere. Cuando menos digamos o insistamos en que esta nueva campaña de prevención con los spots descritos, se manejan pretendiendo provocar dramatismo, patetismo, violencia social emocional, dando a entender de paso que no importa la diferencia entre consumir drogas y ser adicto. En un discurso de criminalización, cuando como vemos, su autoridad máxima había declarado que entre uso de drogas y delito solo había “impresiones”, no pruebas.
Creo que debemos hablar sobre esto las personas que tenemos una visión diferente sobre lo que debe ser la relación entre el ser humano y las drogas. En su gran mayoría las drogas que se usan para mejorar la convivencia social, como el alcohol, la marihuana, el éxtasis, la misma cocaína, y para que decir el uso mayoritario y beneficioso de las drogas que se usan como medicamentos, en porcentajes menores del 5% podrían producir efectos de conductas de ese tipo.
Hay muchos que creemos que esto es una política absolutamente incorrecta, y aunque suene un poco fuerte podría ser hasta insalubre desde el punto de vista de la salud social, aunque mayoritariamente usada en el mundo. Es bueno dar otra opinión de inmediato y generalizarla.
Creo que sería más provechoso y más justo, que los contenidos de las campañas de prevención insistieran en las características principales que tiene la relación del ser humano con las drogas, que en su mayoría son positivas porque la mayoría de la gente consume y no tiene problemas, que se hiciera la diferencia entre el consumo normal, el consumo perjudicial y el consumo patológico, que se hiciera la diferencia entre las distintas drogas y las diferentes condiciones de consumo, para que la opinión pública fuera recuperando una sensibilidad natural, frente a hechos comunes y permanentes que han sido parte de su historia desde siempre.
Creo que hay que llamar la atención sobre los contenidos de esta campaña estancados en refuerzos negativos, represivos, sentimentalista, patéticos y descontrolados de las décadas del cincuenta, sesenta, vigentes ya lo vemos, y que sean conversados y aprendamos algo nuevo. El SENDA tiene mucho trabajo, y hace mucho trabajo, que redunda en ayuda a enfermos, está claro, y se gasta bastante, no están jugando, pero deben ser menos impresionistas, sentimentalistas, más rigurosos, más creíbles, sanos y realistas.
Avelino Jiménez Domínguez
Psiquiatra
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