Este es un breve comentario del artículo escrito por Amitai Etzioni, profesor de la Universidad George Washington, denominado “El miedo a la ética: resistencias epistemológicas y académicas contra la formación ética”, que refleja de forma mesurada el escenario en que nos movemos, tratando de aparentar preocuparnos por la ética, cuando en realidad inconcientemente la soslayamos hasta el punto de cegar nuestros valores, dando importancia preponderante a caprichos personales.
La Ética que se debiera enseñar es trascendental en la vía de una ciencia cualquiera. Ahora si nos preguntamos acerca de qué Ética nos podríamos agotar en pensar que existe un ideal, es por ello que creo que debiera ser transversal al conocimiento entregado, porque trasciende el hecho de que buscamos profesionales convencidos de que a parte de experimentar un saber especializado, no debiéramos de dejar de lado el tema moral y valórico por ningún motivo.
En la Práctica surgen hechos relevantes que nos pueden hacer pensar de valores que, no se deben tranzar por nada. No para recibir beneficios que traducen a crearnos resultados pero no debemos aprender de que existe un proceso para llegar a ello y eso constituye un sin numero de dificultades.
No se debiera tomar como una clase de adorno (la ética), sino que debemos tomar conciencia de que la ética es lo que queda inherente del ser humano, se que es muy simple describirlo, pero llevarlo a la práctica constituye un largo proceso que debiéramos estar dispuestos a enfrentar con herramientas eficaces que conllevan a una mejor enseñanza de la ética en nuestros días.
Con respecto a la maximización de beneficios con la reducción de costos, creo que no basta con aumentar tales beneficios, es necesario pensar que existe un concepto que tiene que ver con la calidad, es en ello precisamente donde se debe trabajar, en calidad que implícitamente contenga valores que se impregnen en quienes son los gestores del liderazgo dentro de una organización en que existen recursos humanos con clientes de capitalizando los valores supremos que no se transan con escenarios de riqueza personal, sino que involucran a la sociedad entera, es ello que ahora tomamos con un concepto muy de moda denominado Responsabilidad Social, que esta siendo estudiado desde varias perspectivas, pero ciertamente debemos perfeccionarlo.
Mirar la ética como desventaja competitiva constituiría un retroceso en cuanto a calidad, si queremos ser mejores debemos demostrarlo con valores, en un contexto paradigmático de crecimiento equilibrado con respecto a lo que queremos ser, es decir siendo consecuentes con nuestros principios, sin ni siguiera, tener que demostrarle al otro (competencia), sino que salga de la esencia de nuestro ser para que sea digno de ser copiado e impregnado en el colectivo de los demás.
Estamos claros que somos criados para ser competitivos y que no bastan unas clases de ética para cambiar esa mentalidad, pero si se trata de ser distintos, no es posible serlo cambiando la forma de vestir, de actuar, sino que simplemente ser. En consecuencia, estamos llamados a reflexionar y buscar no aparentar. No pretendo hacer un grito de cartuchismo, como lo diría un buen chileno, sino que representar la preocupación que debería trasladarse a nuestras instituciones, en todo ámbito, que sabemos que son las que nos guían en nuestros quehaceres, aunque a algunos no les guste…
Artículo completo de Amitai Etzioni, disponible en la página http://www2.iadb.org/Etica/SP4321-i/DocHiti.cfm?DocIndex=345