Hoy el medio digital eldinamo.cl publicó una serie de fotografías de conversaciones por WhatsApp que el diputado PPD, Guillermo Ceroni, mantuvo durante la sesión de la mañana del pasado 4 de noviembre.
El medio tituló el artículo de la siguiente forma: “FOTOS: Sorprenden a diputado Guillermo Ceroni enviando mensajes sexuales en pleno hemiciclo”. Hasta ahí uno podría decir que esta sería una de las tantas notas que aparecen cuestionando el que los parlamentarios chateen en horas de trabajo.
Sin embargo, la bajada del artículo agrega otros antecedentes que lo transforman en algo más cercano al paparazzeo que a una denuncia que cuestione en profundidad la labor de un parlamentario o afecte la vida de los ciudadanos: “Los textos estaban dirigidos a remitentes como ´Luis Nuevo´, ´Miguel Díaz´ y ´Roma Nuevo´”, destaca el medio. Junto con ello, se agrega que “Fueron captados por los lentes de Agencia Uno”, perteneciente a los fotógrafos Mario Dávila y Rodrigo Sáenz.
¿Si la intención de eldinamo.cl es juzgar el hecho de que un diputado esté enviando mensajes mientras debiera estar trabajando (como si nadie en este país hiciera eso), con qué objetivo destacan los nombres masculinos de los remitentes? ¿Y si el diputado hubiese estado planeando el asado con un grupo de amigos para el próximo partido de la Selección Chilena, el fotógrafo Pablo Ovalle se habría interesado en captarlo y el medio en publicarlo? ¿En qué parte del texto se denuncia algún delito de carácter sexual?
Lo que hay en la captura de las imágenes y en la noticia de eldinamo.cl es una mariconada, en el sentido más genuino del término. Es aquella mala leche que no es exclusividad ni de héteros ni de homos. Es caer bajísimo, muy bajísimo. Es excusarse en una posible denuncia del abandono de labores de un diputado, para sacar del closet a un supuesto homosexual y así ganar visitas, Likes y lucas.
De hecho, la reproducción de los textos no busca otra cosa que destacar, relevar su alto contenido sexual, como si en privado nadie en Chile se dijera cosas así.
¿En qué momento en este país se estableció como una de las labores del periodismo desnudar la sexualidad de un personaje público? ¿En qué estuche de cámara o memoria de computador se extravió el criterio, la ética?
Lo que ocurrió hoy es sentarse en la Ley Zamudio y el Acuerdo de Unión Civil (AUC). Es continuar creyendo en el supuesto derecho de una persona –o miles de personas- a juzgar la sexualidad de otra, es alimentar el morbo por esa intimidad que está entre las más discriminadas en nuestro país y que terminó no hace muchos años con un joven homosexual de 24 años muerto en un parque de la capital, con graves heridas en su cráneo y cuerpo, parte de su oreja cercenada, piernas quebradas, cortes a la altura del estómago en forma de esvástica y quemaduras hechas con cigarros.
Por Daniel Labbé Yáñez