La Navidad del Willy

El Willy andaba hecho unas pascuas

La Navidad del Willy

Autor: Wari

El Willy andaba hecho unas pascuas. Todavía no logra remontar las pérdidas desde el inicio de la crisis, pero terminó noviembre rasguñando salir a flote excepto en el Fondo A, que sigue un 10 por ciento por debajo de su nivel de julio del 2007. Sin embargo, pensaba que se había salvado en esta vuelta. Hasta que el Viejo Pascuero llegó con malas noticias en diciembre: Hungría y luego Bolivia terminaron con sus propias versiones del sistema de AFP, al igual que antes lo hizo Argentina.

Lo de Hungría lo informó el Financial Times del 14 de diciembre y vino a demostrar que a veces los gobiernos de derecha se atreven a hacer lo que aconcha los meados de los socialistas. En efecto, el gobierno del impresentable Orban rechazó la imposición de los bancos europeos de apretar el cinturón de su pueblo para pagar lo que irresponsablemente habían prestado a sus capitalistas, lo cual en cambio aceptaron los gobiernos de Grecia y en cierta medida el de España, entre otros.

En lugar de eso, Orban terminó con el sistema tipo AFP que habían implementado con asesoría chilena vía Banco Mundial, en 1998. El sistema húngaro era mucho menos malo que el chileno, puesto que se sustentaba en tres pilares, uno público de reparto, que continuó siendo el principal y uno de capitalización individual, ambos obligatorios para todo el mundo, aparte de un pilar de ahorro voluntario.

El negocio fiscal de esta medida es redondo. En lugar de continuar desviando las cotizaciones previsionales a los bolsillos de los banqueros vía las AFP, se utilizan para pagar las pensiones del año, para lo cual siempre alcanzan con creces. Ello permite ahorrar los enormes gastos fiscales en pensiones, puesto que al igual como ha venido ocurriendo en Chile por tres décadas, desde la privatización del sistema, el fisco debió continuar pagando de su bolsillo todas las pensiones del sistema público y la mayor parte de las que paga el sistema de AFP.

En otras palabras, los países que privatizaron sus pensiones se generaron por esa vía el principal item de gasto fiscal -en el caso chileno ha promediado un 40 por ciento del gasto social y un 5 por ciento del PIB, desde 1981 a la fecha. En el caso de Hungría, la re estatización del sistema de pensiones permitió reducir el déficit a 3 por ciento del PIB ¡de un viaje! Los fondos acumulados, por su parte, que en el caso de Hungría ya alcanzan a 14.000 millones de dólares, quedan disponibles para apuntalar las finanzas públicas en tiempos de crisis.

En el caso de Polonia, según informa la noticia antes referida del Financial Times, estas transferencias equivalen a 8 mil millones de dólares por año, que representa el 2,5 por ciento del PIB respectivo. La Unión Europea corrió a tirarles un salvavidas para evitar que imitaran el buen ejemplo de los húngaros. Aún así, siguen considerándolo seriamente, según la misma nota.

En el caso chileno, si se terminara hoy con las AFP, el fisco se generaría un superavit inmediato muy cercano a los 6.000 millones de dólares por año. Ese es el monto de las cotizaciones que el Willy y sus compinches se embolsan años tras año. Las AFP que preside el Willy, junto a sus compañías de seguros relacionadas, se embuchan directamente unos 2.000 millones de dólares netos por año, mientras la mayor parte de los otros 4.000 se los pasan a sus amigotes en forma de préstamos o capital accionario. En el fondo las llamadas «mesas de dinero» donde juegan a especular con estos dineros de los afiliados, están de más, puesto que la distribución gruesa de esta torta la pueden resolver amistosamente en la comisión política de la UDI, el partido de derecha donde se sientan el Willy y varios de los principales beneficiarios de esta repartija.

En cuanto al fisco, los bonos de reconocimiento y otros subsidios que traspasa anualmente a las AFP alcanzan para cubrir la mayor parte de todas las pensiones que pagan estas últimas, por lo que da más o menos lo mismo pagarlas directamente. Aparte de lo anterior, el fisco quedaría con todo el fondo de pensiones acumulado a su haber, como una reserva. Es lo mismo que ocurre hoy con las compañías de seguros, que exigen el traspaso de la propiedad del fondo acumulado por los afiliados, a cambio de ofrecerles una pensión vitalicia, que por cierto es muy modesta.

Mientras tanto, en TODOS los países con sistema público de reparto, como los de la «Vieja Europa,»o los EE.UU, por ejemplo, entre muchos otros, las cotizaciones previsionales alcanzan para pagar todas las pensiones del año y dejan un excedente importante para el fisco. Es lo que ocurría también en Chile en 1981 cuando, según un estudio de la UC financiado por las propias AFP, las cotizaciones alcanzaban para pagar todas las pensiones y ¡sobraba un tercio!

La gente usualmente no lee la letra chica y no se entera que los majaderos titulares alarmistas acerca de la «quiebra inminente» de los sistemas de pensiones siempre se basan en proyecciones de déficit para diez, veinte o cincuenta años en el futuro. Del mismo modo, ni se entera que a pesar que la gente vive más y como es lógico, el número de adultos mayores felizmente aumenta, por otro lado, el mundo en general, América Latina y también Chile, son todavía muy jóvenes y el número de éstos disminuye más rápido que el aumento de los mayores, con lo cual la población que depende de cada cotizante activo de hecho está disminuyendo.

Bolivia, por su parte, promulgó su nueva ley de pensiones el sábado 18 de diciembre del 2010. Según informa El Mundo, de La Paz, en su edición de domingo 19, el Presidente Morales promulgó la nueva ley en la sede de la COB (Central Obrera Boliviana), declarando que por el permanente diálogo y contacto con las fuerzas sociales, Bolivia ya no necesita millones de dólares ni expertos del Banco Mundial, ni del Fondo Monetario Internacional para diseñar y aprobar nuevas leyes. A su juicio, los bolivianos aprendieron a desarrollar y plantear sus propias normas, “para bien de todos los bolivianos”, sin necesidad de expertos ni imposiciones en políticas laborales, sociales y económicas, en una acción que ahora “es destacada y respetada en todo el mundo”. La nueva ley reemplaza la anterior de 1996, promulgada por el ex presidente Sánchez de Losada, que creó un sistema parecido al chileno y termina con las AFP bolivianas.

Según el Financial Times del 15 de diciembre, «gran parte de la población boliviana aclamó la nacionalización de los fondos de pensiones privados, recibiendo a cambio una dramática ampliación de la cobertura.» En efecto, la ley estableció una reducción de la edad de jubilación de 60 a 58 años y 56 en el caso de los mineros -hay que considerar que los bolivianos tiene una expectativa de vida que todavía es muy reducida. Además, estableció una pensión básica universal para el 60 por ciento de la población que trabaja en la economía informal y que las AFP no cubrían para nada. Es decir, exactamente lo mismo que hizo la reforma de la Presidenta Bachelet.

El diario británico comenta que «el Presidente Morales se suma a una tendencia internacional desafortunada. Apoderarse de los 4.500 millones de dólares acumulados durante trece años en las dos administradoras privadas regidas por el BBVA y Zurich Financial Services, se parece demasiado a la captura de fondos realizada el mes pasado por el gobierno de Hungría y una similar en Argentina hace dos años.»

Con ocasión de esta última y parafraseando al historiador inglés Eric Hobsbawm, el autor de estas líneas pronosticó que aunque el capitalismo sin duda se va a recuperar de esta crisis como lo ha hecho de todas las anteriores, las AFP no. Ya van tres. Pronto vendrán más.

¡Es dura la vida Willy, anda poniendo las barbas en remojo!

19 de diciembre de 2010

Por Manuel Riesco

Economista del Cenda

mriesco-crisis.blogspot.com


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