La polémica de la condecoración alusiva al 11 de septiembre de 1973

La condecoración 11 de septiembre de 1973 fue otorgada por los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, a todas las personas que integraban las fuerzas armadas y carabineros el 11 de septiembre de 1973

La polémica de la condecoración alusiva al 11 de septiembre de 1973

Autor: Matías Rojas

Humberto-PalamaraLa condecoración 11 de septiembre de 1973 fue otorgada por los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, a todas las personas que integraban las fuerzas armadas y carabineros el 11 de septiembre de 1973. Se trató de una medalla repartida al general, pero que tuvo distinciones. Al personal subalterno se le entregó una medalla de tercera clase, esto es con solo una rayita amarilla al medio, al personal de oficiales y suboficiales se le entregó de segunda clase, esto es con dos rayitas amarillas al medio, y a los oficiales generales, esto es a los generales y almirantes, de primera clase, esto es con tres rayitas amarillas al medio.

A modo de ejemplo, yo que era cadete de primer año de la Escuela Naval, el año 1973, al egresar recibí la medalla “11 de septiembre” de tercera clase, algo que consideraba muy importante, porque siendo apenas subteniente ya lucía una condecoración. Sucede que al interior de las fuerzas armadas y de carabineros, cuando una persona realiza buenos servicios, que lo destacan, no asciende más rápido y no se le sube el sueldo, porque eso alteraría la antigüedad, que es por promociones, y la consecuente jerarquía, sino que se le confiere una medalla, que se denomina condecoración, y quien la recibe tiene derecho a lucirla.

Mucho se ha especulado respecto al uso de medallas, porque por ejemplo, quienes cumplen funciones de agregados militares en embajadas de Chile en el exterior, al término de su misión reciben una condecoración de parte del Estado extranjero en que sirvieron a Chile, y tienen derecho a usarla, pero su tenencia y porte, que lo destaca entre sus pares, le podría originar un sentimiento a favor del Estado extranjero dador, que podría influir, negativamente, en el cumplimiento de sus obligaciones militares, en la eventualidad de un conflicto con ese país. También se especula que en los países tropicales el uso de condecoraciones es tan extendido que es una chacra, y que esto no debería de ocurrir; por ejemplo el general de Gaulle, que era muy sobrio y de valor indiscutible, no usaba medallas, y cuando lo hacía se ponía solo dos, la de la Primera y la de la Segunda Guerra Mundial.

De este modo, el propósito de la condecoración 11 de septiembre fue generar, en quienes la recibimos, un sentimiento positivo respecto a la intervención militar que derrocó a Salvador Allende, en esa fecha. Y tanto es así, que diez años después, el 11 de septiembre de 1983, se otorgó a todos los que estaban en servicio en esa fecha y que también lo estuvieron el 11 de septiembre de 1973, una nueva medalla que se denominó “Misión Cumplida”. Así, salvo escasísimas excepciones, en que se otorgó a militares, que no estuvieron en servicio activo el 11 de septiembre, la medalla que lleva esa fecha se repartió al general, con las distinciones de grado correspondientes, que no obedecieron a actuaciones distinguidas en particular, porque se consideró suficiente mérito el haber participado en calidad de miembro en servicio activo, al momento de producirse el Golpe de Estado, o intervención militar o pronunciamiento militar. Al respecto, prefiero la voz “intervención militar”, porque las de “golpe de Estado o golpe militar” que reflejan, exactamente, lo sucedido, generan aún sentimientos muy antagónicos, y la voz de pronunciamiento militar nos evoca a las muchas asonadas militares ocurridas en España durante el siglo pasado, y disimula lo ocurrido. Así la voz intervención militar sería como más neutra, algo así como identificar de “nanas” a las “empleadas de casa particular”.

En la fotografía, que aparece en el diario electrónico La Nación, del 8 de mayo de 2015, la condecoración 11 de septiembre es de tercera clase (tercera línea última columna), esto es con solo una rayita amarilla al centro, y va inserta en una placa que concentra todas sus medallas, y por ello es posible afirmar que el portador es un oficial de la Armada, que no era aún oficial el 11 de septiembre de 1973, que es especialista en Estado Mayor, que tiene al menos el grado de contralmirante, pero como ninguno de los actuales contralmirantes había ingresado a la Armada el 11 de septiembre de 1973, y que solo dos de todos los actuales almirantes en servicio estaban en servicio a esa fecha, solo puede tratarse del vicealmirante José Miguel Romero, actual Jefe el Estado Mayor conjunto, que el 11 de septiembre estaba en segundo año o del almirante Larrañaga que estaba en primer año, y que no recibieron esa medalla por servicios distinguidos especiales, con motivo de la intervención militar, sino simplemente, porque eran cadetes de la Escuela Naval, el 11 de septiembre de 1973. En la fotografía oficial, de la página electrónica de la Armada, en la placa de condecoraciones, el almirante Larrañaga figura llevando la medalla 11 de septiembre de 1973, al costado izquierdo, tercera fila, y acompañada de las mismas condecoraciones, que no coinciden con las que tiene el vicealmirante Romero, razón por la cual todo indica que la fotografía publicada, corresponde al Comandante en Jefe de la Armada, y no al vicealmirante Romero, quien en la fotografía oficial de la página electrónica de la Armada, luce una placa con solo dos condecoraciones, de las muchas más que tiene, y ninguna de esas dos es la 11 de septiembre de 1973.

Atendiendo que, por las razones que son de público conocimiento, esto es las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el gobierno de Pinochet y la fortuna desmedida que se hizo durante su gobierno, no es de buen gusto usar la medalla 11 de septiembre, o hacer ostentación de que se la recibió, más aún cuando se ejerce un cargo público tan importante como Jefe del Estado Mayor Conjunto o de Comandante en Jefe de la Armada, porque si bien la mayoría de las personas no identifica medalla alguna, su uso en fotografías oficiales o en actividades públicas debe ser interpretado necesariamente como una señal política, algo así como un ejercicio de enlace o un boinazo, pero no respecto al poder político, porque quienes lo integran no captan esa señal, sino una señal respecto a los miembros de las fuerzas armadas en retiro, que participaron en la represión o que solidarizan con por ellos, porque estas personas fueron, nuevamente, afectadas, con el procesamiento de 18 ex uniformados de la Armada y de Carabineros, por el homicidio del sacerdote Miguel Woodward.

El ministro de defensa saliente y el entrante tienen la palabra.


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