La política exterior de Rusia en Latinoamérica

Por Sergei Koshkin

[Comentarios sobre la columna de Carolina Valdivia del 19.04.2023]

Merecen respeto y son muy bienvenidos los intentos de la autora de la columna de analizar la política exterior rusa. Sin embargo, algunas de sus conclusiones suscitan la necesidad de comentarlas. Especialmente porque su autora es una de las expertas chilenas en relaciones internacionales, cuyo profesionalismo y autoridad yo personalmente aprecio altamente.

Este artículo analiza el Concepto de Política Exterior de la Federación de Rusia publicado recientemente el 31 de marzo de 2023, o, mejor dicho, su parte dedicada a la América Latina. La Dra. Carolina Valdivia observa acertadamente una mayor presencia de la región latinoamericana en “el foco de opciones” de Rusia, lo que se debe a la creciente influencia del continente en los asuntos internacionales, así como a la autonomía de los países latinoamericanos en la determinación de su política exterior.

No obstante, es sorprendente su intento de explicar las prioridades de Rusia en función del tiempo que ostenta el poder uno u otro gobierno latinoamericano. El Concepto estipula claramente: “desarrollaremos las relaciones con los Estados latinoamericanos, teniendo en cuenta el grado de independencia y constructividad de su política hacia la Federación de Rusia”. No imponemos a los países latinoamericanos su elección, no dividimos a los socios en los nuestros y los ajenos, no los situamos ante una disyuntiva artificial: con nosotros o contra nosotros. Estamos por la unidad y la diversidad de los países latinoamericanos y caribeños. En la diversidad son fuertes, políticamente cohesionados y económicamente sostenibles.

Al mismo tiempo, sería extraño que Rusia no diera prioridad a aquellos países que, según la propia autora, llevan a cabo “políticas favorables a Moscú” y votan de tal manera en organismos internacionales. Suena raro que la Dra. Carolina Valdivia acusa a Rusia de apoyar a esos países. Guiándose por la lógica de la autora, Rusia debería desarrollar relaciones con los países que se proclaman en su contra en organismos internacionales.

Bueno, hay países latinoamericanos que siempre apoyan resoluciones rusófobas occidentales o son coautores de ellas. Son pocos –solamente tres, Chile entre ellos.

En lo que se refiere a Chile, este país no se menciona en el Concepto. Incluir a Chile en el grupo de países “con bajo grado de independencia y constructividad” es una invención de la Dra. Carolina Valdivia y es enteramente su responsabilidad. Pues bien, supongo que la ex-Ministra (s) de Relaciones Exteriores de Chile está en pleno derecho de dar tales calificaciones a la política exterior de su país.

Luego la autora afirma que Rusia “está lejos de ser una potencia económica y tampoco parece una potencia militar en forma”. La pregunta es, ¿puede un país que no es una “potencia económica” resistir las sanciones “infernales” del Occidente colectivo por más de un año y, según el FMI, hasta mejorar sus indicadores económicos, que incluso superan en algunos casos a los de los países de Europa occidental? ¿Puede un país que no “parece una potencia militar en forma” hacer frente con éxito al poderío militar de toda la OTAN y de sus satélites?

En lo que se puede estar de acuerdo con la Dra. Carolina Valdivia es cuando dice que los intercambios bilaterales ruso-chilenos “son modestos y la industria rusa no participa en sectores nacionales sensibles”. Pero la falta del progreso en esta esfera no es la culpa de Rusia. La razón radica en las sanciones ilegítimas del Occidente, y también en el hecho de que todas las iniciativas de la parte rusa para desarrollar relaciones en varios campos, incluido el comercial y económico, no encuentran eco en Chile.

Como antes, seguimos listos para recorrer nuestra mitad del camino para avanzar en la medida en que esté lista la parte chilena.

Por Sergei Koshkin

Embajador de Rusia en Chile