Chañaral, pequeña ciudad de la región de Atacama, se encuentra colgada a los pies del cerro Botín. Pariente pobre de sus vecinos turísticos, limita por el sur con Bahía Inglesa y por el norte con el paradisiaco Pan de Azúcar. Su pequeña economía distante a toda proyección, se sustenta en la pesca y la minería. Donde la primera, es dominada por la extracción de recursos naturales a gran escala y la segunda por empresas mineras que hoy mantienen la ciudad fuera de la muerte, pero en un sistema no falto de agonía.
En el ámbito ambiental, Chañaral es campeón mundial, posee la bahía mas contaminada del planeta. Y en lo que a extracción de recursos naturales se refiere, el borde costero es demolido día a día. Por un lugar, las praderas de algas que resguardan los bancos naturales son sacadas a destajo, lejos de toda regulación, incluso en los territorios del Parque Nacional Pan de Azúcar. Disminuyendo aun mas la escasa posibilidad de recuperar la costa biológicamente. El comprador del recursos esta cerca, es Algas Vallenar SA, miembro asociado de la Sociedad Nacional de Pesca. Principal promotor de las políticas de sobreexplotación marina en Chile.
A este desastre, se les asocia la maquinaria industrial del magnate Anacleto Angelini, quién con sus flotas pesqueras posee el 80% de las cuotas de captura. Esta forma de captura es legal, ya que la Ley de Pesca y Acuicultura permite el ingreso de los industriales en territorios de pescadores artesanales desde el extremo norte de Chile hasta la Región de Atacama. Así es como la Sociedad Nacional de Pesca, movimiento industrial que necesita de las costas chañaralinas ha movido las piezas de modo tal, que a un par de kilómetros al sur de Chañaral esta la empresa productora de harina y aceite de pescado Bahía Caldera S.A, socia desde el 2005 del imperio SONAPESCA.
Pero la cadena de socios de SONAPESCA no se duerme en los laureles y articula todo a su paso. Las principales industrias que necesitan harina y aceite de pescado también son parte de SONAPESCA. Ewos Chile S.A., Alitec S.A., Salmofood S.A., son consumidores de harina y aceite de pescado para la fabricación de alimento para peces para la salmonicultura y desde el 2002 están asociados con SONAPESCA.
Hoy SONAPESCA ha instalado sus flotas en las cosas y extrae especies vitales para el desarrollo de sistemas ecológicos frágiles. Las desproporcionadas capturas en aguas chañaralinas son el insumo para la industria más contaminadoras del País: la salmonicultura. Destacando que SONAPESCA esta a favor de la pesca de arrastre, modelo de pesca que destruye los fondos marinos, no es selectiva en la extracción y produce pesca de descarte, es decir, eliminan en alta mar los recursos naturales, principalmente peces pequeños y crustáceos que no son apropiados para la elaboración de harina de pescado. Cabe destacar que en la mayoría de los casos el descarte puede alcanzar el 40% de la captura total.
En Chañaral la famosa industria productora de harina de pescado le ha traído costos sociales, donde la cesantía es la única cifra que crece.
Otro de los sectores productivos en los que Chañaral ha intentado echar mano es el turismo. Hace un par de años el estado la denomino Ciudad Turístico Social subvencionándola con un monto en dinero para reforzar las políticas locales del turismo. Pero poco se ha avanzado, el turismo está ausente incluso en el canal estatal, donde siempre son destacados otros sectores ocultando el nombre de la ciudad.
Para reforzar el turismo, se ha construido el paseo del borde costero, empresa millonaria que estéticamente hace mejoras sustanciales, pero de implementar programas de restauración biológica nada. Se han implementado otros programas, tales como el riego para solidificar la arena y evitar la polución que es arrastrada a la ciudad, y luego, el proyecto de forestación sobre dunas de relaves. Ambos proyectos fracasaron.
Hoy el municipio, distante en materias ambientales, instalo una docena de arboles sobre la dura capa de desechos mineros. Este irracional gesto, lejos de toda lógica, seguramente fue financiado por alguna empresa minera que necesita justificar sus políticas de buen vecino para mejorar su imagen frente al mercado comprador.
Hace mas de 50 años Chañaral fue una de las bahías mas ricas y diversas de Chile según los registros de un viejo cronista. Esta diversidad ecológica fue sepultada bajo una capa de sedimentos mineros que creció diariamente, recogiendo la bahía en dimensiones inimaginables para los habitantes. Hoy aumenta el dramatismo, los residuos mineros siguen siendo arrojados a las costas del Parque Nacional Pan de Azúcar, a un costado de las flotas industriales que arrasan con los pocos recursos naturales que van subsistiendo.
Por Jaime Varas