En 1977/1978 y en mi condición de economista recién egresado , participé en un estudio de un grupo multidisciplinario encabezado por el recordado y querido maestro Humberto Vega Férnandez. La investigación se centraba en el análisis y los efectos futuros del modelo económico que empezaba a imponer en Chile la dictadura de mano de los Chicago boys. En dicho estudio también participaron Roberto Cerri, Isabel Ganon, Ana María Arriagada y Mariana Schkolnik.
En lo económico, la conclusión fundamental de dicha investigación fue que la implementación de una estructura productiva basada en la exportación de productos mineros, materias primas , productos del mar y de la agricultura sin ningún valor agregado, no sería capaz de absorber a las chilenas y chilenos que año a año se incorporarían a la fuerza de trabajo. Es así como con la liberalización del comercio exterior y la quiebra de miles de empresas los niveles de cesantía en Chile se elevaron a más de un tercio de esa fuerza de trabajo lo que obligó a la dictadura a crear los tristes y denigrantes programas de empleo conocidos como PEM y POJH.
A partir de ese momento se empiezan a producir las condiciones de precariedad laboral y subempleo que hoy enfrentan las trabajadoras y trabajadores chilenos. Este es también el origen del fomento al mal llamado «emprendimiento» impulsado por todos los gobiernos a través de cientos de instrumentos de fomento de Fosis, Indap, Sercotec y otras instituciones del Estado como una forma de permitir la subsistencia de miles de compatriotas y de sus familias. Es así como aparecen y desaparecen vendedores ambulantes de los más diversos productos, cuidadores y limpiadores de autos, coleros y feriantes, reguladores de frecuencia (sapos), cocinerías, amansanderias, talleres de ropa y de calzado, taxistas,peluquerías, «emprendimientos» a partir de planes de reconversión en ciudades como Lota y Coronel ,etc., etc.
El discurso es «emprenda una , dos, tres veces…no importa que le vaya mal. Nosotros lo ayudamos las veces que sea necesario».El Fisco se hace cargo de lo que el neoliberalismo no es capaz de hacer y esto ya está naturalizado en nuestra sociedad y nadie hace nada al respecto.
Se habló durante algunos años de la famosa «segunda fase del modelo exportador», la que obviamente no pudo ser llevado a la práctica, porque los grandes países capitalistas y las grandes corporaciones trasnacionales requieren dar solución al tema del empleo y por cierto a la generación de plusvalía ,por lo que el valor agregado de nuestras exportaciones es incorporado en dichas economías.
Es así como vemos como el cobre, la madera en bruto y muchos productos naturales que exportamos, vuelven a Chile como productos elaborados y son comercializados por las empresas de retail, todas ellas pertenecientes a los grupos económicos criollos y a consorcios internacionales.
Es por ello que cada día es menor la masa de trabajadores y trabajadoras que tienen acceso a un trabajo bien remunerado, estable y seguro en el aparato productivo de bienes y servicios en Chile, y cada día son más los que deben aceptar condiciones de trabajo aberrantes aceptando empleos precarios, con sueldos miserables que descansan en metas y comisiones, sin cobertura previsional ni de salud, a honorarios y sin ningún horizonte.Y cada día son más aquellas y aquellos que se ven obligadas y obligados a salir a las calles a vender cualquier cosa en las esquinas, en las salidas de las estaciones de metro, en las calles céntricas de las principales ciudades y comunas del país o alternativamente a hacer malabares o limpiar los vidrios de los autos en las esquinas para recibir una moneda para llevar el pan a sus hogares.
Miles ni siquiera intentan ingresar a la fuerza de trabajo y siguen pateando piedras como en los 80.
«Chile ,lindo país esquina con vista al mar»
* Moisés Scherman es economista y militante de Convergencia de Izquierdas