El Presidente de Chile se ha paseado por una Europa convulsionada por el descontento generalizado de los trabajadores ingleses, franceses, portugueses y españoles con sus respectivos gobiernos conservadores y socialdemócratas de derecha. El viejo Continente vive un contexto de crisis social aguda y de movilizaciones consecuencia de la crisis económica que concede privilegios a los poderosos y golpea el bolsillo y las conquistas sociales de los asalariados. ¿Pero qué tienen en común los gobiernos de Piñera, Cameron y Sarkozy? ¿Hay datos duros para la izquierda?
Los tres aplican desde el Estado las mismas recetas neoliberales de reducción presupuestaria y de recortes en los programas sociales. Las mismas lógicas económicas atraviesan el planeta. Es decir, despidos, aumentos de los años para la jubilación, recortes en educación y salud. Con la diferencia que en Inglaterra y Francia se informa, protesta y discute y que en Chile el tema del presupuesto no es tema de debate ciudadano en el dispositivo mediático dominante (1).
La otra. En Europa el movimiento sindical levanta la cabeza y en Chile, la CUT por ejemplo, sigue queriendo negociar con el Gobierno, pero sin construir una correlación de fuerzas favorable para una estrategia de reconquista de derechos colectivos en el plano de la seguridad laboral, salarial, de negociación y desempleo.
Hemos visto cómo el gobierno británico anunció el martes pasado un drástico plan de ajuste con el fin de reducir su déficit fiscal, que incluye recortes en todos los sectores del Estado, entre ellos el despido de cerca de medio millón de empleados públicos. Una medida que ha sido rechazada por los sindicatos y por el consejo de rectores de universidades británicas. David Cameron, el Prime Minister, aseguró que las medidas significan una reducción del gasto público de entre el 20 y el 40 por ciento para los próximos años.
Días antes el secretario del Tesoro, George Osborne, ya había anunciado un vasto programa de recortes drásticos en los presupuestos departamentales y en los gastos de bienestar social y educación.
Antes del anuncio, mientras los principales sindicatos de Gran Bretaña amenazaban al gobierno con convocar a huelgas generales, miles de personas participaron en el centro de Londres de una manifestación contra los ajustes.
En Francia todo partió con la ley de Sarkozy que retrasa de 60 a 62 años la edad de jubilación. Es un primer paso, según el vasto movimiento sindical y estudiantil, para desactivar conquistas sociales que tomó décadas obtener. Las mismas que en Chile fueron arrebatadas con la Dictadura y los planes de los “Chicago boys”. Hoy, éstos pueden aparecer “renovados” gracias a que la Concertación continuó haciendo lo mismo. Así, el piñerismo puede darse el lujo de parecer más hábil y “aparecer respondiendo a las demandas ciudadanas” debido al proceso de adhesión del concertacionismo y del PS al neoliberalismo.
En Francia, según un sondeo de la consultora BVA, el 69% de los franceses tiene una «mala opinión» de Sarkozy. Y 67% de los franceses apoya las huelgas y manifestaciones, 61% es partidario de modificar el proyecto, 79% desea una reanudación de las negociaciones y 65% desaprueba la política represiva de Sarkozy frente a al movimiento huelguístico, según un sondeo del instituto Viavoice.
Ahora bien, es vox populi. Mientras Piñera visita capitales y saluda a la crema de la oligarquía política europea, también recorre nuevamente Europa altanera, cabello al viento y ataviada con jóvenes y variopintos ropajes y flamantes banderas, una actriz del escenario político europeo, renovada y enérgica: la lucha de clases.
Pero el dispositivo de comunicación dominante hace todo lo posible para evitar, como lo dice tan gráficamente un dicho popular francés, de ‘llamar gato a un gato’.
«Y eso que a mí me dieron por muerto» exclamaría aquél (Marx) que viendo la Comuna de París (18 de marzo al 28 de mayo 1871) en insurrección, detectó que formas nuevas de democracia y de organización socio-políticas y económicas podían surgir abruptamente de la intervención humana en el curso de los acontecimientos sociales. Para interrumpir el orden del Capital y crear lo inesperado y novedoso en la historia abierto a otros posibles más humanos.
¿Con qué fin habría que repensar las salidas del capitalismo y hacer renacer la democracia? Para detener la demencial carrera hacia el precipicio de un sistema destructor que sepulta vivo a trabajadores mineros en el Norte chileno, destruye sus conquistas sociales privándolos de los derechos colectivos en el viejo Continente y, además, como si ya no fuera poco, destruye por doquier, los ecosistemas y la relación humanidad-Naturaleza provocando la ira de los pueblos originarios y de las jóvenes generaciones.
Es lo que debe aterrar a algunos consejeros de Sarkozy, Cameron, Rodríguez Zapatero y que debe preocupar a los asesores piñeristas. Que las políticas neoliberales no sólo estén llevando al colapso las estructuras europeas sino que además contribuyan a sacudir las conciencias y a plantear la necesidad de una intervención consciente. Es lo que se ha dado por llamar “Crisis de Civilización”. O crisis de confianza en el paradigma del “progreso”, de la tecnociencia, del individualismo posesivo y de la trilogía de la felicidad liberal: cada uno en su casa mirando tele, cada uno para sí mismo y, el mercado para todos.
Después de las multitudinarias manifestaciones multi generacionales (otro factor que aterra a las elites es la solidaridad o la inexistencia de fractura entre generaciones de jóvenes estudiantes, de jubilados y de trabajadores activos) que ha remecido Francia, queda claro que se puede hacer brechas en el sistema. Ya que el clamor, que Sarkozy ceda o se vaya resuena no sólo en París sino en Londres, Lisboa y Madrid. Y si el gobierno de la derecha francesa cede y negocia la ley de jubilación contra la cual una inmensa mayoría de franceses está en desacuerdo, la protesta social y política se anotará varios puntos y también podrá desplegarse en Europa. Será un conquista. Eso es poder.
¿Alguna lección de este panorama? Varias.
En Chile falta un movimiento sindical que esté a la altura de los desafíos que plantea la aplicación de las políticas neoliberales iniciadas por la dictadura, consolidadas por la Concertación y afinadas por el Estado empresario piñerista. También es necesario un movimiento estudiantil secundario-universitario por la gratuidad y la condonación de las deudas. Basta entonces de morderse la cola comparando lo que hizo o no hizo el concertacionismo con lo que hace el piñerismo para modernizar el sistema de dominación chileno (2). Vemos que el Estado en manos de un gobierno empresarial deviene un instrumento de gestión de la oligarquía para integrarse al circuito de poderes económicos y políticos globales y dar garantías a las grandes transnacionales, mineras, energéticas, financiero-bancarias, de la comunicación, farmacéuticas y agroalimentarias (3).
Y si a lo anterior agregamos la necesidad urgente de una izquierda que separe aguas con el concertacionismo y que supere las rencillas de clanes, tribus dispersas y feudos de caricatura para construir un movimiento en torno a no más de 6 puntos compartidos tanto por la izquierda antineoliberal como por la anticapitalista, es imperioso constatar el atraso y lo mucho que queda por andar.
Así pues, cuando gobiernos persisten en aplicar medidas neoliberales en un país con organizaciones de masas, sindicales y estudiantiles fuertes, el poder genera conflictos que lo hacen tambalear. En Chile sobran los motivos para la construcción de un movimiento de reconquista de derechos después que la dictadura arrebató por la fuerza derechos democráticos y conquistas sociales. Los ejes conservadores quieren obtener lo mismo utilizando todos los medios a su alcance (“legales” y coercitivos) desde el Estado, ya sea en Santiago, París y Londres.
Por Leopoldo Lavín Mujica
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(1) Ver artículo de Hugo Fazio sobre el tema: http://www.generacion80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=10061
(2) Es lo que hace Roberto Pizarro de manera poco rigurosa y sin profundizar acerca de la lógica del ejercicio piñerista del poder de Estado en el contexto global cuando afirma en su columna de La Segunda que: “En suma, desafiando a su propio bloque político, incomodando al Poder Judicial e incluso provocando molestias empresariales, el Presidente Piñera ha respondido hasta ahora a demandas ciudadanas en ámbitos en que los gobiernos de la Concertación fueron débiles y contrarios a los intereses de la mayoría. Ya veremos cómo sigue esta teleserie. Hasta ahora es el mundo al revés”. http://blogs.lasegunda.com/redaccion/2010/10/07/el-mundo-al-reves-1.asp
(3) El nuevo Royalty minero aprobado por el concertacionismo y la Alianza derechista garantiza a la oligarquía mundial la apropiación y la explotación sin condiciones del recurso natural. Otro robo del siglo, sin pistola pero con leyes salidas del sistema binominal con la anuencia de los “progresistas” del PS y del PPD y con la mirada triste e impotente del PC. Ver: http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=22711&Itemid=1