Llegó el día “D” para la crisis del modelo neoliberal

Se está produciendo aquello que se venía comentando hace mucho tiempo, y se vuelven a repetir los mismos vicios de siempre, como el de la FED, que bajó las tasas

Llegó el día “D” para la crisis del modelo neoliberal

Autor: Wari

Se está produciendo aquello que se venía comentando hace mucho tiempo, y se vuelven a repetir los mismos vicios de siempre, como el de la FED, que bajó las tasas. Es como una inyección que se pone a un enfermo grave para que se sienta mejor por un corto tiempo, y luego decae con más fuerza. La inestabilidad mostrada en Wall Street, en la última semana, está gatillada por el surgimiento del coronavirus o Covid-19, que recién está empezando a producir consecuencias en la economía, acelerando los graves desequilibrios económicos y financieros que se vienen arrastrando por mucho tiempo, potenciado por el problema del petróleo que analizamos al final.

El incremento del contagio con el virus obligará a establecer cuarentenas, lo que trae aparejado el cierre de fábricas, la reducción del transporte, los viajes aéreos, eventos masivos, retrasos en los centros de distribución, los servicios, etc. Si la economía mundial, en especial la de Estados Unidos, empieza a decaer fuertemente en un 2 o 3 % del PIB, o tal vez más, el ingreso de los gobiernos, las empresas y el de las personas se reciente fuertemente. Por el contrario, las deudas de los gobiernos, las empresas y las personas, etc., siguen intactas e incluso sumando más intereses. Es una cadena de hechos lo que provocará una gran recesión y se retroalimentará inevitablemente con el pánico. El capital financiero se mantiene firme y puede recuperarse, salvo por el pánico que surgió en los mercados bursátiles, provocando una estampida de los inversores, empresas y especuladores con enormes deudas en bancos, que intentarán vender sus títulos en acciones, bonos, hipotecas, u otros, para recuperar liquidez en dinero y/o atesorar principalmente en plata y oro.  Otros comprarán cuando las acciones estén en el suelo, pero las deudas del negocio bursátil arrastrarán a los grandes bancos y veremos si la FED los puede salvar o se derrumban.

En el mercado bursátil todo está cruzado, globalizado, interconectado y con gran inter dependencia entre los bancos, lo cual hace necesario mencionar dónde están los principales problemas que podrían hundir más la economía mundial. Los números en rojo de la semana pasada partieron afectando la valoración del mercado bursátil por más de US$ 9 billones, equivalente a dos tercios del PIB de China. Si agregamos la caída de hoy, podría subir al doble. El mercado de valores de EE.UU., puso en números rojos a todas las grandes empresas durante la semana, lo que incluyó a los grandes bancos que han caído en un 27% desde sus máximos de enero, por los enormes créditos comprometidos. La crisis económica en Chile, con la protesta social en marcha, puede llegar a ser una de las peores del mundo. Recuerde que dependemos del exterior para todo.

La decisión de la FED de bajar las tasas afecta a la banca y está abierta la posibilidad de nuevas rebajas de tasas, incluso la aplicación de tasas negativas, lo cual es una deformación financiera que creará mayores riesgos a la banca y acrecentará el desequilibrio financiero. Pero lo ocurrido hoy ha sido impresionante, sin embargo, Kyle Bass, director de inversiones de Hayman Capital Management, cree que «esto también pasará». Es cierto, pasará, puede mejorar o hundirse más, pero habrá consecuencias, porque ya las hay.

Mencionamos las deudas; efectivamente los costos del endeudamiento con dinero barato han enviado la deuda global a los US$ 255 billones, que la pone en una condición más alta de incumplimiento. Muchos economistas y analistas creen que es impagable. Se trata de deuda gubernamental, corporativa y familiar, equivalente a casi tres veces la producción económica mundial, según el IIF, BIS y FMI. Existen quienes creían en diciembre de 2019, como Mark Sobel, ex funcionario del Tesoro de los Estados Unidos, que las medidas de estímulo fiscal en todo el mundo habían contribuido a un repunte en los rendimientos de los bonos a 10 años en 1,80%. La dura realidad de esta semana hizo caer los rendimientos a casi 0,5 %, que para el bono a 10 años es un dato histórico en 30 años. La rigidez y la obsesión por el dinero de estos individuos, los deja dispuestos para decir cualquier cosa.

Pero Ud. necesita entender qué efecto produce la caída de Wall Street y otras bolsas. El cambio de la FED, de reducir en 50 puntos básicos la tasa, se consideró como una medida desesperada por el mercado y elevó el oro en un 3%, además con los principales indicadores bursátiles perdiendo casi un 3%, y con rendimientos de los bonos del tesoro desplomados en todos los ámbitos. Debemos recordar que cuando caen las acciones, los inversionistas se refugian en los bonos, el precio aumenta y como consecuencia de ello, los rendimientos bajan. El proceso al revés, es si los bonos bajan, sube el rendimiento. Cuando la FED decidió dejar las tasas entre 1 % y 1,25%,  los bonos a 2, 3, 6, meses, etc., como también los bonos a 1, 2, 3, 5, 10, 20 o 30 años, cayeron con casi toda la curva de rendimiento por debajo del indicador de inflación PCE de 1,6%, o el indicador IPC medio en 2,9%. Eso significa que los que tienen inversiones en bonos a tres meses o a 30 años, están perdiendo dinero, porque los intereses que gana, se los “come” la inflación, con el indicador que UD. elija.

Entre US$ 12 a 14 billones de bonos ya  tienen rendimientos negativos y estamos hablando de un mercado de US$ 100 billones. Si los rendimientos bajan y la inflación sube, son signos de desconfianza que hace a los inversores intentar cubrirse de cualquier forma, a pesar de perder dinero. Si continúa este proceso de bajar las tasas, la caída de las bolsas se ampliará, elevará el precio del dólar pero con posibilidades de que también caiga, porque si pierde su calidad de refugio, más seguro es la plata y el oro que están subiendo, más aun si el virus Covid-19 se desborda en EEUU.

La disminución de la actividad económica mundial, se inició con la política de Donald Trump y su guerra comercial con China, que seguirá disminuyendo, por el doble impacto de la demanda y la oferta de bienes y servicios. Por el lado de la oferta, los bienes duraderos, autos, celulares, electrónica, etc., perderán mercado y las fábricas frenarán su producción.  En cambio, la demanda se trasladará al consumo de servicios y bienes indispensables, que se enfrentarán con el cierre de industrias o empresas en cuarentena para controlar la infección, disminuyendo la producción, como los alimentos. El efecto se percibirá con un aumento en los precios de los consumos básicos, donde se puede desatar inflación. Este fenómeno se está empezando a dar en Chile con aumentos del IPC, por el cierre de negocios y por las demoras en los centros de distribución, la salida de capital, etc., a partir de la irrupción social iniciada el 18 de octubre. 

Particularmente, en nuestra economía, focalizada hacia el exterior, tanto las importaciones como las exportaciones, como el caso de China en que las exportaciones para enero y febrero fueron de -17,2%, están siendo afectadas por la interrupción de las cadenas de suministro, que son negativas para el consumidor, disminuyendo las ventas que produce la caída de los ingresos, los cuales presiona el despido de personas del trabajo, proceso que en el corto plazo puede contribuir a la quiebra de empresas o negocios. La caída del precio del petróleo a nivel de US$ 30 el barril, facilita operar a las líneas aéreas, pero si no hay pasajeros que viajen por miedo al virus, no sirve de nada.

Sin los banqueros y el dinero fiat, el dólar y las emisiones, la mayoría de los estadounidenses no podrían permitirse el nivel de vida que obtienen a costa de la mayoría de los pobres del mundo, gústeles o no, esa es la realidad. Sin embargo, la impresión de dinero fácil, el crédito ilimitado, que ha impulsado los precios bursátiles a niveles fantasiosos y acelerados, no es eterno. Incluso ya se ve en riesgo la re-elección de Donald Trump. Ese es el mundo que se está hundiendo, ayudado por el Covid-19. Los gobiernos de muchos países, principalmente los desarrollados, han seguido la misma dinámica financiera, por lo cual los efectos son similares y además se potencian entre todos.

Lo señalado es el principal fundamento por el cual los fondos de pensiones terminan perdiendo valor y los trabajadores se quedan sin pensiones dignas al momento de jubilar. Podríamos exagerar y subir el aporte del trabajador, doblar el aporte del Estado y del empleador, sin embargo, en el largo plazo las pensiones terminarán con escaso valor, porque el instrumento llamado dinero es empleado por los multimillonarios, la banca, los gobiernos y los especuladores para su enriquecimiento con grandes volúmenes de dinero que se auto asignan y que no guardan relación con las exiguas rentas del trabajo. Si alguien invierte en el Dow Jones, el dinero se duplica cada seis años, en promedio en 40 años US$ 25.000 invertidos en 1980, hoy serían US$ 2 millones, claro antes de la actual caída.

El petróleo terminó con un precio de US$ 30,91 el barril de crudo WTI, debido a que la reunión de la Opep+, no logró acuerdos para bajar la producción y subir o mantener el precio del petróleo. El encargado de dar vuelta la propuesta fue Rusia, que no aceptó disminuir la producción impactando a Arabia Saudita, que ahora enfrenta disturbios sociales, por un  precio del petróleo muy por debajo del presupuesto de Riad. El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, dijo que, «considerando la decisión tomada hoy, a partir del 1º de abril de este año en adelante, ni nosotros ni ningún país de la Opep o que no pertenezca a la Opep, deben tomar recortes de producción (petróleo)”.

“El Kremlin había decidido que apuntalar los precios, a medida que el coronavirus devastó la demanda de energía, sería un regalo para la industria del esquisto de EE.UU. Los ‘frackers’ habían agregado millones de barriles de petróleo al mercado global, mientras que las compañías rusas mantenían los pozos inactivos. Ahora era el momento de exprimir a los estadounidenses”. Queda clara la razón. Después de varias horas de negociación, las reuniones concluyeron y el precio del petróleo empezó a caer, porque no disminuirán la producción de dos millones de barriles diarios; al contrario, podrían subir. De sostenerse este precio de US$ 30 el barril, la producción del petróleo del “fracking” empezará a rodar por el suelo y arrastrará a las grandes petroleras que tienen enormes deudas, cuando invirtieron en el “fracking” calculando que subiría a US$ 80 el barril hace varios años. La consecuencia de todo esto es que el negocio falló y arrastrará a grandes bancos norteamericanos comprometidos con las inversiones.

Pero no está dicha la última palabra. La dinámica de la baja en la actividad de China, el virus covid-19 produciendo pánico en el mundo, la guerra del petróleo, la crisis sistémica del modelo económico y las decisiones que tome la FED y Donald Trump, pronto pueden producir novedades, en cualquier sentido, porque algunas opciones pueden hundir más el sistema. El corona virus Covid-19, seguirá expandiéndose por el mundo acelerando la crisis, porque aún no existe una respuesta sanitaria para detenerlo.

Por Mario Briones R.


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