Lo más chido es que perdió el clasismo

Lo bueno es que el clasismo ha llegado a un punto donde la sociedad que lo padece ya no lo tolera y se rebela contra él

Lo más chido es que perdió el clasismo

Autor: Eduardo Gandur

El domingo 2 de junio el Pueblo organizado derrotó en las urnas a la corrupción, pero también al clasismo. La ruta de colisión que llevaba México terminó en 2018 con la victoria del presidente AMLO, y seis años después las cosas han cambiado mucho (https://elsoberano.mx/plumas-patrioticas/que-cambio-amlo-y-la-4t/), empezando por la realidad material de mucha gente, pues al menos cinco millones han salido de la pobreza y 25 millones de familias reciben una parte del presupuesto en forma de programas sociales.

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Pero hay tres datos destacados para entender lo que sucedió en esta elección:

  1. Claudia obtuvo más votos que Andrés Manuel. Si en 2018 la victoria de Morena fue justificada como un voto de castigo al Prian, ahora no hay otra manera de explicar la votación masiva más que como un voto de refrendo, con casi 6 millones de votos más.
  2. El Prian obtuvo menos votos que el PRI y el PAN por separado en 2018, pues sus votos fueron 16,502,697, mientras que el PAN y sus secuaces en 2018 obtuvieron 12,610,120 y el PRI y sus bribones obtuvieron 9,289,853, que sumados dan 21,899,853 votos. Es decir, obtuvieron 5,397,156 votos menos esta vez.
  3. Los conservadores, al ver cómo perdían, se pusieron a insultar a los votantes con expresiones profundamente clasistas.

Antes de la elección, el discurso de los conservadores era que no debíamos dividirnos. Decían “No a la polarización”, “Todos somos México”, “Estemos unidos mexicanos” y demás frases huecas que evocaban una falsa unidad política. En las primeras horas del 3 de junio, al ver la turbo-madriza que le acomodaba la 4T al Prian, los conservadores despotricaron contra los votantes de morena con los insultos más clasistas que pudieron inventar, sacando lo peor de sí mismos. Nos llamaron nacos, gatos, indios, jodidos, ignorantes, chairos y muertos de hambre, en sus palabras más suaves. En las peores, dijeron que México no está listo para elegir, que las boletas debían venir en inglés, que el voto de Nuevo León no puede valer lo mismo que el de Tabasco, que solo los pueblos rascuachos votaron por morena, y que el voto de alguien “letrado” no podría valer lo mismo que el de alguien que no terminó la primaria.

Es muy grave lo que revelan esas declaraciones, porque evocan sentimientos de odio y un espíritu antidemocrático que justifican atrocidades del pasado como los fraudes electorales, la segregación racial, el elitismo, el clasismo y todas las formas de discriminación. No le tienen ningún respeto al Pueblo. Por eso perdieron.

En el colmo de la estupidez, los conservadores lanzaron su más reciente y nefasta campaña #QueLesAyudeMorena, que promueve no apoyar con propinas a los trabajadores precarizados como empacadores de supermercados, ayudantes de estacionamiento, meseros o limpiaparabrisas, y a no apoyar tampoco a la población víctima de desastres naturales. Lejos de afectar, únicamente revela su miseria moral y su esencia antidemocrática, pues condicionan su apoyo a cambio de una votación favorable. Todo eso es justo contra lo que el Pueblo votó, pero los conservadores no lo entienden. Y son tan torpes que no entienden que no entienden.

La herencia colonial que persiste en las mentes de los conservadores genera terribles efectos de división en la sociedad, pues intenta mantener una estructura de opresión que influye en las relaciones económicas y sociales para mantener privilegios procedentes de la corrupción.

Días antes de la elección, un prófugo de la razón que intentó ser candidato a presidente municipal por Morena -a punta de puro anuncio espectacular- y que luego se fue apoyar al Prian, me intentó dar cátedra de lo que quiere el presidente AMLO llamándome chofer. Así de imbécil. Lo bueno es que el clasismo ha llegado a un punto donde la sociedad que lo padece ya no lo tolera y se rebela contra él, en lo individual y en las urnas. Es una gran victoria.

Recientemente, el presidente dijo que los conservadores tienen tres características:

  1. Son muy hipócritas. Lo demostraron llamando al voto y luego insultando a los votantes, cuando perdieron.
  2. Son muy autoritarios. Lo demostraron compartiendo esa campaña chafa de arrebato egoísta.
  3. Son muy corruptos. Lo demostraron durante sus desgobiernos que pusieron a México en crisis.

Está perfecto que los conservadores no entiendan lo que está sucediendo y que le echen la culpa a todo, menos a su incompetencia. Yo estoy fascinado con ello. Que sigan haciendo campañas horribles, faltándole el respeto al Pueblo y ganándose el desprecio de la gente, pues solo hará que las elecciones sean cada vez más sencillas para nuestro movimiento, que es el único verdaderamente popular y amplio, con propuestas para combatir la corrupción, con un proyecto de nación y con autoridad moral para gobernar con justicia.

Que nos sigan llamando nacos todas las veces que quieran, total, si nos lo dicen de frente les contestamos, y si nos lo dicen cobardemente desde el poder les respondemos en las urnas.

Ya lo dijo Botellita de Jerez: “Si todo lo mexicano es naco y todo lo mexicano es chido, entonces, verdad de dios, todo lo naco es chido.”

Qué chido que perdió el clasismo.

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