Lo que me dijo un taxista

¿Sabe? Yo lo conozco al hombre porque además de taxista soy guardia de seguridad

Lo que me dijo un taxista

Autor: Wari

¿Sabe? Yo lo conozco al hombre porque además de taxista soy guardia de seguridad. Entonces, de ahí de la empresa, nos mandan a diversos eventos. Que vayan acá, que vayan allá. Así me ha tocado trabajar de tiempo en tiempo para la ANFP en estadios y recintos deportivos y cosas así. Ahí lo conocí al hombre. Mire, ¿quiere que le diga una cosa?, cuando él llega al trabajo, no es de esos que pasan de largo para adentro como todos los gerentes. No, él se detiene y nos saluda a todos de mano, pregunta cómo han andado las cosas, si está todo bien y ahí recién dentra pa su pega. Siempre puntual, impecable. Así es él.

Como a veces el billete está escaso, le conseguí pega a mi señora en la misma empresa de seguridad. Y le voy a contar una cosa que retrata al hombre de cuerpo entero. Una mañana, él llega a la pega y mi señora estaba de portera. Ella lo reconoce, se acerca a la ventanilla y le dice que no trae la credencial en el parabrisas, que así, ella, sabiendo y conociéndolo perfectamente, si no trae la credencial, no debiera dejarlo pasar y que… ¿Y sabe lo que hizo él? Interrumpió a mi señora, le dijo perdone y corrió su vehículo a un costado.

Y ahí se quedó llamando por celular, hasta que llegó un taxi con la credencial. Con toda calma, colocó la credencial en el parabrisas de su vehículo y se puso a la cola de autos.

Cuando llegó frente al portón de entrada, mi mujer, ella se disculpó y le dijo: Hay, don Harold, no tenía para qué molestarse tanto, si yo solamente le estaba diciendo que no tenía la credencial, pero yo lo conozco y le iba a abrir el portón igual para que pasara. El hombre le dijo a mi señora: Mal habría hecho su pega pues, porque justamente lo que más hemos enfatizado en esto es que no deben haber privilegios. Si usted me hubiese dejado pasar sin la credencial por ser el gerente, yo me habría quedado con una muy mala impresión de su trabajo.

Amigo. ¿Quién actúa así hoy día en Chile? Nadie pues, nadie. Y perdonando la expresión, porque yo no soy clasista ni nada, pero llegan los familiares de los más recientes futbolistas arrancados de la pasta base, las apuestas y el copete, huevones hediondos a pata, sin ni media credencial y con una prepotencia que se la encargo, amigo, chuchetiando a todo el mundo, que yo soy familiar de éste o este otro y deja pasar poh chuchatumare, qué le poní’ tanta colol.

El hombre fue él que trajo a Bielsa. ¿Y usted lo ha visto paseándose entre los periodistas diciendo el tremendo acierto que me mandé? A los mismos periodistas que querían otro entrenador, que el Bichi, que el Pelao, que el Gurú y no se cuanto más. Y que Bielsa era un fracasado de Argentina, en fin. Nada. Él deja que hablen los hechos. Gente como él ya casi no quedan. Es una clase de persona íntegra. Algo que en Chile existió años atrás y se llamaban Caballeros. Así, con C, mayúscula. El hombre es un Caballero. Y no es cosa de plata ni de apellidos. Hombre de palabra, no de aspavientos. Hombre de palabra, no de pantalla de televisión, por la pantalla. ¿Aquí en la esquina está bien? Aquí lo dejamos pues señor. Cuidado con la vereda que está re’falosa.

Por Mauricio Redolés


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