Los buenos, los malos y el resto del mundo

En la libertad de información del mercado, del relato hegemónico, la vida de un negro, de un latino, de un haitiano, de un yemení, de un palestino, de un chino o de un ruso, no valen mucho en comparación con la vida de los blancos europeos y estadounidenses.

Los buenos, los malos y el resto del mundo

Autor: Wari

Por Pablo Ruiz

“El mundo está patas arriba”, como parafrasearía Eduardo Galeano. Los árboles que representan la prensa dominante no dejan ver el bosque y la gravedad de los hechos que siguen pasando.

La televisión y la prensa está llena de héroes y villanos y, por supuesto, la vorágine de los acontecimientos no permiten a muchos identificar a los grandes responsables de la guerra o de la violencia estructural que viven millones de seres humanos en el mundo.

Muchos creen simplemente lo que escuchan y toman partido sin reflexionar. Por ejemplo, los buenos de la película siempre han sido los “Estados Unidos”, al mismo tiempo que es el país que más guerras e intervenciones han realizado en la historia de la humanidad y sus antecesores europeos, desde donde vienen la clase acomodada “blanca”, se hicieron ricos colonizando y saqueando las riquezas y el oro de América Latina y de otros rincones del mundo. Sus grandes empresas y corporaciones son millonarias a costa de la miseria de muchas de nuestras naciones.

Es claro que muchos admiran el “sueño americano” sin preguntarse cómo Estados Unidos y otros países europeos llegaron a ser países desarrollados ¿A costa de qué? ¿A costa de quiénes?

En verdad, desde niñas y niños, muchos de nosotros hemos sido educados bajo el cine hollywoodense, donde los latinos, los negros, los rusos y los chinos, han sido, una y otra vez, los malos de la película, los narcotraficantes, los ladrones, los mafiosos que deben ser enfrentados con violencia por el gran hermano. Hollywood, pero también los grandes medios de comunicación, han servido como un instrumento de colonización cultural y política formateando tantas mentes.

Este año en Chile se cumplirán 50 años del golpe de Estado que costó miles de ejecutados políticos, de detenidos desaparecidos y de torturados, y donde se abolieron las grandes conquistas sociales de las y los trabajadores y donde se impuso el modelo neoliberal. Sin embargo, nuestras autoridades y mandos militares se olvidan que uno de los responsables de estos crímenes fue nada menos que los mismos Estados Unidos que cada cierto tiempo envía a sus representantes a decirnos quiénes son los buenos y los malos de la película.

Recientemente estuvo en Argentina y Chile la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson. En Chile se reunió con la ministra de Defensa, Maya Fernández, y también visitó la Brigada de Operaciones Especiales donde las Fuerzas Especiales del ejército de los Estados Unidos y de Chile realizan entrenamiento en el marco de los ejercicios “Fused Response 23” que, de acuerdo a infodefensa.com, se desarrollaron durante abril.

El sociólogo y periodista argentino Jorge Elbaum dijo, en una nota publicada por Radio Universidad de Chile, que la visita de la jefa del Comando Sur a nuestros países se sigue enmarcando en “la lógica del palo y la zanahoria” y que supone también un intento por “tratar de disciplinar a los gobiernos locales advirtiéndoles de la peligrosidad que implica vincularse con Rusia y China”.

EL PAN DE CADA DÍA: LA VIOLENCIA Y LA REPRESIÓN

La guerra y la violencia siguen en muchos lugares del mundo. Causas estructurales, intervenciones, inoculación del odio racial, del crimen, ejecutadas por las pandillas o por la violencia policial/militar.

En Haití, entre el 14 y el 19 de abril, 70 personas murieron y cuarenta resultaron heridas en los enfrentamientos entre bandas rivales en los barrios de Cité Soleil, en Puerto Príncipe, de acuerdo a la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en Haití.

Una de las principales pandillas que operan en Puerto Príncipe es dirigida por Jimmy Cherizier, alias ‘Barbecue’, un ex policía que anteriormente fue imputado de estar involucrado en la masacre de Lasalin,  ocurrida en noviembre del 2018, en la que 71 personas del barrio Lasalin fueron asesinadas.

Sobre esta masacre, la organización estadounidense SOAWatch se preguntó “¿Cuándo se responsabilizará a Estados Unidos por su papel en la masacre de Lasalin? Estados Unidos respaldó y financió al régimen del presidente Jovenel Moïse en Haití, mientras que dos de sus altos funcionarios planearon la masacre, en la que al menos 71 personas murieron. Estados Unidos entrenó y equipó a la Policía Nacional de Haití, mientras uno de los policías planificó y ayudó a liderar esta masacre, en la que las personas fueron quemadas vivas, asesinadas a cuchilladas, desmembradas y dadas de alimento a los animales”.

Más lejos, continúan llegando noticias de la violencia que sigue sufriendo el pueblo palestino por parte del ejército israelí y que casi siempre los grandes medios tratan de justificar.

Sabía usted que “Desde el comienzo de 2023, 18 niños palestinos han sido asesinados por las fuerzas de ocupación israelíes en Cisjordania y la Franja de Gaza ocupadas, según Defensa de Niñas y Niños Internacional Palestina (DCIP)”.

Por supuesto, Estados Unidos está apoyando a Israel y no le importa la invasión ni el robo de los territorios palestinos ni las graves violaciones a los derechos humanos que suceden.

No olvidemos que en 2016 el entonces presidente Barack Obama firmó un paquete total de 38.000 millones de dólares en ayuda militar para Israel para el periodo 2017-2028, según informó BBC.

Sabía usted que entre enero y febrero, tan sólo de este año, la policía de Estados Unidos había asesinado a 165 personas, y que en el 2022 fueron asesinadas 1.238 de acuerdo al reporte y monitoreo de violencia policial de mappingpoliceviolence.org

Sabía usted que “Las personas negras tienen 2,9 veces más probabilidad de ser asesinadas por la policía que las personas blancas en Estados Unidos”.

Sabía usted que son miles los migrantes prisioneros o elegantemente “bajo custodia” en Estados Unidos, entre ellos miles de niñas y niños, como informa el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), los que muchas veces son deportados, se les niega el derecho a solicitud de asilo, y otros tantos mueren en custodia o en el desierto donde son perseguidos por la Patrulla Fronteriza.

En fin, pero la noticia de todos los días sigue siendo la guerra entre Rusia y Ucrania, donde la palabra que más se escucha o se lee son las de “nuevos envíos de armas” por parte de EEUU y de la OTAN al conflicto militar y la que menos o nada se escucha o se escribe es la de buscar soluciones diplomáticas para alcanzar la paz. 

En la libertad de información del mercado, del relato hegemónico, la vida de un negro, de un latino, de un haitiano, de un yemení, de un palestino, de un chino o de un ruso, no valen mucho en comparación con la vida de los blancos europeos y estadounidenses.

Los que se creen dueños del mundo y del relato posiblemente sólo publicarán una noticia en la “crónica roja” si se trata de los nadie, de los ninguno o de los ninguneado, como diría nuestro Eduardo Galeano. La vida, tristemente, tiene valor según el lugar donde hayas nacido.

Por eso, me pareció notable, años atrás, el rechazo del actor argentino Ricardo Darin al ofrecimiento de actuar en una película estadounidense.

“Le dije que no, pero no me aceptaban eso como respuesta. Me ofrecían hacer de un narcotraficante mexicano. Para ellos, los narcos son todos latinoamericanos. No me gustó”, explicó en una entrevista con Alejandro Fantino en el programa “Animales Sueltos”.

Al terminar este artículo, me vienen a la mente dos hechos importantes que la gran prensa mencionó al pasar sin hacer ningún escándalo ni emplazar a nadie para que opinara.

El domingo 2 de abril, como si nada, en una cafetería de San Petersburgo hicieron explotar una bomba y asesinaron al periodista ruso Vladlen Tatarski y una treintena de personas quedaron heridas. Lo curioso es que la mayoría de las autoridades del mundo guardaron silencio.

También, el 11 de abril pasado se cumplieron cuatro años de la detención del periodista Julian Assange y de su encarcelamiento en la prisión de Belmarsh, en Reino Unido.

Assange, quien enfrenta una condena de 175 años de cárcel en los Estados Unidos, denunció los crímenes de guerra cometidos por este país en Irak.

Es curioso que muchos que condenan el terrorismo, la violencia, la guerra, nada dicen del encarcelamiento de Assange y nada dijeron del atentado terrorista que cobró la vida del periodista ruso Tatarski.

¡¡Todas las vidas, deben importar!!

Por Pablo Ruiz

Periodista y parte del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile.


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