Chile all ways surprising. Algunos nos preguntábamos cómo un país cuya Constitución fue impuesta en dictadura, cuya distribución del ingreso es una de las peores del mundo y cuya desprotección laboral es inferior solo a la de la Naturaleza, pudo ingresar a la OCDE. Cómo, un país que dejó a Pinochet morir impune, que aplica una Ley Antiterrorista elaborada en dictadura y que tiene cárceles tercermundistas, obtuvo en el 2008 la primera mayoría latinoamericana para integrar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En razón de nuestro escepticismo hubo quien nos acusó de ser muy críticos y hasta de mal agradecidos. Pertenecer a estos organismos es un honor y rechazar ese honor era estar en contra del país. Un buen amigo escribió una vez que el defecto de las organizaciones internacionales es su inutilidad. Le rebatí sugiriendo que algunas podían ser bastante útiles. Me preguntó cuáles y le dije: la OEA. ¡La OEA! Exclamó. ¡Y claro!: Nos sacó a Insulza de encima. Creí haber ganado pero volvió a la carga con Lagos. A Lagos ni el Club de Madrid nos lo sacó de encima, arguyó. Veamos si ahora Bachelet zanja el tema en la ONU.
Es difícil hablar de los organismos internacionales. Pocos saben qué son o qué hacen y al resto derechamente no le interesa. ¿Por qué todos los países quieren pertenecer a ellos? Fácil, te engalanan. Te dan la ilusión de estar entre los grandes. Eso es todo, o casi. Mira lo que pasa con el Consejo de Seguridad de la ONU: El mejor ejemplo de inutilidad. A pesar, o gracias al Consejo, siguen las masacres en Darfour, Israel sigue ignorando las resoluciones sobre Palestina, por Irak pasó la vieja, Somalia sigue en manos de rufianes, y para qué hablar de Honduras, Sudán o Afganistán. En fin, el Consejo de Seguridad de la ONU ¿De qué sirve? Dímelo tú.
Los que nos llamaron mal agradecidos son de la Concertación. Orgullosos como estaban de hacernos entrar al Club de los países que mejor manejan su economía. En favor de quién la manejan es otro cuento. Chile fue el alumno más aventajado de su clase y entró a la OCDE. ¿No te sientes parte del primer mundo? ¿No respiras mejor? Nos creció el pelo, ¿No encuentras? Lo de los mineros de San José fue un accidente. ¿Cómo pensar que millones de trabajadores chilenos están expuestos a la misma desprotección?
Me siento tan ingrato con Foxley, con Eyzaguirre y con Velasco… El ingreso a la OCDE sacó a Chile del Grupo de los países emergentes, lo alejó de América Latina y lo acercó a Estados Unidos y la Unión Europea. ¿No quisimos siempre cambiarnos de barrio? ¿Mudarnos a Miami?
Bachelet nos dio otro motivo de orgullo: Ahora velamos por los Derechos Humanos en el mundo. Como lo lees. No te estoy tomando el pelo. Y yo que le endosaba a Bachelet la extensa huelga de hambre de los comuneros Mapuche y el asesinato por la espalda del joven estudiante Matías Catrileo… Michelle nos hizo un Museo de la Memoria. ¿Para borrar la Memoria? Al menos la de la ONU.
Piñera dice que votó NO, contra Pinochet. ¿Basta con eso para seguir en el Consejo de los Derechos Humanos? ¿Los esbirros de la dictadura que trabajan con él ya se arrepintieron en la Iglesia? Y si no… ¿A quién le importa?
En mayo del 2011 se renueva la butaca del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y hay que trabajar para mantenernos allí. Si a la OCDE enviamos a los mejores economistas del Banco Central (?), al Consejo de Derechos Humanos debiésemos enviar a Felipe Harboe -subsecretario del Interior de Bachelet-, que le aplicó la Ley Antiterrorista a los Mapuche y fue responsable del asesinato de Matías Catrileo. Secundado, es el caso de decirlo, por el segundón diputado Marcelo Schilling que le cuenta a quien quiere oírle que el país está en deuda con él por su trabajo en la Oficina (sic).
Harboe-Schilling, el dream team para permanecer en el Consejo de los Derechos Humanos. Lo sugiero para que después no digan que soy un mal agradecido…
Por Salvador Muñoz K.
Cientista Político y Presidente del Partido de Izquierda Paiz.
Polítika, octubre 2010
El Ciudadano N°89