Como ignoro su correo, le envío este mensaje por intermedio de dos amigos comunes, dirigentes del Partido de Izquierda (Paiz).
Estas líneas tienen su origen en una cita suya que figura en la página 3 del ejemplar Nº89, de octubre de 2010, del periódico El Ciudadano. En efecto, en la entrevista a “Saif Khan, acusado de terrorismo islámico”, se lee textualmente:
“–El corresponsal en Chile de Telesur, Alejandro Kirk, afirma que Hinzpeter estuvo en Israel tras terminar sus estudios secundarios en Chile, a la misma edad que los jóvenes israelíes hacen su servicio militar, y que Israel tiene un ejército de reserva -las comunidades judías repartidas por el planeta- a quienes considera sus ciudadanos”.
Si efectivamente Usted es el autor del citado párrafo, se justifica el fraternal recado que sigue.
Como Usted es un buen periodista de izquierda –he leído y escuchado por radio algunos de sus escritos- estoy seguro que recuerda que la reacción más siniestra de la humanidad ha utilizado siempre el pretexto de la conspiración judía internacional para dividir y desviar a las masas populares de sus objetivos históricos. Para remontarnos tan sólo al siglo XX, en los Protocolos de los sabios de Sión (redactado por los “intelectuales” de la Ojrana, la policía política del Zar), en Mi lucha de Adolfo Hitler, y en los escritos de los franquistas españoles –tan admirados por un fuerte sector de la derecha chilena- figura la cantinela de la conspiración judaico bolchevique y masónica orientada a conquistar el mundo.
Pertenezco a una corriente del pueblo judío que pensaba que la revolución rusa de octubre de 1917 perseguía la finalidad de construir una sociedad socialista. El socialismo, junto con eliminar la explotación del hombre por el hombre, iba a extirpar las discriminaciones raciales o étnicas y permitir el florecimiento de los aportes culturales y artísticos de cada uno de los pueblos del mundo.
Los judíos somos muy pocos, de ahí que sorprenda, por ejemplo, la numerosa participación de judíos en la revolución rusa, en las brigadas internacionales que lucharon contra el nazifascismo en España; en las listas de desaparecidos, ejecutados, torturados, presos y exiliados por las dictaduras que oprimieron a la Argentina y Chile.
Hace unas semanas, Fidel Castro destacaba ante un periodista estadounidense el hecho de que el pueblo judío haya sido el más perseguido de la historia. No obstante que cada pueblo tiene sus características específicas, en lo demás, el pueblo judío es un pueblo como cualquier otro, sobre todo en Israel. Por consiguiente, entre los judíos hay unos pocos millonarios y millones de proletarios y pequeñoburgueses; hay partidarios de la paz, los derechos humanos y la libre determinación de los pueblos, en particular de palestinos e israelíes, y ultranacionalistas, como el que asesinó a Itzak Rabin; hay grandes intelectuales, artistas y científicos y fanáticos religiosos, etcétera.
Para ser breve, compañero Kirk, el peso de la prueba recae sobre Usted:
¿De dónde sacó “que Israel tiene un ejército de reserva –las comunidades judías repartidas por el planeta- a quienes considera sus ciudadanos”?
Los únicos ciudadanos de Israel son los judíos israelíes y un millón de árabes que, no obstante tener diputados en el Parlamento, profesionales brillantes y algunos poderosos capitalistas, en general sufren una vida muy dura en los territorios ocupados.
“Las comunidades judías repartidas por el planeta”, como Usted las denomina, no tienen ni siquiera la nacionalidad israelí y sus integrantes somos leales y orgullosos ciudadanos de los países donde nacimos. Lo cual no es óbice para que los judíos de izquierda solidaricemos con el legítimo derecho a la existencia del Estado de Israel y el no menos legítimo derecho a la existencia del Estado Palestino.
Lo del “ejército de reserva” de Israel es pura fantasía. Más aún, como periodista especializado en cuestiones internacionales Usted sabe, o debería saber, que en las grandes comunidades judías de los Estados Unidos y Europa occidental se está reforzando cada vez más una tendencia organizada y crítica al gobierno reaccionario de Israel, que no sólo abarca a los sectores de izquierda. En efecto, la estúpida y brutal actuación del gobierno israelí frente a la flotilla en favor del desbloqueo de Gaza y el término de las restricciones a la colonización de los territorios ocupados han provocado grandes protestas en “las comunidades judías repartidas por el planeta”.
Me imagino, compañero Kirk, lo disciplinado y eficaz que sería su fantasmagórico “ejército de reserva” de Israel con los miles de judíos marxistas, comunistas, trotskistas, maoístas, socialistas, socialdemócratas, anarquistas, pacifistas, progresistas y humanistas que integramos “las comunidades judías repartidas por el planeta”.
Como ambos participamos en la difícil tarea de fortalecer la débil y fragmentada izquierda chilena, creo que debemos volver a los principios fundadores de Recabarren y Allende, a discutir pública y fraternalmente nuestras diferencias, desterrar prejuicios y unirnos en torno a elevados fundamentos ideológicos y éticos.
Lo saluda muy cordialmente,
Jorin Pilowsky
Polítika, primera quincena noviembre 2010
El Ciudadano N°90