1. Introducción
Este trabajo tiene por objetivo explicar de manera suscita el papel que juegan los movimientos sociales en configurar la agenda política global en relación a la geopolítica y lo geopolítico en el marco del capitalismo contemporáneo.
La geopolítica es una ciencia/arte que se configuró con el Estado-nación moderno y que tiene sus limitaciones en él, pero que tiene maneras de reconfigurarse a partir de la revitalización de lo geopolítico, es decir, que no existe tal muerte de los Estados nacionales en la órbita capitalista como lo pregonan algunos epígonos del libre mercado (el capitalismo los necesita para continuar reproduciéndose) sino que existe un cambio del papel de los Estados-nacionales para favorecer a las nuevas necesidades del capital financiero transnacional (Petras: 2005) .
Los movimientos sociales se encuentran en boga en la actualidad, y su papel como configuradores de las políticas públicas y de los proyectos políticos es primordial para entender los vaivenes de la política mundial actualmente y de sus implicaciones.
Finalmente, el capitalismo es el modo de producción dominante en la actualidad, y es el principal determinante en toda articulación política, social y económica en el mundo, y cualquier movimiento social y político que pretenda considerarse a sí misma como subversivo, revolucionario o reformista, debe desenvolverse en este contexto.
2. Movimientos Sociales, de la geopolítica a lo geopolítico
El debate sobre los movimientos sociales, sobre su devenir o sobre su quehacer diario se explicita en diversos debates teóricos y políticos, y al mismo tiempo se reconfigura a medida que la sociedad se va acomodando a las diversas contingencias históricas que se suceden. Existen cuatro teorías que podríamos mencionar sobre los movimientos sociales, tres de ellas con una raigambre estadounidense y son: La perspectiva del comportamiento colectivo, la de movilización de recursos y la del proceso político o de oportunidades políticas. (Córdova: 2004), por el otro lado tenemos una teoría de origen europeo que se denomina: los nuevos movimientos sociales que es desarrollado en su mayor porcentaje por Alberto Melucci, y será el enfoque que será utilizado en el presente ensayo.
La teoría de los nuevos movimientos sociales, a diferencia de las otras tres, tiene por objetivo el explicar cuestiones más profundas que van relacionadas más con el porqué de los nuevos movimientos sociales, es decir, que pregona una búsqueda del nacimiento de éstos y, asimismo, del cuál es el objetivo de su accionar y no cómo es su accionar. Algunas características de estos nuevos movimientos sociales son: No guardan relación con la posición fija de los participantes en la estructura social, es decir, que a diferencia de un sindicato de obreros de principios del siglo XX, la pertenencia a uno de estos movimientos no está determinado faltamente o en última instancia por su condición socio-económica del sujeto, en segundo lugar sus características ideológicas mantienen cierto contraste con los movimientos de la clase obrera, es decir, que tienen como elemento unificador a la ideología de su acción en términos marxistas, en tercer lugar estos movimientos sociales involucran preceptos de identidad entre miembros del mismo movimiento, cuarto, se disuelve la relación entre el individuo atomizado y el colectivo de pertenencia, quinto este tipo de movimientos, en su generalidad, utiliza mecanismos de movilización y de resistencia radicales, en muestra clara de su herencia de los movimientos obreros radicales del siglo XIX y XX, y finalmente a diferencia de lo centralizado de un sindicato o de un partido de izquierda de índole leninista, estos movimientos son segmentados y descentralizados. (Córdova: 2004)
En palabras de Alberto Melucci: “Los conflictos (sociales de estos movimientos) no se expresan principalmente a través de una acción dirigida a obtener resultados en el sistema político, sino que representan un desafío a los lenguajes y códigos culturales que permiten organizar la información”. Esto quiere decir, que los movimientos sociales no pregonan una búsqueda estratégica –en términos leninistas- de obtener el poder del Estado, o que buscan la construcción de grandes objetivos políticos y sociales teleológicos o de construcción de sociedades estructuralmente diferentes, sino que tratan de re-configurar la vida social y política incorporando a la red de significantes y a los valores políticos y éticos aceptados históricamente en una sociedad, otros nuevos que vendrían a reformar la agenda política vigente. En pocas palabras estos movimientos sociales pugnan el sentido cotidiano de las cosas.
Otros conceptos que vienen a complementar este enfoque y que son necesario es la planetarización del sistema capitalista post-industrial. La circulación de las mercancías y de la información actualmente ha tenido un vertiginoso boom con las TICs y también con la transnacionalización del capital financiero hasta los últimos rincones del mundo, razón por la cual los problemas que aquejaban, en otrora, al Estado-nación tradicional y a las economía capitalistas han sido disueltas y convertidas en problemas mundiales, imposibles de ser centralizados, pero que al mismo tiempo, son los mismos en casi todo el mundo
{destacado-1}La disolución paulatina del sentido de pertenencia hacia un Estado-nación, viene a ser suplantada por la búsqueda de alguna identidad planetaria que re-incorpore al sujeto hacia un beneplácito identitario y de solvencia existencial eximida por la paulatina eliminación del Estado-nación en términos tradicionales.
Es aquí donde se llega a la dicotomía entre la geopolítica y lo geopolítico. El autor David Slater propone la utilización del concepto de lo geopolítico para hacer énfasis en que las luchas políticas actuales disputan los espacios geográficos pero no como los Estados nacionales, sino que parten de la misma sociedad civil. Desarrollemos esta idea.
En referencia al concepto de lo geopolítico, se debe entender que se entiende sobre lo político en términos de Carl Schmitt: “Es raro encontrar una definición clara de lo político. En general, la palabra se utiliza sólo negativamente, en oposición a otros conceptos diversos, (…) Casi siempre lo «político» suele equipararse de un modo u otro con lo «estatal», o al menos se lo suele referir al Estado. Con ello el Estado se muestra como algo Político, pero a su vez lo político se muestra como algo estatal, y éste es un círculo vicioso que obviamente no puede satisfacer a nadie”. (Schmitt: 2009). Nuestro autor expone algo que es de suma importancia para entender el concepto de lo geopolítico, y es la imposibilidad de definir lo político sino es a partir de negatividades, es decir, en correspondencia con la política y con el Estado, empero, es menester desarrollar este concepto tocando la relación entre lo general y lo particular.
Para continuar con esta exposición veamos el concepto de lo político en palabras de Chantal Mouffe: “(…) Lo político como la dimensión de antagonismo que considero constitutiva de las sociedades humanas, mientras que entiendo a “la política” como el conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se crea un determinado orden, organizando la coexistencia humana en el contexto de la conflictividad derivada de lo político”. (Mouffe: 1999). De esta manera nuestra autora demuestra una lógica casi causal entre lo político como el origen del conflicto social, como la huella en términos derrideanos, que permite constituir el consenso social y político que crea la estabilidad ulterior en las instituciones organizadoras de la sociedad.
Schmitt dice que la dicotomía fatal entre amigo/enemigo es el espacio donde lo político se hace real y se realiza, este antagonismo es lo que crea lo que después podría denominarse como la política institucionalizada y que desemboca como estabilidad sólo cuando lo particular natural de lo político se hace general en la institución moderna por antonomasia: El Estado.
{destacado-2}Esta dicotomía entre lo político y la política, es lo que configura lo que se denomina como la geopolítica y lo geopolítico. La acepción clásica del alemán Friedrich Ratzel dice que los Estados tienen mucha relación con varios organismos vivientes, y como tales están sujetos a múltiples cambios y contingencias, pero, también, como organismo vivientes también nacen y mueren, y por qué no decirlo también se reproducen, lo que quiere decir que cualquier Estado-nación so pretexto de su condición de ser viviente tiene por thelos la reproducción de sus fronteras y con ello la eliminación de sus vecinos, o en su defecto su subordinación. Esta definición dio como desemboque la creación de la teoría del espacio vital de los Estados, y es lo que se conoce como geopolítica en la actualidad.
Lo geopolítico según David Slater, llegaría a ser esa dimensión espacial de confrontación donde los movimientos sociales se enfrentan contra un orden secular establecido sin pensar en las delimitaciones territoriales por los Estado-nación moderno, es decir, que puede actuar de manera particular (como en lo político) pero buscan alterar un orden general que es impuesto y condicionado por la geopolítica. Lo político radicaba en el antagonismo originario entre amigo/enemigo, lo geopolítico no está exento de ello, pero se lo ve en términos territoriales, es decir, que la pugna entre un antagonismo originario ya no es inter-nacional como en la geopolítica, sino trans-nacional, es decir, que llega a diversos países con sus particularidades pero que va configurando las necesidades de la sociedad civil, y por ende, tiene por objetivo ciertas reformas institucionales en el campo del mismo Estado-nación y de otras entidades supra-estatales, como la ONU o la OMS.
Movimientos Sociales y capitalismo
Los movimientos sociales son por naturaleza subversivos, pregonan demandas insatisfechas por la economía de libre mercado rampante en todo el mundo y toda la sociedad occidental moderna, asimismo su naturaleza sigue una línea que asciende de las quejas esporádicas y particulares, a la sistematización de sus formas de protesta, hasta su posible institucionalización dentro de las esferas estatales, se convierten en mediadores de los designios del Estado pero, en muchos casos, no pierden su potencial transformador o reformista.
Movimientos como los ecologistas o feministas, son la clara expresión de una institucionalización de sus demandas, de un relación directa y mediadora con el Estado, y de su trans-nacionalización, además de mantener una formación organizada en redes que evita la centralización de las demandas, o el control férreo de las demandas por un grupo cerrado de miembros.
El capitalismo es un sistema que puede convivir con las diferencias de cualquier índole, siempre y cuando funcionen para con el mercado. Muchos movimientos sociales que comenzaron como antípodas de la lógica mercantil, encontraron en el capitalismo y en la democracia constitucional burguesa, espacios de esparcimiento y un lugar donde sus demandas fueron satisfechas. Asimismo, la institucionalización de movimientos sociales como los colectivos por los derechos civiles de los grupos LGTB, son la clara demostración de movimientos sociales que se estabilizaron y encontraron un espacio en el Estado capitalista y refuncionalizaron sus demandas.
Esta contradicción entre movimientos sociales que comienzan adversos al sistema pero que son absorbidos por él, es una expresión de las limitaciones históricas de dichos movimientos y, también, del potencial camaleónico del capitalismo contemporáneo.
Conclusión
A manera de concluir este breve escrito, podríamos resaltar la articulación de un nuevo concepto que viene a explicar los cambios subterráneos que suceden en la actualidad en el mundo, como es lo de lo geopolítico, y también demostrar que los movimientos sociales de diversa índole son ahora los condicionantes de los nuevos cambios geopolíticos en el capitalismo actual, además de expresar que estos cambios continúan reproduciéndose bajo la órbita capitalista, y no pregonan un cambio estructural de la sociedad como los movimientos políticos obreros y de los siglos XIX y XX. Una tarea pendiente para estos movimientos sociales.
Bibliografía
• Alberto Melucci. (1994) ¿Qué hay de nuevo en los «nuevos movimientos sociales»?. Madrid España: CIS.
• Carl Schmitt. (2009). El concepto de lo político. Madrid España: Alianza Editorial.
• Chantal Mouffe. (1999). El retorno de lo político. Buenos Aires Argentina: Paidós.
• Eduardo Córdova. (2010). Los caminos del cambio. Transformaciones en el sistema político boliviano. La Paz Bolivia: PIEB.
• James Petras. (2002). El imperialismo en el siglo XXI: la globalización desenmascarada. Buenos Aires Argentina: Paidós.
• J. Craig Jenkins. (1994) La teoría de la movilización de recursos y el estudio de los movimientos sociales. Zona Abierta.