Mujeres, mujeres y más mujeres. Durante el último tiempo el feminismo ha sido un tema bastante citado: mujeres en la casa, en la calle, en locales comerciales, mujeres en las autopistas, en hospitales, juzgados, fuerzas armadas, diarios, revistas y aviones; en un billete de $5.000 y hace un mes también hay una en La Moneda
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El sexo femenino ha ido adoptando poco a poco la importancia que merece al formar parte de la cadena humana y ser el pilar fundamental de la existencia del “Hombre”.
Por otro lado, entre trabajo y familia existe una estrecha cabida para mirarse a sí mismas, lo que puede desencadenar problemas altamente perjudiciales para la salud de estas verdaderas “hijas de la naturaleza”. Su capacidad supera con creces a la de un hombre si es tomada desde el punto de vista biológico, porque son ellas quienes procrean a las generaciones venideras. Ahora, la verdad de las “super-woman” está en riesgo. Las mujeres están muriendo del corazón.
Las “chicas superpoderosas” de la actualidad, tienen prácticamente todo el mundo a su alcance pero no toman en cuenta que el estrés sostenido daña las arterias. Las mujeres están permanentemente sometidas a un estado de hiper alerta, con mayor frecuencia cardiaca y arterias apretadas, para responder en todo minuto al trabajo, al teléfono, a millones de cosas.
El corazón de las mujeres es sensible muchas veces ante una película de amor, una foto del pasado, roces familiares entre otros; en tanto otros factores como el tabaco, la mala alimentación, la herencia genética, la edad, y una de las cosas más importantes hoy en día, la gran carga laboral gatillan a fondo en el momento de un infarto al corazón.
No todo es color de rosa, no todo es un vestido hermoso: los mejores corazones están bajo las mujeres (sólo falta cuidarlos un poco).
Catalina Osses