Precisamente el día en que el próximo Gobierno que sucede a la llamada “Nueva Mayoría”, anuncia los nombres de los nuevos Ministros que asumirán el 11 de Marzo próximo, la prensa informa acerca de un hecho que ha conmocionado al País: “fallece” el laureado poeta Nicanor Parra…
Y de inmediato, rectifico: ¡Nicanor no ha muerto! Y permanecerá tan vivo como un Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y todos aquéllos que pasaron a la Eternidad, según la sabia expresión de Goethe:
“La inmortalidad consiste, en ser amado -o admirado- por mucha gente ignorada”.
Parra sembró sus versos en el Alma del pueblo chileno que él también supo amar y admirar, en cuanto bebió de sus aguas y supo expresarlo en su propia obra poética.
Y atendida la necesaria brevedad de este artículo, centralizaré mis palabras en un rasgo importantísimo de su pensamiento y conducta. Este se expresa a cabalidad en una frase tan fina de ingenio como aquélla que tal vez hoy, ningún chileno ignora:
“La Izquierda y la Derecha unidas, jamás serán vencidas”
Es benéfico para Chile, hoy más que nunca, saber captar genuinamente, qué quiso decir más allá de las palabras, rasgo distintivo de un gran poeta. Por eso mismo, son ellos los que más se identifican con los filósofos: es decir, con el pensamiento profundo que, por sobre todo, es propio de aquéllos que buscan la verdad más al fondo que la propia ciencia. Como bien lo sintetizara Karl Jaspers.
Esa frase tan celebrizada, también conocida y repetida muchas veces por los chilenos, podría o debería asociarse con uno de sus más célebres poemas:
“Los Vicios del Mundo Moderno”.
Justamente, porque de ella cabe captar la sutil y punzante ironía: él sabía muy bien sobre la malicia de nuestros políticos criollos. Lo que hoy, ya nadie ignora, gracias a valientes y honestos periodistas que han destapado casos de corrupción como: Penta, Soquimich y tantos más. En la época que lo dijo muy pocos sabían acerca de este lastre nacional. Yo mismo, a los 16 años y en cuanto Presidente del Gobierno Estudiantil del Instituto Nacional, le envié al ilustre periodista Luis Hernández Parker, una carta muy crítica acerca de nuestro sistema educacional, que aún hoy punza y coletea. Y, ante mi sorpresa -pues yo era “nadie”…- la leyó en su difundido programa político, agregando: “ha nacido un nuevo Quijote en la política chilena”.
Es más: Nicanor estaba ya denunciando la acción política realizada por debajo de la mesa, a espaldas de los chilenos, que recién últimamente, comienzan a despertar. Y, ciertamente, los propios políticos que la repetían, le daban otro carácter más bien jocoso, pero hoy ya no podrían escapar a su verdadero sentido.
Enriquecía y fortalecía su carácter de un “auténtico chileno y patriota”, con otro rasgo menos conocido por el País: su honesta y sentida preocupación por la Ecología. Y éste, es un tema verdaderamente central de su vasta cultura y reconocida vocación ciudadana. Bien pudiera informársele al Sr. Trump, quien niega el cambio climático, aún cuando arrecian los desastres ecológicos en su propio País.
Recordaré otro episodio vivido con él, cuando regresé a Chile de Brasil y Bolivia después de 11 años “ausente”. En ambos países, fui electo por amplia mayoría y en mi condición de “Independiente” (real) como Presidente de “Chile Democrático”, y luego al regresar en 1988, esos chilenos me proclamaron Candidato Presidencial Independiente, si bien yo postulé a Felipe Herrera, quien estuvo impedido por una grave operación y me propuso a mi. Entre las personalidades con que me reuní, su apoyo constituiría un gran aporte. Antes de partir de mi Tierra, éramos vecinos a dos o tres cuadras, en La Reina alta, donde a mi regreso lo visité. Mi padre -Mario Osses Sáenz- crítico literario y Amigo suyo, me lo sugirió… Como era su estilo, me recibió con calidez y aprecio. Conversamos hasta el anochecer y alojé en su casa para seguir conversando al día siguiente. El diálogo, entre otros, pero principalmente fue en torno a la Ecología. Revisamos sus libros, de los cuales me regaló varios. Sabía de memoria una larga “definición” del concepto, emanada de un Acuerdo Internacional. Me sorprendió. Y le dije “muy completa” esa alocución, pero entiendo que no es propiamente una definición, la que debe constar de un género próximo y una diferencia específica, como lo estudiamos con mi padre: y se la dí a conocer:
“La Ecología, es la disciplina del equilibrio entre el hombre y su medio bio-psico-social”.
De inmediato, tomó un lápiz y papel para anotarlo. Diciéndome luego: tienes razón. Agregando después: cuentas con todo mi apoyo para tu “Campaña”. Chile necesita políticos cultos. Lástima que no llegué al final por falta de recursos económicos, pero apoyé a Fernando Monckeberg, juntando alrededor de 52.000 firmas -según recuerdo-. Pero también él debió retirarse porque le objetaron más del 5% de ellas…
El año 1992, concurrí a Río de Janeiro a un Congreso Internacional -Cumbre de la Tierra-, donde esa misma definición de Ecología fue aprobada por unanimidad.
La última vez que lo visité -en su casa borde mar-, percibí el cambio por efecto de las “nieves del tiempo”. En un momento, me preguntó: “¿Oye, tú eres Mario padre o Mario hijo?”. Le contesté de inmediato: “no te preocupes, yo soy los dos” y nos reímos de buena gana. Luego agregó: “Mira, lo más importante es que hablemos de la Cecilia Bolocco”…
Por lo cual le consulté a Felipe Izquierdo, amigo de ella. Y me replicó: excelente, a ella le encantaría conocerlo… Entonces llamé a su casa -creo que me atendió Colombina- y a través de ella me respondió: “vengan el día que quieras…”
Nicanor, tú también has sembrado en mi alma las semillas del Amor por la vida y los Demás. Ojalá los chilenos todos, así también lo sientan y de ese modo, cambiaremos para mejor nuestra propia historia patria.
Mario Osses Quirós
Abogado- Cientista Político