Ninguna portada para Julia Chuñil. Ah, pero si fuera un exmilitar venezolano…

"La desaparición de Julia Chuñil es de máxima gravedad para el Estado de Chile, no solo porque se trata de una mujer mapuche en riesgo, sino que constata la persecución en territorio nacional contra quienes defienden la tierra de la depredación empresarial".

Ninguna portada para Julia Chuñil. Ah, pero si fuera un exmilitar venezolano…

Autor: El Ciudadano

POR JEAN FLORES QUINTANA, POLITÓLOGO

El viernes 8 de noviembre de 2024, hace casi 3 meses, fue vista por última vez Julia Chuñil Catricura, defensora ambiental mapuche de 72 años, cuando salió de su hogar en busca de animales perdidos. La líder de la comunidad Putreguel (Máfil, región de Los Ríos) permanece desaparecida, tras haber sido víctima durante años de acoso y amenazas por un empresario forestal.


Desde entonces, y hasta hoy, ninguna portada de La Tercera o El Mercurio ha informado de este hecho. Los principales medios de comunicación -que construyen la agenda mediática- por un lado, invisibilizan la desaparición forzada de Chuñil y, por el otro, siguen dando plena cobertura a cada detalle del caso Ojeda.

La muerte del exmilitar venezolano opositor al gobierno de Nicolás Maduro ha sido utilizada por la derecha política y mediática para atacar al gobierno, la coalición que lo sustenta y, de paso, llevar las relaciones políticas con Caracas a su punto más tenso. Las miles de notas y portadas -con todas las hipótesis y encuadres-, todas las semanas del último año, escalaron hasta el quiebre de las relaciones
diplomáticas. La lógica del “todos contra Venezuela” aglutinó al conjunto del sistema político y judicial en su momento de mayor descrédito tras las filtraciones que comprueban corrupción sistemática.

La desaparición de Julia Chuñil es de máxima gravedad para el Estado de Chile, no solo porque se trata de una mujer mapuche en riesgo, sino que constata la persecución en territorio nacional contra quienes defienden la tierra de la depredación empresarial.

América Latina es la región más peligrosa del planeta para los activistas ambientales y defensores de derechos humanos; corrobora esto un estudio de la ONG Global Witness (2024), quienes investigan los vínculos entre la corrupción y los recursos naturales. Desde 2012 miden los conflictos a nivel mundial, y desde entonces surgen un par de datos altamente preocupantes. En primer lugar, nuestro subcontinente concentra la mayor cantidad de asesinatos contra líderes ambientales; solo en 2024 se concentró el 85% del total global (194 casos). Ambas cifras son tendencias en la medición, tanto la cantidad de muertes como la abrumadora concentración en la región. El otro dato desolador es que, entre 2010 y 2024, se registraron más de 500 atentados contra mujeres indígenas. La gama de las violencias incluye acoso judicial, amenazas, estigmatización, criminalización, violencia sexual y asesinato.

En pleno 2025, cual si estuviéramos en tiempos de la conquista española, se sigue persiguiendo, acosando y matando a mujeres mapuche que levantan la voz en defensa de la ñuke mapu. Para saber quiénes son los responsables de las muertes de Nicolasa Quintreman y Macarena Valdés, basta ver a qué empresas estaban dando batalla. Ni Nicolasa cayó accidentalmente al lago artificial Ralco, ni Macarena decidió colgarse de una viga en plena crianza. Ambas mujeres mapuche fueron asesinadas por interponerse a la codicia empresarial. A Julia Chuñil Catricura, viva la queremos.

Antes de que Julia Chuñil desapareciera, o la desaparecieran”, fue víctima de acoso y hostigamiento por el empresario forestal Juan Carlos Morstadt Anwandter. El conflicto inició en 2018 cuando quedó sin efecto un acuerdo de compraventa entre la Conadi y el empresario; se trataba del predio aledaño a la comunidad indígena presidida por Chuñil.

Sobre esto, Pablo San Martín Chuñil, hijo de Julia, ha hecho dos declaraciones claves:

“Él (haciendo referencia al empresario forestal) le ofreció plata a los vecinos para que le cortaran el camino por donde ella transitaba, y se lo cortaron”.

“Mi mamá siempre decía, si me pasa algo, ustedes ya saben quién fue”.

Julia Chuñil, con su fuerza y valor, nos recuerda el racismo, clasismo y machismo con que los poderosos controlan el país. Una vez más queda comprobado que a los medios hegemónicos no les interesa ni la verdad ni la justicia; sólo les moviliza defender los intereses de la clase patronal y la burguesía financiera, por ello criminalizan la lucha mapuche y a quienes defienden la soberanía nacional.


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