No escasean…

No escasean

No escasean…

Autor: Wari

No escasean. Nos estamos llenando de una especie en vías de reproducción pandémica: El tránsfuga.

Nuestro ejemplo: un político italiano cuya carrera contribuye a explicar el poder de un mafioso como Silvio Berlusconi. Massimo D’Alema -hijo del dirigente comunista italiano Giuseppe D’Alema-, fue secretario de la Juventud Comunista italiana en los años 1970. Luego fue dirigente del Partido Comunista italiano, el más poderoso partido comunista de occidente, y director del diario L’ Unità, su órgano oficial.

Su adversario era el Partido Democratacristiano italiano, a su vez el más poderoso partido democratacristiano de occidente, que vivió 50 años en el poder (1944-1994). Los comunistas italianos se alejaron tempranamente de la ortodoxia soviética, inventando primero el “eurocomunismo”, una suerte de comunismo descafeinado, y luego una estrategia genial para llegar al gobierno: El “compromesso storico”, alianza de los eurocomunistas y los democratacristianos italianos.

Aparte de alimentar el extremismo de un par de iluminados, el compromiso histórico no sirvió de nada: El PCI nunca llegó al poder. Por el contrario, se disolvió en una nube evanescente y desapareció, no sin antes cambiarse el nombre por el más afable de Partido Democrático de Izquierda del cual Massimo D’Alema fue dirigente. (Dicho sea de paso, también desapareció la DC…).

Luego, Massimo se fue con la escisión de los Demócratas de Izquierda (DS). A fuerza de migrar hacia la derecha, D’Alema llegó al poder en 1998, pero en brazos del Olivo, una coalición de centro. Cuando desapareció el Olivo, se fundó el Partido Democrático con Massimo D’Alema a bordo.

En estos días aciagos, en los que la socialdemocracia europea busca un rumbo esquivo, Massimo D’Alema disiente hasta de los socialdemócratas alemanes que por boca de Ernst Hillebrandt, director de la fundación Friedrich Ebert, declaran que “El modelo socialista europeo no existe”, que “Es una utopía que hay que realizar”. Utopía, utopía, tú te dices que Massimo D’Alema protesta por el contenido etimológico de una palabra que significa, literalmente “un lugar que no existe”. No.

Massimo desea enterrar hasta la palabra “socialismo”. D’Alema piensa que “El socialismo democrático es un fenómeno europeo que prácticamente no ha salido de las fronteras de Europa” y que “es la expresión política de un continente que pierde peso y centralidad”. La nada misma. Massimo propone eliminar la palabra “socialismo” porque es inutilizable en los Estados Unidos como en los países emergentes.

Se ve que el ex comunista, ex PDS, ex DS, ex Olivo, actual PD, tiene émulos en Chile. Tránsfugas, digo, que no escasean. Y sus volteretas contribuyen a explicar el poder del que goza el organizador oficial de partouzes de Italia, el inenarrable Silvio Berlusconi.

Por Luis Casado

Polítika, febrero 2011

El Ciudadano Nº96


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