No es normal que en más de un mes (entre el 1 de junio y el 3 de julio) hayan asesinado a 19 líderes sociales en este país y tampoco es normal que millones de colombianos continúen por ahí sin ni siquiera saberlo o sorprenderse por saberlo. ¿Culpa de quién? ¿A quiénes señalamos por los asesinatos y a quiénes condenamos por el silencio? los usuarios de las redes sociales indignados no paran de postear con cruentas imágenes de los asesinados que el fútbol nos encegueció como sociedad, otros cantaron los goles y al tiempo de la derrota del equipo nacional en Rusia no pararon sus estados de tristeza equiparándolos con el dolor de los lideres asesinados.
Los asesinatos sistemáticos no empezaron con el mundial de fútbol, se vienen presentando hace años, siempre nos toca ponerles periodos, georreferenciarlos con algún acontecimiento, pero paradójicamente el antecedente de este luctuoso mes es la firma de Acuerdo de “paz” pactado por la guerrilla más vieja del continente y el gobierno Santos. Desde el año 2016 no paramos de contar los muertos a diario, de alertar de miles maneras al gobierno nacional y a sus instituciones que si no se demostraba voluntad para evitar más muertes de líderes sociales este flagelo se agudizaría y al día de hoy (4 de julio) son más de 300 los asesinados.
Al revisar detalladamente el cubrimiento diario de los medios de comunicación sobre los asesinatos selectivos indigna y entristece los pocos minutos y las maneras como los periodistas emiten la noticia, no se les ve en ninguna mueca la rabia y la impotencia que expresaban cuando hablaban de la dictadura en Venezuela, no alertan a esa masa de autómatas que los escuchan, que les creen todo, que este país mata a sus campesinos, a sus jóvenes y mujeres, que se está asesinando a quienes pacíficamente defienden sus tierras y sus derechos o lo que es peor, que en Colombia se amenaza y se asesina a quienes participaron en campañas electorales diferentes a las del candidato ganador.
Para hacer cubrimiento de lo que les conviene a los medios, hacen trasladado de equipos periodísticos, entrevistan vía llamadas telefónicas a los directos afectados, durante las noticias de la mañana, medio día y noche martillan en los cerebros los hechos, acuden morbosamente a historias y personajes para “sensibilizar” a los televidentes y radioescuchas, dedican primeras planas de los periódicos con imágenes impactantes, así meten miedos y chips como el de la “ideología de género” y “nos vamos a volver como Venezuela”.
Entonces es ahí donde no entiendo ¿por qué de manera igualitaria no tratan un tema tan grave como los asesinatos selectivos de líderes sociales, lo que está sucediendo en el país y la gravedad de la reconfiguración de la guerra? Y planteo esto no para generar odios en los colombianos sino solidaridad, reclamos de justicia a nuestros gobernantes o al menos que se le hagan exigencias, así como se las hacen a Pékerman o a cualquier jugador de fútbol. Ni un solo medio de comunicación habló sobre quién era Felicinda Santamaría, no se trasladaron equipos periodísticos para entrevistar a vecinos o a sus familiares, tampoco la radio llamó ni se habló sobre su labor comunal en el barrio Virgen del Carmen del Chocó, ningún medio nacional ha documentado un solo caso de los líderes que han sido asesinados, solo reportan números, ni una sola historia de vida, o algo que reivindiqué lo que realizaban hombres y mujeres; líderes comunales, indígenas, campesinos que ayudaban a sus comunidades y a su gente y ahora en medio de la muerte queda solo la desolación y la indiferencia.
Por lo anterior, mi reclamo no es al fútbol, es al gobierno nacional (al que se va y al que llega) y a los medios de comunicación porque lastimosamente estos últimos “educan” más que la escuela, ellos han ganado, su triunfo es la normalización de la muerte, el regreso de la guerra, el odio a quien piensa diferente, a las mujeres a los jóvenes a los gays, etc.
Nunca la historia que nos cuentan a diario estos medios es la nuestra, ese relato único nos somete al pasado y abre de nuevo el capítulo del conflicto interno Colombia Vs Colombia. La pulsación que me lleva a escribir esto nos es de rabia sino de una tristeza honda por la muerte, pero también por la naturalidad con la que los colombianos asumimos esas muertes, me pregunto si de verdad es que no le interesa a la sociedad o si los medios de comunicación han impuesto una matriz de opinión para que eso no importe y continuemos con la vida como si solo hubiera pasado la derrota del fútbol cuando a lo que asistimos es a la derrota de la vida y la esperanza.
4 de julio de 2018
Piedad Córdoba Ruíz