Se han cumplido 50 años de Ocupación colonial en Palestina y el gobierno israelí, lejos de pensar en una solución, impulsa deliberadamente una campaña para “normalizar” la colonización de Palestina. La negación sistemática de los derechos esenciales del Pueblo Palestino hoy se “normaliza” a través del uso de una serie de estrategias, que incluyen el turismo y la arqueología.
Bajo el argumento de que el territorio “se encuentra en disputa”, Israel ha impulsado una serie de políticas para segregar a la población palestina en un archipiélago de “bantustanes”, usando ilegalmente su tierra y recursos naturales para la expansión de sus colonias, y para eventualmente mover a población israelí a Territorio Ocupado.
Sin embargo, el estatus legal del territorio invadido por Israel en 1967 – incluido Jerusalén Oriental – es de Territorio Ocupado, condición ratificada en diciembre de 2016 por el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 2334. Ningún análisis serio en derecho internacional cuestiona esa realidad, desde la Corte Internacional de Justicia hasta la Cruz Roja Internacional.
Además, bajo la Cuarta Convención de Ginebra y el Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional, la colonización de un Territorio Ocupado es Crimen de Guerra. Y esta ha sido la política sistemática de Israel desde 1967 hasta la actualidad, con más de 650,000 colonos israelíes habitando ilegalmente el Territorio Ocupado de Palestina.
En este contexto, la diplomacia israelí hace constantes esfuerzos para “normalizar” la Ocupación a nivel internacional. Ejemplo claro es lo que ocurrió en Chile, donde recientemente se llevó a cabo una semana de actividades para celebrar la ilegal anexión israelí de Jerusalén Oriental (nuevamente, Territorio Ocupado).
La actividad contó con la participación de la “Autoridad de Antigüedades” de Israel, la principal entidad gubernamental israelí involucrada en las violaciones que ese país comete en sitios arqueológicos ubicados en Territorio Palestino Ocupado. El profesor Rafi Greenberg, de la Universidad de Tel Aviv, ha dejado en claro que “Israel ha usado la arqueología como una de sus armas sobre el terreno para expandir la presencia judía en Jerusalén”, refiriéndose a su parte ocupada.
El territorio que Israel ocupa desde 1967 tiene alrededor de 7.000 valiosos sitios arqueológicos, a los cuales impiden el acceso del Ministerio Palestino de Turismo y Antigüedades en más de la mitad de ellos. De hecho, aproximadamente 200 sitios arqueológicos se encuentran dentro de colonias ilegales israelíes y centenares han sido dañados por la construcción del Muro ilegal de Anexión israelí, construido en un 88% en tierra palestina y no en la frontera internacionalmente reconocida de 1967, dividiendo a palestinos de palestinos para el beneficio del proyecto colonizador.
Una cantidad inconmensurable de objetos arqueológicos han sido robados desde Palestina. La “Autoridad de Antigüedades” Israelí se ha visto involucrada en la apropiación y traslado de reliquias arqueológicas ubicadas en Territorio Ocupado hacia Israel. Ello es ilegal. De hecho, bajo el derecho internacional, Israel -la potencia ocupante- no tiene la facultad de llevar a cabo excavaciones en Territorio Ocupado, incluso trabajos de rehabilitación. En ese caso, se permite siempre y cuando sean casos de emergencia, y lo que establecen las normas internacionales es hacerlo en coordinación con el gobierno palestino, algo que regularmente no cumplen.
Cuando a fines del 2016 Emek Shavek, la organización de arqueólogos israelíes que están contra de la politización de la actividad llevada a cabo por el gobierno israelí, pidió formalmente las listas de arqueólogos involucrados en excavaciones en Territorio Ocupado, la respuesta de la “Autoridad de Antigüedades” Israelí fue que ello podría llevar a un “boicot” de sus actividades a nivel internacional. Como diría la organización de derechos humanos israelí Yesh Din “es una admisión de que el estado (de Israel) sabe que sus manos no están limpias, y por ende debe encubrir sus actividades arqueológicas en Cisjordania.”
Bajo el derecho internacional, Israel, en su calidad de potencia ocupante, solo debería encargarse de asegurar que el patrimonio natural y cultural de Palestina sea protegido, no excavado ni robado. Pero para Israel, la arqueología en Territorio Ocupado va mucho más allá que eso: es un arma para justificar la colonización, “normalizando” la negación sistemática de los derechos inalienables del Pueblo Palestino.
Al conmemorarse 50 años de Ocupación, Palestina oficialmente endorsa la posición internacional que llama al fin de la ocupación para lograr la solución de dos-estados sobre la frontera de 1967. Ello, conocido en Palestina como el “compromiso histórico”, se traduce en aceptar un estado sobre el equivalente al 22% de la Palestina histórica.
Otros, convencidos de que las colonias han eliminado esa opción, llaman a una solución de un solo estado secular y democrático para todos. Los palestinos en general están dispuestos a aceptar cualquiera de esas dos opciones. Pero Israel rechaza ambas.
El grave problema es que una cultura de impunidad sin precedentes permite que el gobierno israelí pueda imponer una tercera “opción”: Normalizar la realidad actual de un solo estado, donde los judío-israelíes tienen un sistema de privilegios y los palestinos -cristianos y musulmanes- viven bajo un sistema de Ocupación. En palabras simples esto se conoce como Apartheid. ¿Cómo puede justificarse esto en pleno siglo XXI? Hay quienes les resulta más cómodo hablar de arqueología.
Xavier Abu Eid es politólogo y magister en diplomacia. Ha sido asesor del equipo negociador palestino desde 2008, año en que se incorporó al Departamento de Asuntos de las Negociaciones de la OLP. Ha trabajado en todos los procesos de negociación con Israel desde Annapolis (2008), así como también ha formado parte de las iniciativas diplomáticas para el reconocimiento del Estado de Palestina y su admisión en la ONU.
Normalizando 50 años de Ocupación de Palestina a través de la Arqueología
Se han cumplido 50 años de Ocupación colonial en Palestina y el gobierno israelí, lejos de pensar en una solución, impulsa deliberadamente una campaña para “normalizar” la colonización de Palestina